¿podemos generalizar y homogenizar la realidad de todas las potenciales familias heterosexuales? ¿Podemos atribuir las situaciones de negligencia de una familia a la naturaleza homo/hetero de una parentalidad? ¿Debiésemos entonces admitir que todas las calamidades que ocurren en nuestra sociedad son debidas en gran parte a la heterosexualización de nuestros modelos de vida?
Leí el testimonio de la canadiense Dawn Stefanowicz sobre su historia al ser criada por su padre homosexual, luego de fallecer su madre. Ella cuenta cómo en su infancia estuvo expuesta a conductas de su padre homosexual que la marcaron de por vida: múltiples parejas, pérdida de su feminidad, playas nudistas, violencia entre parejas. Stefanowicz plantea que este “estilo de familia” – el gay- no lo desea para nadie y piensa también que las leyes no deberían apoyar dicha conformación familiar. Dawn me ha inspirado a escribir mi propio testimonio al ser criado en una familia heterosexual.
Tengo 32 años. Mi familia somos mis papás y mis dos hermanas. Yo soy el del medio. Mis padres trabajaban, y después que yo nací, mi mamá se quedó en la casa para cuidarnos a mí y mi hermana mayor. Durante toda mi infancia mi mamá sufrió de problemas del ánimo que limitaba de gran forma nuestro funcionamiento como hogar. Yo recuerdo verla llorar por días y tenía cambios de humor severos. Yo sentía que a veces mi mamá se nublaba y desaparecía, en muchos momentos en los que yo la necesitaba. La relación entre mi madre y mi padre se dio siempre con tensiones. Ella siempre sospechó que mi papá tenía otras mujeres. Y así era, porque un día por una emergencia tuvo que ir al trabajo de mi papá y él no estaba. Mi papá no tuvo otra opción que sincerarlo. Pero siguieron, y yo tengo ese recuerdo de nunca haberlos visto felices, siempre discutiendo.
A mi papá le diagnosticaron diabetes y hace poco más de 1 año tuvo un accidente vascular, porque su estilo de vida era muy malo. No hacía ejercicio y se alimentaba muy mal, me dijo el nutricionista. Su médico me dijo que yo tenía ya el 50% de probabilidad de tener ambas si no cambiaba el estilo de vida que mi familia me había forjado. En la universidad me di cuenta que ésta no era sólo mi realidad. Recuerdo también que tres compañeras nos contaron que habían sufrido abusos sexuales. Dos de ellas desde sus propios papás. Otra desde un tío muy cercano a su familia. Decían que eso las había marcado, pero que nunca se habían atrevido a hacer nada. Luego fui entendiendo que los abusos sexuales en las mujeres son frecuentes y que generalmente los comete un hombre heterosexual muy cercano a la familia. Los hechos también nos dicen que en Chile los homosexuales nacen y se desarrollan en familias heterosexuales y no homosexuales (dado que acá los homosexuales no se pueden casar ni formar familia en términos legales). Por ende, debiésemos de algún modo abordar esto.
Actualmente yo he tratado de cambiar algunas cosas que me marcaron, pero es difícil. He tratado de tener un estilo de vida distinto al de mis papás pero me cuesta mucho hacer ejercicio y alimentarme bien, y sigo con sobrepeso. Con las mujeres me va bien pero tengo poca paciencia. Pienso que todas pueden tener reacciones como las que tenía mi mamá. Y a lo largo de la vida he notado que los familias heterosexuales tienen muchas otras cosas que son de gran riesgo para la sociedad, incluso en ocasiones yo me he visto algo violento con mis pololas.
Es por esto, que quiero pedir al gobierno que se haga algo al respecto. Yo no quiero que otros sufran lo que yo debí vivir por ser criado en una familia heterosexual. Ni que otras mujeres sean abusadas por hombres heterosexuales. Quiero que mi experiencia sirva para que otras personas no tengan las consecuencias que tuvo para mí el estilo de vida heterosexual al cual fui expuesto por parte de mis padres.
Lo que he escrito puede sonar como una tontera. Y efectivamente lo es. El único propósito de este relato es evidenciar lo absurdo.
Relatos de infancias destruidas e infelices en familias heterosexuales podemos encontrar a la orden del día. Luego, ¿podemos generalizar y homogenizar la realidad de todas las potenciales familias heterosexuales? ¿Podemos atribuir las situaciones de negligencia de una familia a la naturaleza homo/hetero de una parentalidad? ¿Debiésemos entonces admitir que todas las calamidades que ocurren en nuestra sociedad son debidas en gran parte a la heterosexualización de nuestros modelos de vida? Claramente no. Y siguiendo la lógica, ¿por qué sí podríamos hacer esto con las familias homoparentales?
Las familias se constituyen primariamente por individuos, y por ende podríamos decir que existen tantas familias según individuos que las compongan existan. Las realidades son infinitas, y por desgracia, a Stefanowicz “le tocó” ser criada por personas cuya biografía les situaba en una vulnerabilidad particular. Su sufrimiento es incuestionable, no obstante, sí se puede (y se debe) interpelar el entramado de asociaciones que ella realiza a partir de su experiencia particular y el cómo desde ahí lo plantea como realidad generalizable y de consideración política. Luego, el mayor aporte que tiene su testimonio está en la perpetuación de estereotipos y estigmas hacia grupos de personas, en este caso, hombres homosexuales, con una ligereza casi digna de farándula.
No es de extrañar que su discurso sea tan atractivo especialmente para sectores religiosos y conservadores, porque promueve imaginarios de fácil impregnación y la generación de prejuicios, a partir de los cuales las personas, al ser enfrentadas a la realidad, muchas veces reaccionamos con temor, violencia y alejamiento. Lo cual por supuesto, es útil en la mantención del status quo que dichos sectores suelen enfatizar como “lo natural y esperado”.
Es por esto que hacia una discusión realmente reflexiva y de amplitud, discursos como los de Stefanowicz deben ser cuestionados y contextualizados de inmediato. Reparo en que el discurso, y no su experiencia, es el centro de la crítica que propongo. Dichas ideas de demonización de grupos particulares no aportan en el logro de una discusión verdaderamente reflexiva y amplia. Generalizar a partir de una experiencia personal única es irresponsable y refleja una incapacidad de ir más allá en el análisis y comprensión de los factores que intervienen en los fenómenos sociales.
Hoy tenemos la oportunidad de seguir modelando lo que colectivamente comprendemos como familia, actualmente limitado a la relación conyugal heterosexual. El desafío es entender que cada familia, sea como se constituya en su núcleo, representa un potencial de riesgo y un potencial de beneficio al mismo tiempo, y que se desarrolla en una realidad estructural, política e ideológica según donde se encuentre, siendo la sexualidad de quienes constituyan su base sólo un factor entre los muchos que están implicados.
Comentarios
06 de junio
Extraño. Para apoyar el matrimonio gay optan por usar generalizaciones, pero para apoyar el aborto, les encanta usar el caso específico y conmovedor. Decídanse
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07 de junio
Completamente de acuerdo
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07 de junio
Decía mi abuela, y luego mi madre: Todo pasa de moda ,menos la moral. Bisexual o heterosexual, habiendo moral, está bien.¿O es muy tonto lo que estoy diciendo?
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08 de junio
No veamos esto como un enfrentamiento ideológico, es un problema humano.
Las familias están compuestas de personas, y estas son buenas o malas personas.
Las que están compuestas de buenas personas, sean hetero u homosexual, serán felices, las otras sufrirán, así de simple.
+2
09 de junio
Bien dicho, con una pareja infeliz obviamente los niños se verán sometidos a situaciones desagradables, peleas, golpes, infidelidades. Pero eso pasa con cualquiera pareja infeliz, sea hetero u homo.
09 de junio
A mi parecer el problema de no es haber sido criado por una familia hetero, es haber sido criado por la típica familia antigua que sigue unida con la excusa de los hijos, cuando lo menos que les queda es el amor.
Ellos deberían haberse divorciado. La realidad actual ha cambiado, cada vez es mas común que las parejas que tienen problemas graves se separen, por lo tanto el problema que se describe aquí, es un problema que cada vez se debiera darse menos.
Ahora, echarle la culpa a los padres del hábito alimenticio, nada que ver, mi madre desde que tengo uso de razón siempre fue gorda porque comió mucho en los embarazos, y eso mismo hizo que yo me preocupara por mi estado físico y mis hábitos alimenticios, no llegar a quedar igual que ella, no encuentro que se pueda usar como una excusa. No es mas que falta de voluntad.
En cuanto a las violaciones que mencionas, mi madre desde muy chica me repetía una y otra vez que nadie podia tocar mi cuerpecito, ni siquiera mi papa, y que cualquier cosa yo tenia que decírsela. Evitaba dejarme sola con algún familiar hombre, y como resultado de esto, recuerdo que una vez un trabajador patuo quería jugar al doctor, le conté a mi mama y lo bajó y subió a chuchadas. Las violaciones se pueden prevenir, nacen del contaste abandono de los hijos, y la excesiva confianza que se tiene en los familiares. Como dices la mayoría de las violaciones son desde el núcleo familiar.
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09 de junio
Parece que no se ha entendido muy bien la idea de «exponer lo absurdo», o no se está leyendo la columna hasta el final.
¡Saludos!
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23 de enero
¡Ufa! Horror de planteamiento. Lo medité y casi caigo en la equivocación, casi le doy la razón. Pero no, no está bien. Estimado. Que algunas personas atribuyan a las familias homosexuales, homoparentales o como quieran llamarlas, atributos indeseables o nocivos para la crianza de niños, no implica que toda la oposición a la adopción por parte de dichas familias se fundamente en ello, y que por refutarlas se haya ganado el pleito. Simplemente no comience por el final. Las carretas no tenían por propósito dar trabajo a los bueyes. No tiene ninguna importancia lo que esas particulares familias crean que puedan dar o hacer, ni tampoco la tiene que sus adversarios piensen que no pueden darlo, hacerlo o que lo harán mal, sencillamente porque a la hora tratar el tema de la adopción, los adultos no somos el centro de interés, somos el medio, la herramienta. «Yo quiero ser herramienta» se dicen en definitiva. Y eso claramente, no es de interés para su propósito. No aceptaré jamás que los medios se impongan a los fines. Si la mujer que parió ese hijo murió, huyó, la secuestraron o como haya sido, y si el hombre que lo concebió se fue a comprar cigarrillos, lo que a nosotros nos interesa es simular para ese niño lo que ellos no hicieron. El niño es el propósito, y como fue parido y concebido, por espécimen animal, simularemos para él lo que habitualmente hacen los demás especímenes animales con su descendencia, con su lazo de sangre. El objeto es simular el lazo de sangre, porque es con ese lazo que venimos al mundo. Repito, la herramienta jamás tendrá derecho a consideraciones, será siempre eso, la herramienta. De todos modos, ya lo dije en otro comentario, nunca debiesen tener derecho de adopción por la simple razón de que ese derecho no existe; ni siquiera los heterosexuales lo tienen. A menos que se viva en algún lugar recóndito del planeta donde todavía trafican esclavos.
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23 de enero
Fe de errata: Dice «concebió», cuando es «concibió»
23 de enero
La objeción central es esa: los heterosexuales nunca hemos tenido derecho de adopción, y por lo tanto los homosexuales tampoco lo tendrán. No existe porque el objeto es un ser humano, y no puede invocársele derechos cuales bienes corporales. Para con los niños solo hay deberes, y nuestro deber es simular las condiciones de crianza de los progenitores. Veámoslo desde el otro extremo: Si aceptásemos la posibilidad de que no fuese meta o canon de medida la crianza de los hijos por parte de una familia heterosexual, cabría preguntarse por qué razón hacemos responsables a los progenitores cuando están identificados, por qué les exigimos comprometer su patrimonio y su afecto. Respuesta: porque tienen un lazo de sangre. Luego es el lazo de sangre el objeto de medida, el canon. Si renunciamos a ese canon, estaríamos frente a la misma situación en ambos casos, y por lo tanto los progenitores no podrían ser sancionados, tendrían facultades para repudiar o abandonar a sus hijos, sin temor a ser castigados o responsabilizados.
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23 de enero
Como dijo una inteligente comentarista, nunca se ha visto una yegua o una vaca pariendo niños.
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23 de enero
Soy un energúmeno. Me pasa por escribir a última hora: fe de errata: nada de «concibió» ni «concebió». Los varones no concebimos, engendramos. La única excepción conocida es Schwarzenegger en «Junior»
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