Jaime Guzmán y Álvaro Alcaíno, intelectuales que fundaron y articularon la actual estructura del sistema político chileno, muestran sus pareceres sobre el porqué una democracia como la chilena debe estar resguardada de formas como el parlamentarismo y el sufragio universal ejercido de manera directa. Para ello diseñan e implementan una estructura política que impide que las grandes modificaciones del país (Constitución, binominalismo, presidencialismo) sean efectuadas sin la venia del partido del ideólogo de la constitución pinochetista.
Como opinión personal, creo que una de las funciones primarias del sistema binominal no es tanto que los partidos se tengan que unir en dos grandes coaliciones para llevar a cabo una pretensión de hacer gobierno, como que la sola oposición disciplinada de un sólo partido impida al resto de los actores modificaciones esenciales para el sistema en su conjunto.
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