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Dinero, valores, sociedad y renta básica universal

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¿Qué tal si a todos los chilenos les garantizáramos un ingreso mensual de por vida independiente de sus ingresos producto del trabajo?

Más allá de si es actualmente “impráctico” o no implementar un programa así en Chile, lo que conviene hacer es ver por qué un programa de Renta Básica universal (conocido como RB) es una idea que, tarde o temprano, tendremos que considerar de manera seria. Por lo demás, esto ya se está haciendo en los países más avanzados del mundo (y es conocido en ingles por las siglas BIG – Basic Income Guarantee).

Primero, para justificar la implementación hipotética de una RB, hay que considerar que el dinero, tal como ya argumenté en otra columna, representa hoy día mucho más que un mero “medio” de intercambio. Entre las distintas funciones que cumple el dinero (como la de representar el tiempo), una de las más extendidas tiene que ver con su capacidad para asignar valor.

En este punto le debemos mucho a Karl Marx. Entre las muchas perspectivas novedosas que él nos ofreció, una de ellas es la que dice relación con la mercantilización de la vida. El proceso de mercantilización inherente al capitalismo es en sí mismo lo suficientemente preocupante como para levantar legítimos cuestionamientos al sistema. Después de todo, el sólo hecho que hoy muchos aprecian una obra de arte o un diamante por su valor monetario (¡es que vale millones!) más que por su belleza intrínseca es un indicador de cuán tergiversada está nuestra relación con el mundo. Tergiversación que por lo demás nos ha convertido en verdaderos depredadores del planeta.

Esta idea (que el dinero sirve para indicar cuán valioso algo es) se invoca para justificar los altos sueldos de ciertas actividades. Estos altos sueldos constituyen una manera de valorar el trabajo y su importancia. Los sueldos altos son, nos dicen, necesarios para atraer a los mejores. La vital importancia de ciertas labores se ven, por lo tanto, compensadas por el alto sueldo que estos perciben. Si queremos a los mejores, hay que pagar para tener los mejores. Esta línea de razonamiento se aplica a muchas disciplinas cuando de defender los altos ingresos de una profesión se trata (abogados, médicos, ingenieros, etc). Y no sólo se aplica a profesiones sino a bienes materiales. Lo de buena calidad es siempre más caro. El dicho popular que afirma que lo barato sale caro apunta a la idea que la calidad de un producto está estrechamente asociado a su alto precio. Y, mutatis mutandis, la importancia de una profesión está asociada a las remuneraciones que se le asignan.


Si el nivel de remuneración es un reflejo de cuánto una sociedad valora una actividad determinada, entonces pareciera ser que esta sociedad valora sus gerentes generales cuarenta veces más que los mismos profesores que los formaron.

Vaya argumento este de que las altas remuneraciones son necesarias para atraer a los mejores. Enfrentado a un argumento como este, conviene detenerse un instante y preguntarse, ¿qué se está diciendo realmente? Se está diciendo que la importancia de un trabajo y de una actividad, se refleja en su nivel de remuneración. A primera vista, esto puede no parecer complicado. ¿Pero es esta realmente la señal que como sociedad queremos transmitir? Si un gerente general o el presidente de un directorio ganan varios millones al mes, ¿es porque su trabajo realmente vale esa cantidad de millones?

Quién crea que la respuesta es un “sí”, debiese pensarlo dos veces. La razón principal por la que deberíamos dudar de esta idea es que al afirmarla estamos desmereciendo y despreciando a la(o)s dueña(o)s de casa, los poetas, pintores, artistas, deportistas (excluyo a los futbolistas que ganan millones), científicos, profesores, obreros y a miles de trabajadores que ganan una miseria y/o que apenas llegan a fin de mes. Si el nivel de remuneración es un reflejo de cuánto una sociedad valora una actividad determinada, entonces pareciera ser que esta sociedad valora sus gerentes generales cuarenta veces más que los mismos profesores que los formaron. Y cuarenta veces más que los artistas que hacen que la vida humana sean vivible. Algo está muy mal aquí. Después de todo se puede vivir perfectamente sin gerentes generales. Ellos no son indispensables. Pero que alguien trate de imaginar una vida sin música y sin arte. Sin maestros y sin guías. Quien lo intente se dará cuenta muy rápidamente que una vida sin música y una vida sin maestros o guías es una vida empobrecida. Claramente si de importancia vital, trascendental y fundamental se trata, los artistas y los maestros valen mucho más que los gerentes (e incluso más que los parlamentarios que tienen dietas millonarias). Y a pesar de esta reconocida importancia trascendental, ¿cómo premiamos a los artistas y los profesores? ¿Cómo valoramos su labor?

Algo hay que cambiar. Y aquí es donde entra la idea de una RB. Ya que no podemos cambiar el sistema completo (al menos no en el corto plazo), la implementación de una RB pareciera ser una solución intermedia que puede servir para ayudar a dignificar la vida de las personas. Recuerden que si en nuestra sociedad la valoración de una actividad se realiza a través del dinero, entonces podemos utilizar el dinero para valorizar a todas las actividades humanas. En este sentido, un ingreso mensual garantizado mandaría el siguiente mensaje fundamental a todas las personas: valoramos su vida y valoramos lo que usted hace con su vida. Sea un gerente general, obrero, artista, profesor, escritor, chofer o médico, usted es bienvenido en esta sociedad. Y por eso, como sociedad, le hacemos entrega de un ingreso básico que le va permitir a usted dedicarse a su actividad sin temor a pasar hambre o quedar en la calle. Si se implementara una RB universal, estaríamos transmitiendo una señal de humanidad y dignidad que nos enaltecerá a todos.

TAGS: Renta Básica Universal Sueldo mínimo

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28 de octubre

El día que logremos desembarazarnos del neoliberalismo para reconstruir un Chile en términos populares tendremos que reivindicar el año 2006 como el inicio del cambio. A partir de esa fecha y con las movilizaciones de los estudiantes a cuestas, con su revolución de los pinguinos digo, simplemente logramos agrietar el régimen al crear conciencia sobre lo negativo del lucro no solo en la educación sino en todos los espacios colectivos. El «No» al lucro en la educación se extendió a un «No» a la mercantilización de la salud, de las jubilaciones y de otros muchos ámbitos de modo que hoy el libertinaje del mercado es cuestionado en su integridad.

El 2006 nos reafirma que otra realidad es posible. Y debemos estar a la altura de las circunstancias porque somos los trabajadores, los que vivimos de un salario, de nuestro esfuerzo y empleo, los protagonistas de la historia, quienes junto con los jóvenes, con los cesantes, con la dueña de casa y con otros tantos transformaremos Chile. En ese sentido, hay que entender la huelga como un instrumento legítimo de fuerza y de lucha para libertarnos de las ataduras de una institucionalidad que nos fuera impuesta con el golpe de Estado. Tenemos el derecho a librar esa batalla porque no solo somos la mayoría sino también los que generamos la riqueza y así colocamos en movimiento o eventualmente paralizamos la economía y al país mismo.

Jose Luis Silva

29 de octubre

No es el sistema neoliberal el que pone los precios Alfredo. El sistema neoliberal deja en libertad a las persona para que le dé el valor monetario a los bienes y servicios, que las pesonas decidan cuanto estan dispustas a pagar por algo. De eso se trata.

Si las personas pagan poco a los profesores habrá que subir el valor del trabajo de los profesores para que las personas paguen mas. Ese es el concepto neoliberal, lo que pasa es en esto hay algo distinto: es la educación pública la que pone su tarifa a los profesores, no los apoderados, esa es la distorción que baja el valor del trabajo del profesor. Total los políticos de izquerda con poder para estas decisiones tienen a sus hijos en colegios privados, ellos tienen la opción. Como siempre a la gente de izquerda le gusta ejercer máxma libertad en la vida propia, pero restringir las libetades en la vida del resto.

Saludos

28 de octubre

El día que exista ese RB, la inflación será tan brutal que la idea se caerá sola.
Porque, si existe un ingreso que no dependa de si se trabaja o no, o si se trabaja mal o no, eso deberá ser absorbido por la sociedad y las empresas (porque alguien debe pagar eso..) y será un costo que, finalmente, caerá en el precio de los productos y servicios. Cuando hay impuestos generales, costos generales, etc, eso se traduce en precio; cuando es específico, entonces el actor afectado por ese costo no puede subir precios ya que la competencia no lo deja; pero si todos están en la misma, no se puede evitar que todos piensen de la misma forma.
Yo creo que, mas allá de propuestas de equidad social generales para tranquilizar los ánimos, envidias, etc, lo mas lógico sería crear una regla de equidad interna en las empresas. Luego, ahí si, el gerente podría ganar nomas de X veces el sueldo menor. Entonces, para subirle al gerente, se le debe subir a las capas inferiores. Eso es mucho mas practicable que generalizaciones sociales.

Luego, destacando el comentario ya expresado, la huelga es un instrumento precario, injusto y muy tosco. Porque se argumenta que los trabajadores puedan disputar ganancias con el dueño; pero sin compartir riesgos. El día que los trabajadores arriesguen plata de su bolsillo por la empresa, será muy justo que disputen las ganancias; pero si tienen un sueldo, háganlo bien o mal, le vaya bien o mal a la empresa, va a existir siempre esa diferenciación de las utilidades. La cantinela del neoliberalismo invoca, como siempre, a un enemigo imaginario, ya caricaturesco, pues ese neo-humano, generoso y despreocupado de sus intereses, que ocupará el lugar del satánico neoliberal, lamentablemente NO existe aún; y no se como lo van a crear.

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