Según esta noticia, en Chile el costo de Internet es de los menores en América Latina. El problema es que este cálculo está hecho en base al PIB per cápita, y sabemos que en Chile este dato no representa la realidad de la distribución del ingreso. Por lo tanto, si las autoridades ven esto como un logro, ojalá sean capaces de ajustar su alegría al ingreso promedio del 80% del país.
Hay un concepto muy entretenido en economía llamado “colusión tácita”. Se trata de estrategias de los agentes económicos en las que se generan “acuerdos no explícitos” para fijar precios o acordar niveles de calidad. Aquí no sirven como prueba los computadores o las conversaciones de los ejecutivos de las empresas como en los casos de las farmacias y lo pollos, ya que se trata de estrategias derivadas de su posición de mercado.
Si tenemos solo dos empresas que proveen un servicio y se mueven en el terreno lógico a través de la maximización de utilidades, la mejor situación para ambas no es siempre competir. ¿Qué tiene que ver esto con Internet, y el servicio de los proveedores?
Como mencionamos, las empresas no solo pueden coludirse en precios, sino que también en el nivel de calidad de sus productos, en la continuidad operativa o en el servicio post-venta. Ya es probable que exista un acuerdo tácito para mantener los precios en cierto nivel (hay diferencias de $1000 entre los planes de 2 megas y 40 megas, y curiosamente las velocidades ofrecidas en los tramos intermedios no compiten entre ellas. Los datos están acá y acá.
La teoría económica nos dice que, existiendo colusión en una variable, lo que más conviene a ambas empresas es coludirse en otra más. Si existe acuerdo en los precios, los “incentivos del mercado” para entregar una mejor atención al cliente no existen. Las empresas no necesitan competir, invirtiendo en entregar un mejor servicio para mejorar su posición.
Todos tenemos algún conocido que haya tenido problemas de atención por parte de la empresas proveedoras de Internet, y creo que nadie podría decir que esta situación ha mejorado con el pasar del tiempo.
Se supone que en la economía de mercado los consumidores nos vemos beneficiados por el actuar racional de las empresas, gracias a la competencia entre los proveedores. Pero en muchos casos, la colusión es la mejor estrategia para la maximización de utilidades de las empresas, en detrimento de la mejora de precios o calidad para captar mayor demanda. Por esta razón, es muy poco probable que la mano invisible del mercado haga que los planes de Internet bajen de precio o que la calidad de la atención al cliente mejore. Estas empresas no están compitiendo.
¿Por qué importa esto?
Yo soy el primero en entender que Internet no es la panacea respecto de la mejora de nuestras condiciones de existencia. Para una mejor convivencia como sociedad tenemos que atacar los procesos de concentración de la riqueza y propiedad que están en la base de la desigualdad.
Pero Internet es una herramienta capaz de ayudarnos a encontrar soluciones para pavimentar un camino. Ya sea facilitando la fiscalización de quienes detentan el poder , ayudándonos a coordinar acciones legales en contra de quienes abusan, generando modelos alternativos en nuestra relación con el arte, facilitando modelos de producción alternativos o construyendo aplicaciones (democracia líquida) y comunidades (esta y otras tantas) en las que podemos discutir el modelo de sociedad que queremos. En definitiva, “hackeando” el sistema de relaciones de poder que facilita la concentración de la propiedad y la riqueza.
Me preocupa la posible colusión de los proveedores porque es un síntoma de que estamos dejando algo con el potencial de ayudarnos a mejorar nuestra forma de vivir en las manos de unos pocos.
¿Qué podemos hacer frente a esto? ¿Estatizar la provisión del Internet? ¿Promover la entrada de más privados al sistema? ¿Incluir competencia desde el sector público para evitar la colusión? ¿“Arancel diferenciado” para saltar las desigualdades económicas que son el principio de la llamada “brecha digital”? Cualquiera sea la solución, deberíamos tener una conversación para determinar cuál es el camino a seguir para aprovechar al máximo las posibilidades de coordinación y comunicación que nos entrega Internet, partiendo por definir qué esquema es el mejor para proveer el servicio.
*Esta columna contó con la colaboración de Cristián Mansilla, Magister en Economía Aplicada de la Universidad de Chile.
——–
Foto: hdzimmermann / Licencia CC
Comentarios
13 de junio
El problema, es que nuestro sistema economico solo tiene feedback positivo (el que esta ganando, le es más fácil ganar más).
Tomando el ejemplo del juego Mario Kart, uno podría castigar al que va primero, y tener una especie de «Blue Spiny Shell», gravando con impuestos proporcionales a la cuota de mercado que tiene un proveedor de servicios.
Así, el que acaba de ingresar, podría pagar muy pocos impuestos, y ser más competitivo, mientras que quien este primero, tendría más dificultad.
El problema se complica, porque en toda el área de servicios, el estado otorga monopolios de facto (desde las telecomunicaciones con la venta de frecuencias, hasta las redes de agua potable), lo que eleva mucho la barrera de entrada.
Creo que la solución es algo así como «menos y más estado a la vez» hahaha
0