Durante los últimos días se ha detectado en Chile un caso la famosa enfermedad que se consideraba erradicada, la lepra. Mucho se ha comentado y se ha especulado que la persona que padecía esta enfermedad era de nacionalidad Haitiana. En base a esto, muchas personas se ha vislumbrado una fuerte discriminación en contra de los migrantes residentes en Chile, encasillándolos como causa de una serie de problemáticas y factor importante en el flujo de enfermedades en el país ¿Qué tan correcta puede estar esta información?
Ante lo sucedido, el Ministerio de Salud no hizo caso omiso y decidió tomar cartas en el asunto, masificando el aviso de que la lepra tiene un tratamiento que es asequible en nuestro país y que los pacientes no se ven vulnerados en su vida cotidiana, pues, apenas inician el tratamiento se aísla su contagio. Además, el subsecretario de salud, Cristian Herrera, añadió que las enfermedades no tienen nacionalidad, se dan en las personas. La lepra está en varias partes del mundo y pueden evidenciarse casos hasta en los Estados Unidos. Por lo demás, esta enfermedad nace de las malas condiciones de vida y no de la nacionalidad de un habitante.
La comunidad Haitiana en Chile, tras la polémica, no tardó en hacerse presente en defensa de su compatriota y expresó tajantemente que la lepra tiene tratamiento pero la xenofobia no.
La comunidad Haitiana en Chile, tras la polémica, no tardó en hacerse presente en defensa de su compatriota y expresó tajantemente que la lepra tiene tratamiento pero la xenofobia no. Junto con recordar que todos, sin importar nacionalidad, somos humanos y debemos ser respetados se hizo alusión a la ley 20.584 que abarca los derechos y deberes de los pacientes la cual se transgredió al difundirse la nacionalidad del afectado, atentando a su privacidad y generando polémica en Chile acerca de todo lo que a migración respecta.
Chile, desde el siglo XX y más aún desde el 2001, ha sido un importante foco de asentamiento extranjero por la buena calidad de vida, opción laboral y estabilidad económica, ¿Pero cuánto de esto se ve opacado con los pavorosos índices de discriminación? El chileno se acuerda de lo que le conviene, siempre nos olvidamos de nuestro lúgubre pasado que forma parte sustancial de nuestra historia. ¿Por qué discriminamos al venezolano que viene a Chile escapando de la situación que ocurre en su patria sin pensar en cuántos Chilenos se exiliaron durante la dictadura esperando poder sobrellevar la situación? ¿Por qué nos quejamos de los aproximados 600.000 habitantes extranjeros en Chile sin tomar en cuenta los aproximados 900.000 chilenos que habitan el exterior?
La gravedad del asunto no cesa aquí, pues la xenofobia y racismo tienen sus propias cláusulas. La discriminación a migrantes en Chile tiene límites estrafalarios en relación a cómo se selecciona a quien discriminar y a quien no. Si se trata de europeos o norteamericanos todos se mantienen cabizbajos mirando a los caucásicos empoderados y hasta se hace el intento de comunicarse en su propio idioma. Son vistos como linajes positivos que llegan a nuestras tierras opacando en seco el linaje mestizo latinoamericano rebosado en pobreza e ignorancia. ¿Cómo es posible elegir a lo ajeno antes que lo propio? ¿Porque los países latinos rozan en vez de complementarse?
El 70% de los chilenos mira en menos a los inmigrantes latinos. Un 40% cree que los inmigrantes reducen las posibilidades de trabajo. Un 41% asocia a los extranjeros con la comisión de delitos. Un 50% no está de acuerdo con que los inmigrantes legales deban tener los mismos derechos que los ciudadanos chilenos. ¿No es increíble cómo la sociedad ve a nuestros vecinos? Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos un 42,5% identifica que se ha violado los derechos de inmigrantes latinos y sólo un 4,2% afirma lo mismo de europeos y norteamericanos. Podemos ver cómo en contradicción un 65% de los chilenos cree que los extranjeros tiene mejor disposición para trabajar.
Esto nos lleva a pensar qué tan xenófobos somos como sociedad y que tan dispuestos estamos a reconocerlo y cambiarlo. El que se instale el debate es interesante en la medida en que nos permite descubrir las reales opiniones de muchos de nuestros pares. En otras palabras, pensamos que no somos racistas cuando en verdad existen muchos que con, vehemencia y muchas falacias, defienden lo indefendible.Tenemos que aceptar que las agrupaciones humanas se enriquecen, evolucionan y se construyen en la medida en que la diferencia en aceptada como parte fundamental del engranaje social y no solo debemos tolerar, porque en esa situación damos pie a que la discriminación se refugie tras el velo de la libertad de opinión.
Comentarios
09 de agosto
Los chilenos somos clasistas y racistas con matices de todas clases, somos un país mestizo, mezcla araucana con españoles. Eso de mirar a los blancos como mejor raza viene de nuestros ancestros mapuches quiénes en sus enfrentamientos contra los españoles tenían como botín mas valioso las mujeres blancas venidas de la península ibérica, eso lo afirman muchos historiadores, incluso el despreciado Sergio Villalobos y el apestable Juan Antonio Encina. Los pocos colonizadores españoles agarraban mujeres mapuches simplemente porque en un principio estaban solos y andaban buscando un poco de cariño entre tantas desgracias por haber venido a Chile. Para que estamos con cosas, nuestras mujeres mestizas enloquecen cuando llega un tipejo anglosajón de cualquier pelaje, yo he sido testigo de eso. Pero bueno, de nuestros ancestros indígenas sea el porcentaje que sea, llevamos en los genes echarle un ojo a la raza blanca, créanme que si Chile tuviera frontera con ucrania ya estaríamos de cacería, yo tambien querría una.
Los extranjeros vecinos serán siempre despreciados, si son morenos o negros, porque representan la pobreza y la esclavitud. Los chinos y coreanos los despreciamos porque se parecen a los mapuches, pero como vienen de culturas milenarias superiores a la nuestra, no nos pescan y nos mandan a la cresta con una sonrisa.
Yo prefiero la frase de Einstein: Es mas fácil destruir un átomo que un prejuicio. El prejuicio es el demonio de la humanidad.
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23 de agosto
Pobre la columna en argumentos. Todo el debate de la inmigracion lo centras en el tema del racismo, en ningun caso te acuerdas de los 2 millones de chilenos en listas de esperas para ser atendidos en los hospitales ni en los 50 mil niños chilenos que esperan jardin junji porque el actual gobierno marxista le da prioridad a los niños haitianos. Esos son los planteamientos que pudiste haber puestos en la columna pero como buen izquierdista, era mas facil hacerle el quite y mejor darle al discurso de los pobrecitos inmigrantes. En fin
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