Un trabajador ha muerto, un extranjero a fallecido, uno más para las estadísticas. Hoy, la existencia de inmigrantes sin documentación en regla ha permitido que inescrupulosos aprovechen la oportunidad de incrementar ganancias a costa de la fuerza de trabajo de quienes necesitan cubrir sus necesidades básicas.
El día Sábado, el mundo continúo sus quehaceres sin siquiera pensar por un minuto que en la morgue se encontraba un trabajador «NN» el cual, tenía nombre: Sergio Hurtado Ponce. Un trabajador que al igual que cualquiera de nosotros buscaba ganar el sustento. Pero, ¿Quiénes son los responsables? Todos quienes habiendo podido denunciar, no lo hicieron.
La reflexión que haremos tiene tres vías de análisis. Primero, que existe un circulo de responsabilidad indirecta, la cual enmarca a la sociedad. Segundo, la responsabilidad directa que encierra a los involucrados en el accidente. Por último, no podemos dejar pasar el hecho que es, que existe un tipo parecido al mercado negro para los trabajadores ilegales.
Partamos por el circulo de responsabilidad indirecta. La sociedad en su conjunto es responsable de la denuncia y de presionar a las autoridades para que se haga algo frente a la injusticia. No puede ser que exista indolencia frente a una realidad que afecta a otros seres humanos. Los inmigrantes indocumentados son parte de nuestra sociedad, son parte de nuestro sistema e interactúan con nuestra realidad cotidiana. Los vemos cuando vamos a comprar, en los supermercados, en las esquinas de nuestras calles, los colegios y los bares, entre otros lugares. El funcionamiento sistemático al cual hemos sido sumergidos, no nos puede volver ignorantes de la realidad que se vive. Por tanto, somos responsables de lo que sucede pues una cosa es segura y es, que parte de quienes sabiendo, habiendo observado o habiendo rechazado el trabajo, no denuncio jamás. cuando la sociedad civil deja de sentir y deja de ver al ser humano, se vuelve una sociedad indolente. Recordemos que, aquello que suena tan frío y sistemático como la palabra sociedad está compuesta por seres humanos y uno de ellos somos nosotros.
Por último, debemos desde el Estado y como sociedad, asegurar el cumplimiento de sus derechos laborales como cualquier ciudadano de este país. La sociedad debe exigir al Estado la fiscalización efectiva y, a la justicia la persecución en contra de todos aquellos que someten a otro ser humano a un estado de explotación por su condición de ilegalidad.
La conducta de la empresa constructora, demuestra tener una cultura de rompimiento de las leyes establecidas. Las acciones ejercidas para evadir las normas legales de higiene y seguridad y las leyes del trabajo, hace presumir rápidamente una intención directa por parte del dueño de la empresa en querer disminuir costos operacionales, aumentar el nivel de producción a costa del aprovechamiento de la fuerza de trabajo y así, aumentar el margen de ganancia. Una ecuación difícil de llevar a cabo, a no ser que se caiga en algún tipo de irregularidad como la que hemos visto. En casos como este, se debiera exigir que entre las medidas a adoptar se sume la cancelación de los permisos para ejecutar proyectos inmobiliarios de cualquier tipo, así también, anular la certificación profesional de cada uno de los responsables. Cuando un médico es descubierto en actos que atenten contra la ética profesional, se le caduca el derecho a ejercer. En este caso, debe aplicarse la misma vara con quienes participaron en el desarrollo tanto del proyecto, como de su ejecución con cargos de responsabilidad. Si otro fuese el resultado, demostraríamos nuevamente que en este país es más fácil romper las leyes que cumplir con ellas.
El que exista un mercado negro del trabajo para inmigrantes, demuestra nuestra desactualización al momento de ver el fenómeno de la migración. Los inmigrantes realizan un aporte extraordinario en lo cultural y en la economía social, pero aún tenemos una mirada impulsiva por el temor a que nuestro país sea invadido por extranjeros. Cambiar esta mirada es el primer paso para buscar la solución. Un segundo paso debe ser, el acompañamiento de políticas públicas que impulsen la inserción de inmigrantes a nuestro sistema social. Otro paso es, la regulación de las leyes de inmigración que permita un equilibrio sano para la sociedad en general pero, que considere al inmigrante como un sujeto de derechos. Por último, debemos desde el Estado y como sociedad, asegurar el cumplimiento de sus derechos laborales como cualquier ciudadano de este país. La sociedad debe exigir al Estado la fiscalización efectiva y, a la justicia la persecución en contra de todos aquellos que someten a otro ser humano a un estado de explotación por su condición de ilegalidad. Debemos romper con este fenómeno oscuro al cual son sometidos nuestros compatriotas provenientes de otras nacionalidades. Y se debe hacer el mayor de los esfuerzos, en conjunto con la actualización de nuestras leyes migratorias, en regularizar la situación de quienes ya se encuentran en nuestro país, haciendo expedito el acceso a los trámites de visas a través de convenio con las distintas embajadas. Chile en su conjunto, tiene la responsabilidad de cambiar de raíz la situación actual de muchos extranjeros en este país.
Comentarios
31 de enero
Veo que la suya es una columna más que victimiza a las personas que llegan indocumentadas a vivir a este país, y aunque ciertamente encuentro lamentable que un ser humano fallezca en un accidente de trabajo por las penosas condiciones en que laboraba, me pregunto cuántas columnas ha escrito usted respecto de las magras condiciones laborales de los trabajadores CHILENOS que han fallecido durante los últimos 40 años en que impera este nefasto sistema neoliberal que gobierna nuestra economía y nuestras vidas…para que ir más lejos, haga un repaso tan solo del año pasado ¿recuerda usted a los trabajadores que cayeron del andamio en Agustinas con Estado? probablemente ni siquiera está en sus registros porque al fin y al cabo son «chilenos». Para mayores señas le diré que fue a fines de agosto. Y también le daré otro dato señor columnista: el participio del verbo «haber» es «ha», por tanto la frase que usted debió escribir fue «ha fallecido»; lo mismo a renglón seguido: no es «continúo» sino «continuó». Aprenda por favor 2 cosas: la primera a escribir, y la segunda, que la caridad empieza por casa. Ojalá que pronto se exijan visas a haitianos y colombianos para que no tengamos que lamentar más hechos de esta naturaleza.
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06 de febrero
El presente es oscuro para los nacionales con esta inmigración descontrolada. Los inmigrantes indocumentados tenían el deber de abandonar el pais una vez cumplidos los 90 días. También si pagaron a traficantes o ingresaron por pasos fronterizos ilegales. Nadie los obligó a venir incumpliendo sus obligaciones, de lo contrario se hubieran ahorrado todos los problemas.
No tenemos por qué cargar con problemas ajenos ni menos regularizar a gente que no cumplió sus deberes. Todo estado debe mirar siempre en beneficio de sus nacionales.
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