En el mensaje del 21 de Mayo el presidente Piñera dio a conocer la creación de la Agencia Nacional de Emergencia, como reestructuración de la actual Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI). No obstante, el presidente no detalló las diferencias de esta nueva institución, y sólo mencionó características que la misma ONEMI ha descrito como suyas en los últimos años. En definitiva, los cambios que el gobierno pretende impulsar para mejorar ONEMI no son claros.
Respecto de la emergencia desarrollada a raíz del terremoto del 27 de Febrero, es necesario mencionar que varias de las deficiencias en la reacción y coordinación del gobierno, canalizadas a través de la ONEMI, también fueron observadas durante la crisis sísmica de Aysén en 2007 y debido a la erupción del volcán Chaitén en 2008.
En la actualidad, el análisis científico-técnico que requiere ONEMI es realizado en conjunto por académicos e investigadores de universidades, el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), entre otros. Debido a que ONEMI no cuenta con un grupo de expertos propio, la comunicación y coordinación entre ONEMI y estos expertos está destinada a ser deficiente. Esto tiene severas consecuencias en la capacidad de análisis de lo sucedido y en la comunicación de la información a las autoridades y población en general.
Un ejemplo: Producto de la crisis sísmica en la región de Aysén a principios de 2007, varios (quizás demasiados) sismólogos y geólogos, interactuaron con ONEMI para interpretar y analizar las posibles consecuencias. Algunos explicaron que el fenómeno estaba relacionado con la formación de un volcán submarino- el cual, por cierto, nunca apareció. También se analizaba la posibilidad de que la magnitud y frecuencia de los sismos comenzara a disminuir con el tiempo. Otros alertaban sobre el peligro potencial de los derrumbes en los cerros de la región afectada. Sin embargo, uno de los expertos y miembro del comité científico-técnico de ONEMI, quien realizaba estudios en la zona, dice explícitamente a un canal de televisión que no existe la posibilidad de maremoto. Y la directora de ONEMI de ese entonces también dijo que ¨…no existe probabilidad de que esto derive en una cosa mayor.¨ Es evidente que en esta ocasión no existió cooperación y entendimiento expedito entre científicos y ONEMI. El manejo comunicacional de ONEMI, incluyendo el folleto preparado junto a la intendencia, fue sin duda otro problema durante esta crisis.
Son muchas las variables que determinan el grado de peligro de un fenómeno natural recién iniciado o previo a su desarrollo: el daño que éste puede generar, la exposición y vulnerabilidad de la población, y la capacidad y eficacia en la reacción de las personas. Basta con imaginarse las consecuencias del terremoto si éste hubiese ocurrido al mediodía en vez de en la madrugada. Desde este punto de vista, la idea de tener un protocolo específico para enfrentar emergencias (incluyendo un determinado sistema de alerta temprana), principal aspecto en discusión hasta el momento, es muy débil si no es respaldado por un análisis experto de la situación que se experimenta. No es suficiente con sólo reformular y mejorar el sistema de alerta temprana y planes de emergencia.
La mejor herramienta para enfrentar futuras emergencias es la prevención. Y para prevenir se requiere un completo análisis de los peligros y amenazas, posibles escenarios, vulnerabilidades, riesgos, mecanismos de evacuación, educación, etc. Lamentablemente, ONEMI no ha podido evolucionar desde una organización netamente reactiva al organismo de análisis, planificación, coordinación, prevención y reacción que se requiere.
ONEMI debe incorporar un grupo de profesionales expertos en todos los ámbitos de peligros naturales y otros peligros derivados por la acción humana. Preferentemente, estos expertos deben tener un postgrado en el área- doctorado o grado de especialización equivalente- para estar al día con la investigación y procedimientos que se realizan a nivel mundial, para asegurar una buena comunicación con sus pares que trabajen en universidades y otras instituciones de ciencia aplicada, y para poder desarrollar proyectos afines con la necesidad y realidad chilena en el tema de riesgos naturales. Esta iniciativa permitiría un avance sustantivo en la labor de ONEMI en el corto, mediano y largo plazo.
Paralelamente, también hay que discutir la importancia de contar con una defensa civil más grande y profesional, que sirva de pilar durante emergencias y en actividades cívicas que involucren la educación y preparación de la población.
En la madrugada del 27 de Febrero la presencia de un equipo experto en ONEMI hubiese sido fundamental para la interpretación de la limitada información con la que se contaba en ese momento y fundamental para la toma de decisiones por parte de las autoridades. Por ejemplo, expertos en sismología y maremotos pudieron haber advertido que: 1) las primeras localizaciones automáticas de epicentros de terremotos suelen tener errores grandes que pueden alcanzar 100 o más kilómetros de distancia; 2) aunque se tuviera una localización del epicentro en el continente, un terremoto de tal magnitud también podría causar un maremoto producto de un deslizamiento submarino de tierra; 3) si se tiene información de maremoto en Juan Fernandez, lo más probable es que también hubiese ocurrido un maremoto en Chile continental; 4) las alarmas de maremoto no se dan sólo cuando el fenómeno está confirmado, y es posible dar la alerta de maremoto cuando se requiere comunicar la posibilidad de ocurrencia de este fenómeno. En definitiva, con esta información las autoridades hubiesen sido capaces de dar la alerta de maremoto poco después de su ocurrencia.
Es tiempo de terminar con la persecución de responsabilidades y ventajas políticas. El problema es institucional y su solución requiere un cambio ideológico y estructural de ONEMI.
¿Está el gobierno considerando la alternativa de permitir a ONEMI evolucionar hacia la institución de análisis, prevención y reacción que Chile necesita? No basta con cambiarle el nombre y pretender que la solución recae sólo en perfeccionar lo que se tiene ahora. ¿Quiénes son los expertos involucrados en esta discusión?
Esta reestructuración no puede quedar sólo en las manos de los políticos de siempre (profesores, abogados, periodistas o ingenieros). Hay que buscar a los expertos en Ciencias de la Tierra que conocen y trabajan en el área de peligros y riesgos naturales. Este es un tema de interés público que debe ser discutido a fondo y en forma transparente. Hay que entender que, dadas las mismas condiciones, este desastre se daría en forma similar si el terremoto, en vez de haber ocurrido en febrero del presente año, ocurriera en uno o cinco años más.
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Foto: Globovisión
Comentarios
07 de enero
Tendrá el gobierno de turno la capacidad de ver el problema no solo como un argumento para sacar » ventaja» política y afrontar el problema como lo plantea José tan objetivamente, dudo de la capacidad política tanto de gobierno como de oposición para cambiar algo que políticamente no les produzca ganancia en el corto o mediano plazo cuando mucho van a repartir tripticos con información de «hacia donde huir» y a no mediar otro desastre todo va a seguir igual, (es difícil encontrar científicos de la tienda política de turno).
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