El modelo actual poco y nada ayuda para que los sectores más oprimidos puedan alcanzar “su madurez”, cuestión que debiese expresarse en unidad, autonomía, identidad y organización comunitaria
Alberto Hurtado S.J. nos decía que “la ascensión obrera ha sido siempre obra de la propia clase obrera que ha alcanzado su madurez”.
Este mensaje, de raíz sindicalista, expresa un camino que realza y contiene conceptos como «autonomía», «identidad», «comunitarismo» y «unidad». Estos constituyen algunas de las principales herramientas de superación de las precariedades e inequidades existentes en materia laboral.
Luego, destaca la transcendencia y transversalidad temporal y situacional del mensaje citado. Así, resulta concordante vincular y asimilar la frase del Padre Hurtado al contexto que hoy viven más de 29.000 familias de campamentos en nuestro país, con niveles de pobreza y desigualdad, respecto de las capas acomodadas, intolerables para el Chile “creciente” del cual nos jactamos en la actualidad.
El modelo actual poco y nada ayuda para que los sectores más oprimidos puedan alcanzar “su madurez”, cuestión que debiese expresarse en unidad, autonomía, identidad y organización comunitaria. La fuerte promoción del individualismo, que unido a diversas políticas públicas y más aún, a las prácticas políticas asistencialistas de los últimos 40 años, no han hecho más que adormecer a una gran mayoría del pueblo chileno que sólo se dedica a esperar lo que le den.
Ante el escenario descrito, en el contexto de los 681 campamentos que existen aún en Chile, no queda más que reforzar el contenido del mensaje de San Alberto Hurtado, citado al comienzo de este texto:
1. Potenciando la autonomía de las comunidades de personas que viven en los asentamientos precarios de nuestro país. Entregando las herramientas necesarias para que sean los protagonistas de su propia “ascensión”.
2. Que ese proceso de autonomía vaya cargado y acompañado de una intensificación de la identidad comunitaria, afianzando el compromiso colectivo que implica una causa y misión común.
3. Construyendo espacios de organización comunitaria que permitan planificar un trabajo coordinado y de solidaria cooperación colectiva.
4. Entendiendo que el alcance de la “madurez” organizacional de las comunidades de campamentos, pasa necesariamente por un diagnóstico participativo, que visibilice y determine las necesidades y demandas comunes. Dicho trabajo solo puede levantarse desde la Unidad de todas las comunidades organizadas. La atomización comunitaria divide y debilita. La vinculación, cooperación y unidad engrandece.
La convicción y asimilación del mensaje hurtadiano, a partir de la frase del comienzo, se vivifica en el trabajo que, semana a semana, miles de voluntarios de Techo-Chile hacen en conjunto con las personas que integran las más de 200 comunidades con las que trabajamos a nivel nacional.
Nuestro deber no es más que entregar instrumentos y trabajar junto a las 681 comunidades de campamentos de nuestro país, acompañándolos a alcanzar su propia “madurez”, de manera tal de internalizar que “la ascensión” de las comunidades más pobres de nuestro país es obra de las mismas comunidades, cuando estas hayan “alcanzado su madurez”.
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Comentarios
18 de agosto
Lo siento. Se acabó en Chile la batalla contra la pobreza. Toda la plata se la llevaron los estudiantes universitarios. Anda a reclamarle a ellos.
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19 de agosto
Alberto Hurtado asumió la opción preferencial por los pobres mucho antes que las Conferencias del Episcopado Latinoamericano más emblemáticas (Medellín 1968; Puebla 1979). Fue un precursor de la Teología de la Liberación sin ser teólogo profesional.
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