Imagínese- Dios no lo quiera- que Bielsa fuera reemplazado por otro director en la Selección Nacional. Éste se enfrentaría a una decisión muy dura: repensar un camino o asumir lo hecho por un DT que sí cuenta con apoyo y con resultados, que, si bien no son los mejores, sí cuentan con reconocimiento.
Puede decirse que el actual Ministro de Salud, Dr Jaime Mañalich se enfrenta a una situación parecida. Aunque en ocasiones nos confunde – como cuando nos acusa de tener secuestrado al sistema de salud-, sabe que es de nosotros, los trabajadores de la salud de quienes depende la estabilidad del sistema y la salud de los pacientes.
Después de haber sido amonestados comunicacionalmente, en una reciente sesión de la Cámara, todos los honorables, de derecha y de izquierda, partieron por reconocer que sin el aporte de los trabajadores, el sistema simplemente no podría existir.
Su discurso nos confunde en cierta medida. ¿Quiere repensar el camino o profundizar las medidas del período Lagos-Bachelet con todas las falencias que en su momento, fuimos majaderos en señalar?
Cuando a fines de abril nació en, el baño del hospital San José, Francisca Ignacia, cuya madre no alcanzó a ser atendida en una pieza, como correspondía, a pesar de haber avisado de su estado al personal del lugar, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, pidió disculpas a Francisca y su madre Yaritza Valenzuela, de 20 años, por lo ocurrido. Lo esperábamos. Pero también extendió las disculpas al personal del recinto médico, puesto que reconoció que el hospital estaba completamente sobrepasado en sus capacidades.
El hospital San José tiene la actividad obstétrica más grande de Chile y aunque está diseñado para atender 6.000 partos anuales, regularmente nacen 8.600 niños allí. Eso, sinceramente, no lo esperábamos. Menos que dijera que aunque haya que “hacer un sumario y determinar responsabilidades”, lo ocurrido era un síntoma "de un sistema de salud que está enfermo". En eso concordábamos.
Dado los antecentes, entonces la idea de una reforma sanitaria quedaba abierta.
En efecto, en el último tiempo somos los trabajadores de la salud los que hemos “puesto” en la agenda pública la idea de una segunda reforma o reforma bicentenaria. El Ministro ha dicho que está de acuerdo en reformar aquellas situaciones que impiden la contratación de más profesionales y personal en general, anuncia que se centralizarán las compras de medicamentos en Cenabast, declara que en adelante se priorizará la compra de medicamentos genéricos con el fin de rebajar costos; en suma, anuncia una serie de medidas con la que los profesionales de la Salud estaríamos de acuerdo.
Nos oponemos sí, a su política de concesiones hospitalaria, porque creemos que es una privatización encubierta, como quedó demostrado en España e Inglaterra. El Doctor Mañalich parece reconocer los mismos problemas que hemos denunciado, pero se niega, terminantemente a anunciar una Segunda Reforma, Reforma del Bicentenario o un nombre similar. Lo que nos dice es que no se pretende trabajar en crear un consenso ciudadano que ya logró la Reforma en tiempos de Ricardo Lagos.
Es muy serio reconocer que el Gobierno carece de Agenda propia en materia de salud pública y se autolimita a profundizar e implementar las medidas diseñadas durante las administraciones de Lagos y Michelle Bachelet. Si la opción es la continuidad de la reforma iniciada en el gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos como política de Estado, es también la continuidad de una política que consistió en la administración de nuestras pobrezas y que la suma de dolencias al plan Auge no ha hecho mucho más que resaltar.
La disyuntiva si seguir la sabia política de Marcelo Bielsa o empezar una nueva , es al menos algo que hay que discutir, ya que nuevamente puede quedar una política implementada sin recursos y sólo mantenida por el fantástico despliegue de los jugadores que lo han dado todo en la cancha. Es decir, los trabajadores de la salud.
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Comentarios
15 de julio
Me gustaría saber cuál es el mentado consenso ciudadno de la era Lagos en torno a la salud. Que yo sepa, un sector clave del denominado -pero nunca definido- «sistema de salud» nunca fue convocado: los pacientes.
Sería sano, siguiendo con la terminología que se desprende del contexto, que los profesionales y trabajadores del sector tuvieran conciencia que la enfermedad es un fenómeno social cuya envergadura ha desbordado el concepto moderno de salud pública, acuñado a partir de 1890 en el mundo occidental.
De acuerdo con la idea del consenso, pero sin mesianismos ni exclusiones.
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