Chile es un país que a tropiezos ha ido tomando consciencia de la desigualdad que lo caracteriza. Dicha capacidad se evidencia en distintos planos, aun cuando al que principalmente se echa mano es a la desigualdad económica. Claro, porque suena aplastante que seamos uno de los países más desiguales de la OCDE, donde la diferencia entre el sector más pobre y el más rico es de 29 veces aproximadamente.
Son esas cifras las que duelen y que a estas alturas sacan más que roncha en una sociedad que desconfía de quien le promete que llegara al poder para nivelar la mesa, repartir mejor la torta o pelar mejor el chancho.Una familia del quintil 1 sin acceso a la información, es más pobre que aquella que tiene acceso a la información.
La familia además presenta una composición que ha ido cambiando en el tiempo. Actualmente hay menos niños y los adultos viven muchos más años de lo que vivieron sus padres. En los sectores más vulnerables un número importante de mujeres abandona el mundo del trabajo para poder cuidar a los familiares de mayor edad, lo que disminuye la posibilidad de contar con su ingreso económico. Si bien la cobertura de salacunas han permitido a la mujer tener mejor acceso al mundo del trabajo, un sistema precario en brindar apoyo para el cuidado de los adultos mayores, nuevamente deja a las mujeres (quienes suelen asumir el rol) al margen disminuyendo el Índice de Desarrollo Humano que no solo mide pobreza, sino también el despliegue de libertades.
Si bien una de las capas más importantes de exclusión es la capa económica, debido a las complejidades que enfrenta aun nuestro país para asumir con fuerza el diseño e implementación de políticas públicas que vayan al hueso de la desigualdad, al ADN que la sostiene y mantiene a más de 25 años de la recuperación de la democracia, la sociedad en su conjunto presenta nuevas variables que hacen que las coordenadas consideradas para gobernar hasta hace un tiempo queden obsoletas y pierdan sentido.
Internet y la Sociedad Red crean un conjunto de oportunidades que en teoría le permitirían al ciudadano tener mayor incidencia en el acto de gobernar. Promete la nueva escena canales más expeditos de comunicación gracias que el gobierno digital dispone de una batería de sistemas, aplicaciones y nuevos decretos que permitirían afinar el ripio del lento acto administrativo que acompaña el arte de gobernar. La Sociedad Red tiene casi todo aquello que no tenía la sociedad industrial para garantizar incidencia, sin embargo, a pesar de que las TIC prometen contribuir en atenuar brechas al ofrecer puentes entre los ciudadanos y el Estado hasta ahora desconocidos, pocos esfuerzos apuntan justamente a contribuir a que quienes conforman los quintiles más pobres, puedan apropiarse de las TIC para poder, gracias a al acceso a los servicios, beneficios y derechos que el Estado ofrece, aumentar sus posibilidades de desarrollo.
Pocos son los esfuerzos focalizados del Estado en trabajar, especialmente con la población más marginada del desarrollo, para empoderarlos en el uso de las TIC, haciendo evidente que el acceso a la información y a la creación de contenido en la Red es un derecho humano emergente como lo señala la ONU.
Tal vez uno de las pocas políticas públicas que tiene por objetivo este foco que apunta directamente a la familia, la podemos encontrar en la Fundación de las Familias, dependiente de la Dirección Sociocultural de la Presidencia, quien vio en los telecentros de la Red del Programa Quiero mi Barrio, una gran oportunidad para poder resituar el valor público que tiene contar con espacios comunitarios que le entreguen a la familia como destinatario, en un dialogo permanente con la comunidad, acceso a la batería de servicios derechos y beneficios dirigidos a la familia, trabajando uno a uno con los miembros de esta, a través de la atención personalizada que ofrecen los operadores/as de telecentro, en un ambiente acogedor, distinto a los que ofrece la administración pública a través de sus fríos y distantes mesones.
En un telecentro los adultos mayores de la familia pueden preguntar todas las veces que estimen necesario, las dueñas de casa pueden sacar sus certificados, postular a los subsidios, los niños pueden hacer sus tareas, postular a una beca. Si en la casa hay violencia, pueden saber donde están los centros de atención de víctimas.
A través de los telecentros han tenido acceso a la nueva ficha de registro, postulan a proyectos del Fosis, se enteran de los beneficios que entrega Injuv y descubren que pertenecer a pueblos originarios les entrega beneficios que no conocían hasta ahora, siendo así los aliados naturales del Ministerio de Desarrollo Social directamente en su barrio, a cuadras de su vivienda, atendidos por un operador que es su vecino que los conoce, que les explica, que los va a buscar a la casa si es necesario para que no se les pasen lo plazos para postular. Es una manera especial de hacer Gobierno Cercano, de trabajar desde dentro del espacio comunitario al servicio de las familias que al acceder al información dejan en buena medida de ser vulnerables. Una familia del quintil 1 sin acceso a la información, es más pobre que aquella que tiene acceso a la información.
Un telecentro es además el dispositivo a través del cual los ciudadano se pueden informar de las reforma que el Estado impulsa. Un/a jefe/a de hogar si duda respecto a sindicalizarse en la fábrica o en la empresa , al encontrar información en internet, conoce mejor sus derechos y al ser un ciudadano más informado puede compartir esa información en su familia y también en su trabajo.
Una Nueva Constitución presenta un enorme desafío para los ciudadanos que deberán informarse, dialogar y coordinarse para poder hacer llegar su voz a la redacción final de la Carta Magna. Los telecentros les permitirán a las familias y a los dirigentes comunitarios informarse sobre todo lo necesario para asumir un rol activo en este proceso.
La reforma educacional se sitúa en un contexto en donde el uso de las TIC para lograr aprendizajes de calidad se da por supuesto, pero en nuestros barrios una parte importante de nuestros niños y niñas no tiene acceso al computador y menos a internet. En este sentido los telecentros colaboran directamente con las familias para entregar a los niños y niñas todas las facilidades y apoyo para que puedan realizar sus tareas y trabajos. De este modo se atenúa la desventaja que pueden tener en comparación con los estudiantes que sí pueden acceder a internet desde sus casas.
Los telecentros después de años de lucha están más cerca del poder que nunca, a un clic de distancia de la Presidencia, para luchar por empoderar a nuestras familias más sencillas a través de la posibilidad de sentir a la tecnología como una aliada para poder salir adelante como el núcleo fundamental de la sociedad que se potencia y empodera dentro de una comunidad.
Las políticas gobierno digital que solo focalizan su actuar en las aplicaciones, poco y nada contribuyen a la disminución de la desigualdad de nuestras familias, sino se focalizan los esfuerzos por llegar a quienes más lo necesitan. La Fundación de las Familias así lo ha comprendido y sin lugar a duda , ese será su sello en este gobierno.
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