Lo que estamos viviendo, es la lucha de los sistemas cerrados y la nueva cultura abierta de Internet. La publicación de documentos secretos continúa, dando inicio a un movimiento más grande para una mayor transparencia gubernamental y corporativa.
Desde la fundación de Wikileaks, Julian Assange ha desclasificado archivos de la matanza de civiles en Bagdad por un helicóptero Apache, el verdadero rostro de la guerras de Irak y Afganistán, la colusión de Estados Unidos con la dictadura de Yemen, la presión de Obama a otras naciones para no procesar a los funcionarios de la era Bush por tortura y una gran cantidad de cables diplomáticos filtrados, que han avergonzado a varios gobiernos, especialmente EE.UU.
La liberación de esta información ha llevado a que EEUU inicie una caza de brujas contra Assange por denunciar esta corrupciones, mentira, la tortura y los asesinatos, que han sido un golpe a la defensas del país líder del mundo libre. Hace décadas, nadie podría haber imaginado que un solo hombre (sin ejército) pudiera ser actualmente la mayor amenaza para el régimen de los EE.UU.
Con la Wikileaks, se consolida y masifica la Era de la Transparencia de la mano de Internet como medio. Assange liberó más de 300 mil documentos secretos y confidenciales, datos que afectan actividades ilícitas, clandestinas o de espionaje, creando un gran dilema a los Gobiernos por la exposición de una gran cantidad de datos, y generando tensión a nivel mundial. Pero la preocupación de los países va más allá de estas filtraciones de documentos militares, estratégicos o económicos. A nivel global, todas las administraciones son ajenas al intercambio de información gubernamental, y al uso de esta para el bien comunitario.
Los Gobiernos necesitan fomentar la apertura de información con el público. La innovación, las ideas y la localización de anomalías, puede ser proporcionada por auditores gubernamentales, utilizando los datos para mejorar el trabajo del gobierno. Pero además, se debe invertir en las habilidades que permitan a las personas entender los datos y hacer que sean útiles para ellos. Los datos bien utilizados pueden hacer una gran diferencia en términos de eficiencia, la rendición de cuentas y transformación, pero sólo si tenemos las habilidades para usarlos. Más datos no significa buenos datos.
Lo que estamos viviendo, es la lucha de los sistemas cerrados y la nueva cultura abierta de Internet. La publicación de documentos secretos continúa, dando inicio a un movimiento más grande para una mayor transparencia gubernamental y corporativa.
WikiLeaks es sólo el comienzo. Assange, hizo cambio y dio paso a una multitud de clones, muchos de ellos en mercados más especializados: BalkanLeaks, BrusselsLeaks, GlobaLeaks, OpenLeaks, y seguirán surgiendo grupos de organismos descentralizados, muchos de ellos sin Estado y por lo tanto difíciles de bloquear técnica y legalmente, poniendo en peligro así los esfuerzos de los Gobiernos y corporaciones de censurar y ocultar.
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Foto: Chris Wieland / Licencia CC
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