Catástrofe es el suceso que genera perdidas de vidas, recursos materiales, económicos, compromiso del entorno (Medioambiente), en escalas a nivel macro, es decir, comprende áreas extensas con compromiso para afectar el desarrollo del país.
ONEMI requiere un estatus superior a «Oficina Nacional de Emergencias», nuestro país sufre permanentes situaciones de Emergencias, por lo que este Organismo requiere un estatus tipo superior de orden técnico.
Chile es un país que se encuentra en un territorio geográfico de características singulares -largo y angosto-, lo que dificulta el transporte en caso de emergencias, ya que no hay carreteras cíclicas que se conecten en forma expedita y rápida, sin contar que estamos ubicados en el cinturón de fuego del Pacífico, lo que genera sismos permanentes: somos el país mas sísmico del planeta. Nuestro relieve genera aluviones en invierno y en verano por descongelamiento de efluentes precordilleranos o por nuestro limite con Bolivia y el famoso «invierno boliviano».
En Chile el organismo responsable de gestionar y combatir las emergencias es la ONEMI (Oficina Nacional de Emergencias). ONEMI implementó un Programa de Política Nacional para el Control de Desastres, el que comprende dentro de sus lineamientos las siguientes directrices en gestión estratégica:
- Fortalecimiento institucional
- Fortalecimiento de sistemas de monitoreo y alerta temprana
- Fortalecimiento de cultura de prevención y auto aseguramiento
- Reducción de factores subyacentes del riesgo
Fortalecimiento ante preparación de desastres y respuesta eficaz.
Del mismo modo, ONEMI se organiza según un Mapa estratégico institucional, el que dentro de su gestión operativa contempla:
1.- Asegurar una respuesta alerta, eficiente y eficaz.
2.- Desarrollar una logística eficiente y eficaz.
3.- Contar con sistemas y tecnología que permitan agilizar la disponibilidad de información, para la toma de decisiones.
Resumiendo, ONEMI ha intentado modernizarse, dejando atrás chascarros como las radios satelitales guardadas, las alarmas de tsunami que no funcionan y otros casos como el SHOA (organismo hidrográfico oceanográfico de la Armada), en el que el funcionario de turno para el 2010 no sabía inglés y no interpretó el comunicado del USGS y del NOAA estadounidenses.
Criticar a la ONEMI en estos momentos pareciese ser lo mas lógico, sin embargo su funcionamiento como organismo encargado de emergencias está subordinado al régimen político y gobierno de turno a través del Ministerio del Interior y Presidencia de la República y, en escalones más abajo, intendentes regionales y alcaldes.
ONEMI según su organización, posee oficinas regionales a lo largo del país; estas oficinas deben ser un nexo de enlaces y comunicación entre autoridades regionales, cuerpos de emergencia y ONEMI central.
Además, existe un organismo de mesas técnicas donde participan todas las autoridades e incluso el Presidente de turno, militares, ONEMI, intendencia, bomberos, FF.AA, etc.
Al momento de actuar, estos organismos ejecutan según las atribuciones y capacidades de cada uno en forma individual, subordinados al régimen político de turno, es decir, la decisión de declarar «zona de catástrofe» es una decisión política en Chile, no es una decisión técnica de la ONEMI. Lapsos de tiempo que ante una catástrofe son vitales, los expertos en emergencias indican, según la experiencia y estudios de diferentes catástrofes, que las decisiones iniciales son la base para el éxito de combatir una catástrofe. Aunque hay que tener en cuenta que dependiendo de la situación es la decisión que se tomará; por ejemplo, puede que la decisión sea evacuar, y no combatir la emergencia por estar desbordada, pero usualmente si se proyecta desde el inicio una «evaluación o estudio de consecuencias» se pueden ponderar los resultados con una aproximación bastante acertada.
ONEMI requiere un estatus superior al de «Oficina Nacional de Emergencias», pues nuestro país sufre permanentes situaciones de este tipo, por lo que este organismo requiere una clasificación superior de orden técnico: el director de ONEMI debe tener atribuciones para clasificar estados especiales en áreas afectadas y disponer de recursos como aviones, helicópteros, camiones, etc., logística de la cual disponen las FF.AA, o en su efecto implementar dentro de las FF.AA equipos y personal entrenado para emergencias, combate de incendios o salvaje, de manera tal que al producirse una emergencia apoyen a bomberos y Conaf, los que suelen no dar abasto. Estos equipos deberían apoyar también a las municipalidades: el director de la ONEMI debe tener autoridad y las FF.AA y demás organismos subordinarse a dicha autoridad.
El comité de emergencia lo debería formar el director de la ONEMI, junto a alcaldes, intendentes, jefes de las FF.AA, bomberos, policías y servicios de salud -nótese que no consideré a funcionarios políticos como ministros, ya que el Ministro del Interior, Presidencia, Ministro Defensa, Ministro Desarrollo Social, Ministerio de Salud, se deberían reunir aparte para recibir la información de ONEMI y no entorpecer la gestión de catástrofe de organismos especializados-. Si observamos el comportamiento de los ministros en las emergencias, notamos que la labor de ellos debiese ser la de consultar a la ONEMI y otros organismos para informar, puesto que la información suele desvirtuarse generando confusión. El figuramiento de políticos en caso de emergencias desvirtúa las acciones, ya que en los comités proyectan más que la consecuencia de una situación catastrófica: la consecuencia política de equivocarse o no.
Mientras más lejos estamos de la emergencia o catástrofe anterior, estamos más cerca de la próxima catástrofe. No pretendo ser el gurú de la Prevención de Riesgos, pero estimo que debemos modificar la organización y dinámica de cómo enfrentamos las catástrofes, ya sea sin son viables algunos de los contenidos de este artículo u otras ideas que persigan actuar a tiempo eficaz y eficientemente.
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