#Sociedad

La raíz de la violencia

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Discriminados, viviendo hacinados en las periferias de las grandes ciudades, alejados de todo contacto con la gente "civilizada", ajenos a los problemas de educación o salud que pueda enfrentar el país. Sin capacidad de procesar información. Algunos van al colegio por cumplir una obligación porque no encuentran lugar en su hogar, los otros simplemente no van y se dedican a demarcar su territorio y defenderlo de "amenazas". La droga es el combustible que mueve a la mayoría, que los sume en la misería y en el empobrecimiento del espíritu. El futbol es una escapatoría, pero que muchas veces se torna en un pasión que puede cobrar hasta vidas, sobretodo si mezcla con las drogas o el dinero.

Son tratados por los medios de comunicación y por la mayoría del resto de la sociedad como el lumpen, los flaites, los delincuentes, o los wachiturros, como quedó de manifiesto el verano recien pasado. Se guían por lo que aparece en televisión, tratan de imitar la moda, o aparentar un mejor status, dándole importancia a comprar ropa de marcas, aparatos tecnológicos y a tener un "auto enchulado" con parlantes, que ojalá, se escuchen a mucha distancia. Todo esto financiado con el dinero de las drogas, o de algun otro acto "delictual". 

Los pocos que trabajan son apuntados con el dedo en sus trabajos, son excluidos, marginados. Delincuentes es lo menos que les dicen, reciben malos tratos y golpes desde que nacen, en hogares en donde no existe la figura del padre o la madre, no existe el cariño entre hermanos, no existe el respeto por lo moral, lo espiritual, o lo que la ley imponga. Hogares en donde muchas veces lo que se da es una lucha por la sobrevivencia, dando paso a riñas, peleas, violaciones y muertes. No existen oportunidades para ellos,  ya que es la misma sociedad maquineada por el sistema la que les trunca el futuro… Ellos jamás sabrán que es una universidad, o que es ir de vacaciones a descansar. 

No te lograrán entender, viven del instinto, se juntan con los suyos y se pelean la jerarquía e importancia entre y contra otras bandas en los sectores donde viven. No entienden de señaleticas, letreros, avisos, leyes o autoridad, no les interesa que las empresas extranjeras se lleven miles de millones de ganancia y no dejen nada el país…No les importa nada porque, en su gran mayoría, no tienen nada y a nadie le interesan.

Es un pueblo sin ley y sin esperanzas, el caos en escencia, la tierra de nadie, donde las jurisdicciones de las policias no llegan, donde las leyes no son aplicables si no se meten con la "verdadera sociedad", donde los noticiarios jamás irían de no ser por las redadas policiales, las cuales pueden impactar al tráfico de drogas, pero no solucionan ni en lo mas mínimo el problema de fondo. Sus poblaciones acaparan la aglomeración máxima de todos los prejuicios que uno pueda poseer, mucha gente se refiere a sus hogares como "Esa población es pésima, mala, llena de delincuentes"… Quizas por eso estos lugares siempre se encuentran lejos de los centros de las ciudades, de los parquecitos, de las áreas verdes, lejos del confort de la sociedad, pues rompen con el status quo de la mayoría, rompen con la burbuja social.

Varios gobiernos de este y otros países crean y crean leyes para detener la discriminación, para la integración social, para otorgar más recursos para la "gente en situación de riesgo social", o imponen otras como la "Ley de Seguridad del Estado", la ley "Anti-Terrorista" o la ley "Anti-Tomas" con el objeto de controlar la población mas que reducir la violencia, porque ninguno analiza que no importan los recursos o leyes que se escriban sobre el papel, el problema siempre será el mismo. El problema siempre será no entender el problema, porque no se le puede pedir a gente que viene desde las altas burbujas sociales que vengan a arreglar la situación de la gente pobre o que vive en la miseria, porque a ellos jamás les ha tocado vivir eso, jamás han tenido necesidad.

La desigualdad es la misma en todos lados, y a ella se suma la injusticia y la violencia de los medios de comunicación de estimagtizar las poblaciones o los sectores vulnerables, los cuales muchas veces se terminan criminalizando. ¿Qué piensa usted cuando le nombran lugares tales como la población Pedro del Rio Zañartu en Concepción, el Arellano de Cartagena, Forestal en Viña del Mar, la Legua Emergencia en San Joaquín en Santiago, Tocopilla, Alto Hospicio? Podría apostar que a su cabeza llega la imagen de los narcotraficantes, los disparos, las muertes, y que todo esto debe ser erradicado mediante la fuerte prescencia policial. ¿Pero qué ocurre con la gente humilde que vive en esos lugares, que quizas ha hecho un esfuerzo por intentar revertir esta situación? ¿Qué pensará esta gente cuando ve la imagen de su población o comuna fuertemente criminalizada en la televisión?¿No es eso acaso violencia?¿No causa esto enojo e indignación por parte de la gente humilde?¿Que ocurre cuando la gente exige mejoras a su gobierno? ¿No son acaso fuertemente reprimidos y silenciados con soluciones parche? Los medios estigmatizan y manipulan la información, nadie tiene cien por ciento claro cual es el impacto real de la forma en como se entrega la información, y puede que sea muy perjudicial para la sociedad.

Existe mucha gente humilde, de esfuerzo, que por vivir en estos lugares es estigmatizada y aislada, discriminada, rechazada, muchas de las cuales llenan su corazón con amargura e impotancia, porque las puertas se les cierran y las oportunidades les son esquivas. Cuando la amargura se ve sobrepasada y es heredada en el tiempo, basta con un pequeño impulso para que detone en violencia y odio.

El año pasado, los protagonistas fueron los estudiantes universitarios y secundarios. Despues de muchos años lograron hacer entender a la gente que la educación no debe ser pagada, ni menos financiada por bancos, debe ser gratuita. Y que un país como Chile posee los recursos suficientes para solventar la educación, la salud y un montón de políticas publicas renacionalizando el cobre, o aumentando y modificando drásticamente el impuesto a este mineral, potenciando la explotación de litio con una buena carga impositiva también. Surgieron discusiones acerca de variados temas como: la actual constitución que nos gobierna, el sistema electoral y la representatividad de las autoridades, el sistema de previsión social, el sistema de salud, los abusos de las grandes empresas, la sobreexplotación de recursos naturales y como no es regularizada, la construcción de proyectos industriales y energéticos que rayan en la demencia y el hambre de dinero. Fue una época muy fructifera, socialmente hablando. Todo iba bastante bien hasta que los medios, basados en una estrategia muy bien planeada, comenzaron a centrar toda su atención en los disturbios, los encapuchados y la violencia. Fue tanto que lo único que mostraban de las grandes manifestaciones eran los destrozos, y luego cómo los "pacíficos" trataban de calmar a los "violentos". Enfatizaban el número de carabineros lesionados y por último presentaban algún personaje político diciendo que "no habrá diálogo si no se deponen la tomas y la violencia". Esto causó serias discuciones al interior del movimiento estudiantil, las cuales se fueron acrecentando conforme la violencia crecía y crecía.

Pero he aquí un poco de verdad: los encapuchados (o capuchas) no nacen por el gusto de ir a lanzarle piedras a la policia. Nace como una forma de lucha ante un maquinaria de sistema ultraviolenta, que trata a todos como mercancía, y en donde el poder y las oportunidades se retringen si tienes o no dinero. Es una forma de libertad, pues estás rompiendo un monton de reglas impuestas a la fuerza (notar la constitución de 1980 redactada y concebida en tiempos de dictadura), que ni siquiera tuviste oportunidad de decidir si te representaban o no. Dentro de las filas de encapuchados están los anarquistas y los radicales. Pero, por otro lado tienes al "lumpen", los mismos jovenes que se describen en los primeros parrafos de esta columna, aquellos que lanzan piedras, saquean tiendas, rompen señaleticas, qumena automoviles, saquean farmacias o bancos porque es la oportunidad de hacerlo, porque es divertido, o porque ven una suerte de venganza en hacer eso por todo lo que les ha tocado vivir. Es así como muchas veces se hace un llamado a la "no violencia", sin muchas veces entender que Chile, o mas bien, la sociedad chilena ha estado  marcada desde siempre por la desigualdad y por la historia de los últimos años. La aplicación de una dictadura para imponer un modelo social-económico promovedor de la segregación y de la extrema pobreza, ha minado toda la base social, la que por un lado no encuentra amparo en ninguno de los representantes por los cuales alguna vez votó, y por otro cae más y más en la involución y en la sensación de crísis y pánico, ya sea por el aumento de la pobreza, o porque los bancos y las casas del retail unden a la gran en las deudas, canalizando la dirección del dinero y el poder hacia unas pocas familias.

Entonces, si hablamos de violencia ¿cuál será la madre de la violencia? ¿Los encapuchados que atacan a los "agentes del orden" por hacer cumplir las leyes del Estado? ¿Los dirigentes sociales o sindicales que llaman a las manifestaciones populares? ¿Los "flaites y delincuentes" que siempre aparecen cuando todo se vuelve confuso? ¿Los mismos "agentes de orden" y sus cuestionados métodos para disuador manifestantes? ¿O será quizas la inmensa desigualdad social que existe en nuestra sociedad?

En esta columna sólo se analizó el tema de la marginación social dadas las condiciones socio-económicas, pero no se debe olvidar al mapuche en el sur, al cual le quitan sus tierras y se le aplican leyes represivas por defender lo que es de él. Tampoco se debe olvidar a la gente de regiones, que se debe sentir violentada y ofendida por el centralismo de este país, en donde todos los recursos van a dar a la capital. Y quizas muchas situaciones más en donde la suma de las injusticas gatilla la violencia. 

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03 de abril

La exclusión, la desigualdad y la pobreza no son justificativo para la violencia y la agresión. Eso lo tenían claro, por ejemplo Gandhi y Luther King. Y vaya que ellos enfrentaron una maquinaria violenta, que es el Estado en cualquiera de sus formas, y no obstante, elevaron una ética de la resistencia pacífica, porque entendían muy bien que la violencia finalmente –da lo mismo quien venza al final del día- siempre genera nuevos dominadores y nuevos déspotas.

Por eso, la violencia jamás será una forma de libertad, y la experiencia histórica lo demuestra, siempre aquel que funda su actuar en la violencia, deriva en nuevo déspota. No fue una forma de libertad en la Revolución Francesa, cuando la guillotina cortaba cabezas ante la mera sospecha, y donde hasta los cultores del Terror cayeron bajo su filo. No lo fue en la URSS cuando el partido único terminó por perseguir a los miembros de los soviet y las purgas terminaron por perseguir a los propios revolucionarios como Trostky, y la lista sigue y sigue.

Finalmente, un anarquista bien leído, que por lo mismo es un ácrata, jamás podría justificar la coacción contra otro o su propiedad, porque una cosa esencial que reconoce es no ser dueño de la voluntad de otro, por tanto considera ilegítima la coacción.

03 de abril

Buen texto. Pone en contexto la violencia que se manifiesta en las calles, las barricadas y las manifestaciones, y que muchas veces se le aísla y criminaliza sin entender el por qué de sus eyecciones de cuando en cuando. Si bien a los medios les cabe gran responsabilidad en esto, ello no quiere decir que estén en oscura conspiración. Siguen sus propias lógicas mercantiles amarillistas. Por otro lado, sorprende el hecho de que tras varios lustros de administración neoliberal y avanzadas del gran empresariado, no se haya manifestado efervescencia social alguna.

Y es que frente a la violencia de las calles (nimia si se la considera en proporción) y a los problemas que afectan a este país, las elites una vez más no se hacen cargo de un asunto que ellos mismos crearon y dieron forma por medio del Estado-neoliberal que gobierna esta sociedad pospinochetista.

¿Es que acaso pensaron que un orden creado por la bayoneta y la tortura perduraría cual Reich milenario? Yo creo que sí. Todos los lacayos de la dictadura (derecha chilena) pensaron que el chileno promedio aceptaría vivir en la eterna utopía del emprendedor, el libre mercado y el consumo superfluo. Y no sólo los más fervorosos seguidores del «milagro chileno» creyeron posible esto, sino también los hijos putativos de este sistema asqueroso (Concertación). Una democracia coja, ciega y muda junto a un libre mercado friedmanita. El paraíso para la minoría de sangre azul y el infierno de Dante para la mayoría.

Así que la quema de un bus del Transantiago, piedras y saqueos varios no se comparan con la violencia ejercida desde arriba; allí donde no llega el oxigeno democrático ni la preocupación por un país en el que más de la mitad lo pasa muy mal.

Tal como señalé más arriba, las elites de este país no se hacen cargo de sus acciones. Es casi una constante histórica. Desde el siglo XIX que vienen respondiendo de la misma forma: autoritarismo. Ni siquiera están guiados por un espíritu reformista que les permita conservar sus cuotas de poder como sí lo hicieron otros gobiernos en el tiempo con el objeto de castrar y disminuir posibles escaramuzas revolucionarias desde la Izquierda. ¿O es que las ayudas económicas de Estados Unidos hacia países del llamado Tercer Mundo en el pasado fueron impulsadas por fines filantrópicos? Very clever fueron los yanquis.

En fin, el peso ideológico del autoritarismo que fue cimentado por siglos se hace patente cuando la violencia popular aparece y la anomia social se desata. Tanto el político como la vieja de la esquina suplican para que el orden portaliano golpee la mesa cuando ven al lumpen saqueando a diestra y siniestra. Este ha sido uno de sus mayores logros. Es por ello que se hace necesario comprender en la olla a presión en la que se vive y que la violencia no nace ex nihilo. En modo alguno se trata de justificarla sino más bien de entenderla.

Saludos!

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