Pero que no se malentienda, este no es un artículo feminista. No puedo considerarme más lejana a ese concepto. No creo que debamos luchar por regalías, ni por consideraciones especiales sólo por el hecho de ser mujeres.
El número de mujeres emprendedoras ha crecido considerablemente. En efecto, Global Entrepreneurship Monitor (GEM) demostró que en la última década aumentó de 8% a 22% en nuestro país.
Sin duda es una buena noticia, pero no podemos hacer vista gorda de que el mismo estudio revele que aún la cantidad es desfavorable en comparación con los hombres. Y no es cosa de ahora, por eso me duele que en Chile aún no tomemos el lugar que nos corresponde.
Según las investigaciones, esta brecha en el área del emprendimiento entre hombres y mujeres se debe a diferentes factores, entre ellos aspectos psicológicos y características propias del género. Entonces, veamos. ¿Cuáles son nuestras características? Lo primero sin dudar, luchadoras. Hemos superado cada barrera que la historia nos ha puesto. La sicología nos caracteriza como más empáticas, apasionadas, comprometidas y mayormente intuitivas que los hombres. Las investigaciones nos identifican como colaboradoras, sociables, expresivas y cercanas en términos laborales. La cooperación y el trabajo en equipo están en nuestro ADN. Hacemos muchas cosas a la vez, es decir, podemos actuar en distintas direcciones. Por último ¿quién podría dudar que la mayoría de las mujeres hacen todo, pero TODO por sacar adelante a los suyos?
Y el problema recae ahí. Solemos postergarnos para cumplir primero con lo que socialmente se espera de nosotras. Según el reporte del GEM Mujeres y Actividad Emprendedora en Chile, las mujeres que comienzan a emprender lo hacen alrededor de los 39 años y recién se establecen a los 44. Y de aquellas que trabajaban antes de tener un hijo, un 30,8% no vuelve a su fuente laboral, según la Encuesta Voz de Mujer de Comunidad Mujer y Banco Interamericano del Desarrollo (BID).
Estas cifras son preocupantes y es el momento de cambiarlas, de ponernos como prioridad. Todos estos elementos que nos caracterizan como género son suficientes para salir a comerse el mundo y romper las barreras que aún quedan. Es más, el buen liderazgo (liderazgo transformacional) está relacionado con los rasgos propios del estereotipo femenino.
Pero que no se malentienda, este no es un artículo feminista. No puedo considerarme más lejana a ese concepto. No creo que debamos luchar por regalías, ni por consideraciones especiales sólo por el hecho de ser mujeres. Sólo queremos igualdad de condiciones en un país, donde ganamos un 30% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Porque querámoslo o no, seguimos habitando en un ecosistema masculino.
Por eso es importante que las políticas públicas se centren en fomentar el emprendimiento femenino y que las incentiven a innovar en sectores que históricamente no han explorado por ser de “ellos”. Políticas públicas que busquen la democratización de las oportunidades y que se adapten al contexto que vive Chile hoy, donde las mujeres emprendedoras crecen. Es necesario también crear instancias para fortalecer la preparación académica y de apoyo con asesorías especializadas para diversificar sus iniciativas.
Según el GEM, Chile está entre los 20 países con mejor ecosistema para emprender. Entonces, mujeres, ¿qué estamos esperando? El desafío no es fácil, pero ¿quién mejor que nosotras para superar dificultades y salir adelante vencedoras?
Comentarios
09 de febrero
¿y cuál cree usted que es el lugar que le corresponde a las mujeres y que por ahora, por lo que se entiende, no han tenido?
0
09 de febrero
Me identifico este tema, quiero ser independiente, tengo las ganas, la fuerza, pero necesito que me guíen, me digan cómo.
Muchas ideas tengo en mi cabeza.
Tengo 59 y algo debo emprender.
Felicitaciones por el tema
0