Frente a frente con la retroexcavadora

Hoy sentí a la retroexcavadora, hoy estuve frente a frente con alguien incapaz de ver más allá de lo evidente; por primera vez, pude reconocer cómo el nepotismo es más fuerte que la meritocracia y afortunadamente logré darme cuenta -después- el asco se siente a ambos lados de la vereda. No voy a ser literal, podría arriesgar una demanda, pero el tema es el siguiente.

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Sin ningún problema, porque ya comprendí que lo social debe trascender a lo político, y el pasado debe servir de experiencia y no de condena.

Acto primero, soy integrado en un equipo diseñado para ser un aporte, a medida que voy avanzando empiezo a desenterrar muertos y en vez de quedarme callado, opto por hacer un análisis global que incluye algunas propuestas de mejoras. Pero, quien entierra a los muertos es de confianza del titiritero, y ambos, en vez de aceptar ideas constructivas que puedan mejorar al sistema, culpan al pensandor de traición. Hoy el enterrador fue expulsado del equipo, pero la vida hace que vuelva a encontrarme con el titiritero y este, en mi cara me dice: tu ayuda no sirve.

Lectores míos, no saben lo difícil que ha sido tratar de contribuir al éxito de este gobierno. Me he comido feroces críticas de mis aliados en la derecha (especialmente de los tantaucolovers), quienes han cuestionado enormemente mi mirada republicana. Por otro lado, encontrar mentes civilizadas en la Nueva Mayoría, que sean capaces de reconocer la calidad de un trabajo, obviando la militancia, tampoco ha sido tarea sencilla. Probablemente la sobredimensionada actitud UDI Mattheista Piñerista ha abierto una yaga enorme en el diálogo, que muchos parece que quieren sanar con pólvora y jugo de limón. Extraño harto la actitud RN de Joaquín Lavín, quien reía mientras lo atacaban cuando competía contra el hombre del dedo parado (y ojo que a punta de sonrisa, lo tuvo en las cuerdas).

Chile es de todos, ¡no lo olvidemos! Cuando escucho a la Presidenta Bachelet en Centroamérica, acusando que existen bloqueos que impiden la aprobación de sus reformas, me dan ganas de sentarme con ella por una hora y explicarle, contarle y describirle el sinnúmero de bloqueadores que se paran a su lado y le hablan pura basura a diario.

Presidenta Michelle Bachelet, si quiere hacer un gran segundo gobierno: debe unir a los chilenos. Entienda que la esencia de su liderazgo radica en su carisma, lo suyo es explotar la inteligencia emocional; sin ofenderla, el estadismo está fuera de sus competencias, duela a quien le duela, eso es exclusivo del ex presidente Ricardo Lagos. En la derecha no hay, se perdió con Onofre -duela a quien le duela, dije-.

Presidenta, Chile necesita que terminemos de una vez con la lógica de la izquierda y la derecha, debemos evolucionar a una disputa entre individualistas vs trabajadores en equipo. Le puedo asegurar que, al menos yo, vistiendo una polera con la estrella y el logo RN, podría sentarme a escribir un proyecto de Regionalismo con Camilla Vallejos y Karol Kariola, un proyecto de transparencia con Gabriel Boric y Vlado Mirosevic, un proyecto de seguridad en los estadios con Guillermo Tellier y Maya Fernández. Sin ningún problema, porque ya comprendí que lo social debe trascender a lo político, y el pasado debe servir de experiencia y no de condena.

Es cierto, su mirada respecto a las reformas laborales y sociales puede diferir de la mía, pero también es cierto que en las urnas, usted obtuvo el control de la dirección del país durante cuatro años; pero lo mismo la obliga a cuidarse con quien se junta.

Si le gusta tanto Allende (a mí claramente no) dedique un tiempo a estudiar la relación de Chicho con Altamirano y la relación con el Conde. Sin querer con esto sugerirle que haga acuerdos en la medida de lo posible -me carga esa frase-, fuerte y claro le digo: «a veces la clave no está en el perro que le mueve la cola, sino en el amigo que piensa distinto». Hoy viví la retroexcavadora y por suerte, usted y yo tenemos tres amigos que también creen en los puentes que unen veredas.