Es necesario hacer una reflexión previa al analizar los beneficios y soluciones que podrían surgir de la modificación del uso del multi rut, ¿conseguiremos con esto una negociación efectiva?
¿Servirá de algo si no se modifica el reemplazo de trabajadores en huelga que hoy existe de manera encubierta?
¿Perderán por decreto los trabajadores la sensación de temor de su conciencia?
Porque lo que hoy uno percibe es un inmenso temor al sistema económico imperante: temor a perder el empleo, temor a las represalias, temor a la huelga por el hecho de los días descontados, temor a una huelga más prolongada de lo soportable económicamente.
Vemos a diario que los trabajadores temen sindicalizarse y si lo hacen piden que el dirigente no lo divulgue como si fuese un hecho prohibido, cuando al menos este derecho está garantizado constitucionalmente. Debemos, por tanto, insistir en crear conciencia, provocar el despertar de los trabajadores, no puede ser posible que el temor nos coarte el legitimo derecho a levantar la voz , a decir a nuestro empleador, ¡no estoy conforme, no estoy contento! Es necesario y justo, que los que a diario ponen su mejor esfuerzo por hacer las cosas bien en su trabajo y que con esto la empresa prospere, sean considerados como corresponde, respetados como personas más allá de su cargo.
Además, el trabajo debe ser remunerado de manera justa , solo así se revertirá esa odiosidad que tiene el trabajador en contra de la empresa a la cual prestan servicios, solo así el trabajador sentirá orgullo por ser parte importante de la empresa en la cual trabaja, solo así la conflictividad laboral y social disminuirá, por consiguiente, la familia se fortalecerá al tener mejoras en sus condiciones económicas y sociales.
No puede seguir eternamente esta política del chorreo en donde los trabajadores reciben las migajas que caen de un vaso re lleno, en donde el empresario busca hacer uso de subterfugios legales para esconder sus ganancias con el objeto de no repartir parte de las misma a sus empleados y mantenerlos divididos bajo razones sociales distintas disminuyendo con esto su poder de negociación.
Estos cambios no se producirán por conciencia en los empresarios: tendremos que ser nosotros mismos, los trabajadores, que tomemos la decisión de provocar un cambio y para eso debemos perder el temor y levantar la cabeza como lo hicieron un día un grupo que pusieron el pecho a las balas para provocar un cambio en la jornada laboral, como lo hicieron un día los mineros en Santa María de Iquique, de otra manera seguiremos esperando eternamente cabeza abajo la voluntad del patrón y la voluntad del Gobierno de turno que nos dé un maquillaje en el sueldo mínimo o un beneficio en unos pocos pesos que taponeen una gotera de manera provisoria.
En esto tenemos una gran responsabilidad los dirigentes sindicales, pues debemos ser capaces de dejar de lado intereses personales y egos individuales para conseguir unir una gran fuerza laboral que se levante en una sola voz. Si se dan próximamente las condiciones de negociar colectivamente, como una sola empresa, será la ocasión de demostrar a nuestra contraparte que tenemos algo que decir y hacer oír por fin nuestra voz, la voz de los trabajadores.
(*) Isidro González es presidente del Sindicato Nacional de Cencosud Santa Isabel
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Foto: Olmovich // Licencia CC
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