Dos voladores de luces del Gobierno

Piñera nunca ha sido un hombre que siga a pie juntillas las indicaciones y consejos de quienes están a su alrededor para aconsejarle. Es más, el Presidente es conocido por hacer caso omiso a las sugerencias e irse por la libre cuando él lo estima. Sin embargo, en los últimos días se han sucedido dos hechos de parte del Gobierno que pueden ser parte de una estrategia elaborada para desviar la discusión: la reducción de las vacaciones a los estudiantes y el proyecto de primarias, que si bien pueden ser ideas muy fundamentadas en el contexto en que las realizan funcionan como voladores de luces.

Lo de la reducción de las vacaciones, cuesta creer que haya sido un desmadre del Presidente en un programa de televisión. Por el contrario esta estrategia debe tener un sustento en llevar la discusión, que estaba firmemente asentada en el lucro, hacia un tema que no estaba en el tapete y que ahora tiene a los actores involucrados discutiendo si es relevante o no ampliar las horas de clases. Durante los tres meses que se han producido las movilizaciones sociales, los estudiantes han llevado la batuta sobre la discusión, han plantado temas que antes estaban vetados y la opinión pública se había tenido que sumar a las ideas que ellos planteaban. Pero esta discusión la ha introducido el Gobierno con el afán de volver a controlar la materia (como lo haría cualquier gobierno que no adoleciera de conducción). Ello, sumado a la doctrina de sacarle hasta la última gota a las tragedias. Aun cuando la caída del avión no se puede pensar como algo planeado desde La Moneda, sí directa o indirectamente su manipulación y el tratamiento que han hecho de ella pasa por una estrategia. Con en el caso de la caída del avión en la isla de Juan Fernández y la discusión de acortar las vacaciones, lo estudiantes perdieron el control del balón y ahora tienen que salir a buscarlo, sin caer en discusiones irrelevantes.

Y lo de las primarias para todos los cargos de elección popular, es una buena iniciativa, quizás sensata, para introducir aire en los partidos y las coaliciones permitiendo a los electores tener participación en la elección de sus candidatos. Pero si proyectos de este tipo no van acompañados de otros que abran la democracia como la modificación al binominal, entonces quedará sólo como una iniciativa que va a desviar la atención de la sociedad civil a la ampliación de la democracia, como se ha estado exigiendo.

En el sistema actual de selección de los candidatos, los partidos y las coaliciones dejan bastante que desear: procesos de espalda a la gente, entre cuatro paredes y sin mucha información. Un proyecto de primarias otorgaría ciertamente una cuota de legitimidad a quienes se presentan a una elección, pero que en el caso del Congreso, esta legitimidad se va a diluir cuando llegue frente a la puerta del binominal.

Además, si se quiere reforzar la democracia, hay que preguntarse dónde están los proyectos de inscripción automática, del voto voluntario y del voto de las chilenas y chilenos en el exterior. De nada sirve presentar un proyecto así, que puede ser muy necesario para los partidos, pero que definitiva no se complementa con las modificaciones sustanciales que requiere la política.

De este modo, estos dos puntos, junto con la trágica coyuntura acaecida el fin de semana, hacen que el Gobierno vuelva a tener el control de la agenda, pero si se miran detenidamente estas dos ideas, no son más que voladores de luces. Ojalá no nos encandilemos con estas luces y sigamos discutiendo los temas de fondo: el lucro en la educación y la ampliación de la democracia.