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Detenciones ciudadanas: un asunto de responsabilidades compartidas

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En el transcurso de los últimos años –particularmente desde comienzos de la presente década-, hemos sido testigos de una práctica que se ha transformado en una costumbre y que refleja una situación de inseguridades, temor y malestar colectivo de suma preocupación: las detenciones ciudadanas. A través de las redes sociales y noticieros nacionales, se han expuesto grabaciones audiovisuales que muestran a un grupo de personas (sean las víctimas o testigos del acto delictual que ayudan a éstas) que hacen justicia por sus propios medios contra los delincuentes, generalmente, a través de linchamientos o acciones que buscan agredir físicamente y denigrar a los victimarios, con el fin de venganza y/o represalia por los afectados por dichas acciones.


Si el conflicto de la delincuencia no logra entenderse de esa manera, se impide la posibilidad de solucionarlo y de que no se repita constantemente. Asímismo, es menester que se desarrollen políticas públicas integrales en las que participen todos los sectores, propendiendo a enfrentar con seriedad y profundidad esta problemática.

Aquellos sucesos, resultan entendibles y comprensibles en cuanto a la impotencia percibida por las víctimas de asaltos y robos con violencia e intimidación, fundamentalmente, debido a que parte importante de la ciudadanía percibe que las denuncias ante las instituciones pertinentes como Carabineros no logran frenar esta situación crítica con eficacia. Simultáneamente, la sociedad siente que el Poder Judicial es el principal responsable de la rápida liberación de los delincuentes y de que la llamada puerta giratoria se reproduzca constantemente.

No obstante, esta problemática ha sido entendida de una manera muy superflua y simplista, careciendo de una discusión profunda acerca de sus verdaderas causas, y que han significado la masificación de estas prácticas –a mi parecer- entendibles pero injustificadas. He aquí algunos puntos a considerar, que en base al pensar de la gran mayoría de los chilenos, resultarían sumamente impopulares:

1. Surge una omisión, al momento de tratar estos temas, de la búsqueda y diagnóstico de las causas profundas de la delincuencia, las que guardan relación con situaciones conocidas por muchos: diferencias en la calidad y acceso a la educación producto de una multiplicidad de factores, falta de oportunidades de inserción laboral, reproducción de problemas del contexto en el que viven como la drogadicción y el alcoholismo, desigualdades y discriminación por origen social y del lugar de procedencia, entre otras. Si bien, los críticos a esta argumentación pueden aludir a que las oportunidades y posibilidades de abandonar estas situaciones críticas para obtener mejores expectativas están, los más desposeídos están permanentemente chocando contra esta barrera de contención.

2. Carencia y deficiencias de políticas públicas multisectoriales y multidimensionales que sean capaces, de por un lado combatir la delincuencia y sus derivados, y por otro lado perfeccionar su prevención. No es ningún misterio, que la creación de centros penitenciarios no han logrado ser efectivos para aplacar esta problemática, siendo su principal razón, el hacinamiento y precariedades que se les presentan a los reclusos para su rehabilitación y posterior reinserción social. En ese sentido, la puesta en marcha de la mano dura por sí sola y como exclusiva vía de solución, no logra superar los problemas causados por quienes delinquen, sino que conllevan a dos cosas: a que el problema se agudice, y a caer en la lógica del famoso cuento de Don Otto.

3. Por más que diversas encuestas muestren lo contrario, el hecho de que acontezcan las detenciones ciudadanas, demuestra la desconfianza de un sector importante de la población a la labor que efectúan Carabineros. El hecho de que los victimarios y los testigos de un acto vandálico, tengan que recurrir la justicia por su propia cuenta, constituye una muestra de que la labor policial es percibida como insuficiente e ineficiente. Sin duda alguna, ello representa una situación de gran preocupación, puesto que se explicita un desapego al funcionamiento de una de las instituciones mejores evaluadas, la que al parecer, no sería ajena a la profunda crítica y desconfianza hacia la institucionalidad chilena en general.

4. Sin justificar y avalar a quienes incurren en actos delictivos (los que deben ser sancionados por la propia justicia), es preocupante el sesgo clasista para medir y castigar moral y socialmente a los distintos tipos de delincuencia. Con mucha frecuencia, se recurre a frases facilistas y muy populares para castigar a delincuentes de bajo peso, tales como: “que los sequen en la cárcel”, “que les apliquen la pena de muerte”, “que les caigan las peores penas del infierno”, «que les saquen la cresta» u otros epítetos. No se mide con la misma vara, a quienes han sido procesados –o aún no- por delitos financieros, económicos y políticos (inclusive muchos de ellos reproducen a diario prácticas indebidas e ilícitas), puesto que persiste la visión clasista y cliché de que se trata de personas de terno y corbata y con mayores niveles -ergo oportunidades- educacionales, pese a que sus víctimas han sido mayoritariamente los sectores de la sociedad con mayores dificultades y problemas cotidianos.

5. Otro aspecto relevante a tener en cuenta es el rol ejercido por los medios de comunicación. Si bien es cierto que la delincuencia es un problema serio que aqueja a la sociedad actual, se sobreexponen –principalmente y generalmente en los noticieros centrales- aquellos sucesos relacionados con este flagelo, lo que acrecienta los temores y la angustia colectiva. Aquello no tiene sentido, con el estudio realizado en marzo conjuntamente entre Carabineros y la Policía de Investigaciones (PDI), el cual señala que las denuncias por robos han disminuido en un 60%. En relación con lo dicho, también se realizan programas de televisión en que se efectúan denuncias ciudadanas contra delincuentes de “poca monta” –mayoritariamente de origen humilde- en que son presentados como villanos máximos. Lamentablemente, como los medios comunicacionales representan a intereses mayores de grupos políticos y/o económicos poderosos, se obstruyen los espacios de denuncia ciudadana en contra de asociaciones poderosas que caen en ilícitos, lo que conduce a un recurso facilista y simplista (ergo clasista) de culpabilizar con predominancia y sin complejidad al ladrón más débil por sobre el poderoso.

En consecuencia, si el conflicto de la delincuencia no logra entenderse de esa manera, se impide la posibilidad de solucionarlo y de que no se repita constantemente. Asimismo, es menester que se desarrollen políticas públicas integrales en las que participen todos los sectores, propendiendo a enfrentar con seriedad y profundidad esta problemática. Esto, debe asociarse estrechamente con una educación cívica íntegra que abarque sin prejuicios y sesgos discriminatorios las raíces del flagelo de la delincuencia, con el propósito de crear en la sociedad entera una conciencia y cultura acerca de la concepción de los Derechos Humanos. Para no caer recurrentemente en lo mismo, es necesario que el problema de la delincuencia y la violencia en el país, sea comprendido como una causa principal (a la que varios prefieren hacer la vista gorda por diversas razones): como una responsabilidad compartida por todos nosotros.

TAGS: Detención ciudadana

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Comentarios

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servallas

20 de abril

En estos temas quedamos siempre en el mismo escenario, porque se intenta subrepticiamente meter en el mismo saco al tipo cogotero, el que te volará los sesos, o te vacía las tripas si no entregas lo que él busca, con las maniobras de ciertos sectores económicos por satisacer su ambición, por otro lado siempre la misma cantinela, el estado debe actuar a tráves de programas y politicas cuando en realidad el problema está en la casa, en la familia, en los parientes y amigos, es un problema valórico de una cultura de la maldad y delincuencia que sigue, y seguirá floreciendo porque los riesgos son infinitamente menores que el beneficio.
Que el problema es de puerta giratoria, si, porque tenemos un exceso de garantías, y el delicuente saldrá burlándose del tribunal incapáz de condenarlo porque alguién no firmó un formulario,que el problema es la percepción de no actuación, si, porque el carabinero está cansado de arriesgar su vida para nada, que el problema es cansancio, si, porque la gente los sufre día a día y se guarda su impotencia y esta aflora con toda la rabia del mundo. Ahora meter en el mismo saco la propiedad de los medios de comunicación con el delincuente que te apuñaló, es una mezcla sin sentido, o con claros objetivos de odios ideológicos que nos tienen hasta la corona. Una vez más, no es lo mismo un delincuente que un luchador social.

22 de abril

Sergio:

Primero que todo, agradecer su comentario a mi artículo. Respondiendo a lo que escribió, comparto plenamente a que existe una impotencia ante estos actos de delincuencia, en los que nos sentimos vulnerados y sentimos rabia cuando ocurren. Sin embargo, es necesario ver el acto no como una mera coincidencia, sino como una causa de. Ante esto, debo sostener que persiste una visión muy simplista sobre las famosas detenciones ciudadanas, prefieriendo ver al lago desde la orilla pero no lo que hay en sus profundidades. Acerca de que el Estado debe actuar, por supuesto que sí, ya que son temas de responsabilidades compartidas, de unos y de otros. Cuándo señala que hay un asunto de maldad, claro que pudiera existir, aunque los casos de maldad pueden responder a asuntos psicológicos y/o psiquiátricos (dimensión personal) y/o sociológicos («maldad» entendida y reproducida como violencia, lo que se traduce en disputas, por ejemplo, entre pandillas y bandas). Lo de las falencias de la justicia chilena, las hay, pero no es aislada a un sinfín de deficiencias y carencias en muchas áreas que presenta nuestro país, y que requieren ser solucionadas y mejoradas. Opino que el tema se debe plantear desde múltiples aristas. Pues bien, lo de los medios comunicacionales con el «lanza» como lo plantea Ud., eso responde a que se busca poner en la agenda setting que la delincuencia solamente se remite a la delincuencia callejera ¿Por qué cree que se da eso según Ud? ¿Cuáles son las causas que Ud. vislumbra? ¿Qué solución ve viable si Ud. considera que no tienen sentido las políticas, programas y la «cantinela» como Ud. denomina?.

Saludos

optimus_prime

20 de abril

Estimado :

pienso que tu articulo esta lleno de tecnicismos , datos estadísticos , palabras de buena crianza…lo politicamente correcto. lo me lleva a preguntarte ¿ has sido victima de la delincuencia? ¿han asesinado a algún familiar? ¿han apuñalado a algun conocido?….a simple vista no (por eso digo a simple vista) , lo cual dice que tu opinión es desde un escritorio.

Ya no existe el antiguo cogotero q robaba pa comer o llevar el sustento a su familia. ahora los wnes roban y matan porque quieren , no estan ni ahi con robarte todo lo que tengas .

si veo una detencion ciudadana , ten por seguro que le pondre sus patadas al flaite.

es la unica manera , la gente no cree en la justicia , como va a creer si a ese mismo flaite q detuvieron…a las horas esta libre y dispuesto a robar y matar de nuevo.

no estoy de acuerdo para nada con ningun argumento expuesto. insisto , solo palabras que no se condicen con la realidad imperante.

Salu2

22 de abril

Estimado ¿? (Alias Optimus Prime):

Gracias por comentar. Le respondo a lo que me escribió. Evidentemente que da impotencia y rabia cuando uno es víctima de un asalto de distintas maneras, o cuándo le ocurre a un familiar, conocido, amigo, etc, por lo que mi respuesta, no se sustenta desde «el escritorio» como lo sostiene Ud. Este problema, se debe a múltiples causas, en las que la justicia es una (no la única) de las tantas. Ahora bien, ¿Cómo enfrentamos y resolvemos esta problemática? ¿Bastan las patadas y detenciones para solucionarla? ¿Qué soluciones plantearía (y no la simple «le pego una patada en la cabeza al flaite») Ud.?

22 de abril

La justicia no tiene nada que ver con la inserción del delincuente, ni el alcoholismo ni la drogadicción. Muchos de los que compran droga son gente pudiente, y también hay quienes se alcoholizan con 100 Pipers… Por lo tanto es errada la afirmación de que esto tenga que ver con la inserción y la falta de oportunidades. Pamplinas. Blanca Nieves es un cuento para niños, no la vida real. Esto es mucho más simple: Justicia es el derecho a la venganza, y en las sociedades modernas ese derecho se lo arroga el Estado en sustitución del ofendido para evitar que se exceda. Luego el Estado se vuelve idiota y empieza a pensar como cura, a creer que la gente tiene un undécimo dedo, el de la moral, que nace buena en virtud de ese apéndice, pero que el entorno la corrompe, cree que seríamos una suerte de corderitos en dos patas y con ojos redondos como caricatura animada. Por ello renuncia a su rol primigenio de ejecutor de una venganza proporcionada o mesurada en nombre de los ciudadanos. En consecuencia esa ciudadanía se retrotrae a los tiempos arcaicos y retoma la ejecución de su derecho a la venganza contra los ofensores. Se compra armas, crea escuadrones de la muerte, guardias o ejecutores privados, lincha, incinera y ejecuta. Apaguemos el televisor, no miremos tanto mono animado y vivamos la realidad.

22 de abril

Estimado Lisandro:

Gracias por su respuesta. En base a su respuesta, ¿De quién depende o dependeria la rehabilitación o inserción social?, eso no lo deja en claro en su crítica. Por otro lado ¿Por qué sostiene con tanta seguridad que la justicia es el derecho a la venganza? ¿Es ud. abogado? Su argumento pareciera ser una justificación o añoranza implícita por volver a la barbarie o que no se cumpla el Estado de Derecho.

Saludos

22 de abril

¿Sabes cual es realmente el problema? Que cuando se trata estos temas, personas como tu todavia no tienen claro lo que estan diciendo.

Porque por un lado acertadamente te quejas del sesgo en los informativos sobre el tema de la delincuencia, pero al mismo tiempo eres victima de ese mismo sesgo. Porque cuando mencionas lo de «omisión, al momento de tratar estos temas, de la búsqueda y diagnóstico de las causas profundas de la delincuencia» ¿en que estas pensando? Pues si, en la asociacion «delincuencia» y «pobreza». Y al final acabas haciendo lo que todos hemos hecho alguna vez: justificando lo injustificable.

Cuando se discuten estos temas, tenemos que obligarnos a ver las cosas como son: los delincuentes no lo son por no ir a un buen colegio, o porque sean drogadictos o por falta de oportunidades laborales. Lo estamos viendo hoy: un delincuente puede tener apellido rimbombante, titulo universitario, pitutos, etc. Eso no lo hace menos delincuente que el que nos roba la cartera en el metro. Tenemos que aprender a dejar a un lado lo de explicar o justificar la delincuencia o siquiera sonar como si lo hacemos, porque de lo contrario mantendremos el mismo sesgo errado para enfocarla. Chusma ladrona es chusma ladrona, ya sea que haya estudiado en la Catolica o que viva debajo de un puente. El que roba a otros mediante la fuerza o mediante el fraude o el engaño es ladron y, por ende, delincuente asi tenga apellido Edwards o Perez. Tratamos distinto a un delincuente de barrio alto que a uno mas punga (no humilde, no pobre, sino punga) porque nos fuimos acostumbrando al nefasto discurso de «delincuencia-pobreza». Ese discurso tiene que morir, tenemos que tratar al que comete un delito como delincuente sin importar su origen, historia,etc. (salvo en el caso de los menores de edad pero eso es otro asunto).

¿Que importa realmente? El acto, no el origen o las causas, el acto delictual, porque es el acto delictual el que causa daño y genera victimas. A mi me vale absolutamente un comino si me roba un vagabundo o me roba Piñera: me robaron algo que era mio, que me costo tenerlo y he sido despojada de eso. Asi nos sentimos muchos y por eso la gente esta reaccionando con violencia. Porque es el acto, no la historia del hechor, lo que importa. Tenemos que penalizar el acto para restituir o compensar a la victima y la sociedad.

¿La realidad? Es que los delitos estan muy mal penalizados. Una persona roba una gallina y le dan diez años de carcel, pero roba 20000000000 millones de pesos y apenas duerme un mes en la carcel. Por eso pasa lo que pasa. ¿Que Carabineros y la Policía de Investigaciones (PDI) han hecho un estudio en el cual señala que las denuncias por robos han disminuido en un 60%? Ya ¿y por que la gente no denuncia? Porque no tiene sentido hacerlo. 90% de los delitos de robo quedan impunes, porque resulta que para denunciar y que esa denuncia sirva de algo, necesitas tener identificado al delincuente, y aunque lo tengas (y lo hemos visto y padecido todos), las probabilidades reales de que llegue a ser encarcelado son minimas. Porque si es menor de edad (como son muchos delincuentes que estan actuando) olvidemonos de que haya sancion. Si es adulto y es su primera vez estamos fritos, y resulta que su primera vez no corre desde que cometio un delito, sino que no haya sido condenado previamente. El cuento de la «intachable conducta anterior» lo hemos oido en tantos casos que ya parece chiste. Y asi un largo etc de situaciones que hace que la gente no denuncie. No es que no le roben, es que se pierde el tiempo denunciando algo que de ahi no va a pasar.

Lo de «diferencias en la calidad y acceso a la educación producto de una multiplicidad de factores, falta de oportunidades de inserción laboral, reproducción de problemas del contexto en el que viven como la drogadicción y el alcoholismo, desigualdades y discriminación por origen social y del lugar de procedencia, entre otras» debe ser irrelevante a la hora de penalizar. ¿Cuando sí lo es? A la hora de rehabilitar. Estamos al debe en rehabilitar. Ahi si que concuerdo plenamente con lo de que la carcel no es solucion… pero la omision, la gran omision, es el tema de la rehabilitacion.

22 de abril

Estimada Marcela:

Gracias por comentar mi artículo. Trataré de responder desglosadamente lo que ud. me señala:

«Cuando se discuten estos temas, tenemos que obligarnos a ver las cosas como son: los delincuentes no lo son por no ir a un buen colegio, o porque sean drogadictos o por falta de oportunidades laborales. Lo estamos viendo hoy: un delincuente puede tener apellido rimbombante, titulo universitario, pitutos, etc. Eso no lo hace menos delincuente que el que nos roba la cartera en el metro. Tenemos que aprender a dejar a un lado lo de explicar o justificar la delincuencia o siquiera sonar como si lo hacemos, porque de lo contrario mantendremos el mismo sesgo errado para enfocarla. Chusma ladrona es chusma ladrona, ya sea que haya estudiado en la Catolica o que viva debajo de un puente. El que roba a otros mediante la fuerza o mediante el fraude o el engaño es ladron y, por ende, delincuente asi tenga apellido Edwards o Perez. Tratamos distinto a un delincuente de barrio alto que a uno mas punga (no humilde, no pobre, sino punga) porque nos fuimos acostumbrando al nefasto discurso de “delincuencia-pobreza”. Ese discurso tiene que morir, tenemos que tratar al que comete un delito como delincuente sin importar su origen, historia,etc. (salvo en el caso de los menores de edad pero eso es otro asunto). «..

Primero, concuerdo en que se debe tratar a quien delinque según corresponda. Sin embargo, no entiendo eso del «nefasto discurso delincuencia-pobreza» ¿En qué términos lo plantea? ¿En que los delincuentes son siempre pobres?, eso no me queda claro. Creo que lo que se omite, es que no son las mismas razones ni circunstancias los robos de quien proviene de un origen humilde al de un acomodado. Si uno ve y analiza con profundidad y viendo más allá de la pared, la realidad en los lugares más vulnerables y desposeídos, se podrán responder muchas interrogantes que pueden surgir en el camino. Es la única manera de enfrentar este problema, viendo sus causas.

«¿Que importa realmente? El acto, no el origen o las causas, el acto delictual, porque es el acto delictual el que causa daño y genera victimas. A mi me vale absolutamente un comino si me roba un vagabundo o me roba Piñera: me robaron algo que era mio, que me costo tenerlo y he sido despojada de eso. Asi nos sentimos muchos y por eso la gente esta reaccionando con violencia. Porque es el acto, no la historia del hechor, lo que importa. Tenemos que penalizar el acto para restituir o compensar a la victima y la sociedad. «….

Con esto, Usted da a entender de que los actos son espontáneos y no responden a ninguna causa. Al decir que solo importa el acto y no la causa, ud. termina cayendo en el juego de Don Otto: ataco el problema, tomo una determinación que pareciera ser la solución, pero después no hago absolutamentemente nada para analizar el por qué de ese problema, y por tanto, prevenir que se repita de forma reiterada. ¿O no estoy en lo cierto?.

«Lo de “diferencias en la calidad y acceso a la educación producto de una multiplicidad de factores, falta de oportunidades de inserción laboral, reproducción de problemas del contexto en el que viven como la drogadicción y el alcoholismo, desigualdades y discriminación por origen social y del lugar de procedencia, entre otras” debe ser irrelevante a la hora de penalizar. ¿Cuando sí lo es? A la hora de rehabilitar. Estamos al debe en rehabilitar. Ahi si que concuerdo plenamente con lo de que la carcel no es solucion… pero la omision, la gran omision, es el tema de la rehabilitacion»…..

De acuerdo con que la materia pendiente es la rehabilitación. Sin embargo, pareciera que Ud. ve que la penalización y la rehabilitación son dos eventos aislados y autónomos y que no tienen relación alguna entre sí. Insisto que el gran problema persistente es ver este asunto por partes independientes, y no como un todo en que sus partes tienen un grado de relación.

24 de abril

Tu buscas las causas que llevaron a esa persona a delinquir. Solo hay una: voluntad de hacerlo. Tu cometes un delito porque quieres. ¿Quien te obliga a cometer un acto delictual? NADIE. Nadie puede hacerlo, tu voluntariamente dejas de hacer o haces algo sabiendo que provoca daño a otra persona.

Asi que cuando yo digo “¿Que importa realmente? El acto, no el origen o las causas, el acto delictual, porque es el acto delictual el que causa daño y genera victimas. » no estoy diciendo que los actos son espontáneos y no responden a ninguna causa, estoy diciendo que me importa una mierda si el que delinque es un pobre miserable o un empresario poderoso. Me importa una mierda porque ambos, el pobre miserable y el empresario poderoso decidieron cometer el delito. Y todo lo que tu llamas «causas» para mi son «justificaciones» de actos que son injustificables. Actos que se realizaron sabiendo que se podian causar daños a otras personas.

POR FAVOR NO DIGO QUE TENGAMOS QUE HACER LO MISMO SINO TOMAR LA IDEA DE FONDO: Singapur era uno de los paises con mayor indice de delincuencia en el mundo, y para colmo les cayo el terrorismo encima. Estaba hundido en el caos. Asi que Lee Hsien Loong decidio cortar de raiz el problema: pena de muerte (sobre todo para los funcionarios publicos y politicos que cometan corrupcion) y trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores probados. ¿La triste historia de vida de Fulanito? Un cuerno, vendia drogas a niños, asi que trabajo forzado. ¿Que Menganito pidio perdon por aceptar sobornos de una empresa? Ok, pero igual pena de muerte.

¿Efecto de esa política? Singapur es uno de los paises mas seguros de Asia. ¿Por que? Porque Singapur tomo como medida que uno tiene que aceptar las consecuencias de sus actos. Y si cometes un delito, sabiendo la pena que te espera, no llores si te pillan. Fue tu decision violar a ese chico, fue por tu decision que trabajaras al sol durante el resto de tu vida. Los que delinquen saben lo que les espera, la sociedad se deslinda de esa «responsabilidad» que les gusta tirarnos sobre la delincuencia, y el Estado no entra a debatir sobre «pobrecitos», «vulnerables» y blabla de ese tipo.

La poblacion de Singapur se dio cuenta que sí, asi es como funciona esta cuestion. ¿No quieres que haya delincuencia? No cries delincuentes. Si no quieres que tu hijo caiga en la carcel, no toleres que falte un solo dia a la escuela, no permitas que tenga malos amigos, no perdones cuando haga algun daño a otra persona. ¿Efecto colateral de la política antidelincuencia de Singapur? Es uno de los paises con mejor educación en el mundo.

Malasia, pais al que huyeron los delincuentes de Singapur, esta tomado las mismas medidas ¿Que el que trafico con drogas era un pobre frances? Al cuerno, va a ser ejecutado le guste o no a Francia. Trafico con drogas, sabia lo que hacia, sabia por qué lo hacia, y sabia cual era la pena. Y esta reduciendo a pasos agigantados el trafico de drogas, cosa que otros paises no hacen porque «pobrecito, trafico con drogas porque necesitaba dinero» ¿A costa de que, del sufrimiento de miles de personas y familias?

La manera de enfrentar este problema es no buscar justificaciones a los actos delictuales. No te conviertes en delincuente porque no terminaste el cuarto basico, o porque tu papa te golpeaba cuando chico o porque tus amigos te llevaron por el mal camino. Hay mucha gente que no termino el cuarto basico o sufrio maltrato o tiene malos amigos y no delinquen. «no son las mismas razones ni circunstancias los robos de quien proviene de un origen humilde al de un acomodado» SÍ, LO SON: te conviertes en delincuente porque quieres serlo, porque es mas facil robar a una chica su bicicleta que trabajar para tenerla. Esa es la unica razon y la unica causa de la delincuencia. Todo lo demas es blabla sicologico de pacotilla.

Por eso sancionar el delito y la rehabilitacion no dos eventos aislados y autónomos. Lo que digo (y fui clara) es que todo lo que dices sobre “diferencias en la calidad y acceso a la educación producto de una multiplicidad de factores, falta de oportunidades de inserción laboral, reproducción de problemas del contexto en el que viven como la drogadicción y el alcoholismo, desigualdades y discriminación por origen social y del lugar de procedencia, entre otras” es irrelevante a la hora de sancionar al delincuente. Cometio un acto que causo victimas, debe ser castigado sin importar si vive debajo de un puente o en un penthouse y tenemos que castigar el acto sin empezar a ponerle condiciones (si ud roba el 30 de febrero entonces tendra una pena de 3 dias, y si ud roba el 30 de abril tendra una pena de 15 años…), con claridad sin dar pie a interpretaciones, y con las atenuentes muy clarificadas y especificadas. Pero ese castigo no puede limitarse a eso: tenemos que hacerle entender por qué fue castigado, y tenemos que evitar que vuelva a reincidir. Eso es rehabilitar al delincuente.

Perdon por lo largo, estoy teniendo problemas para ser concisa 😛

servallas

23 de abril

¿Por qué cree que se da eso según Ud? ¿Cuáles son las causas que Ud. vislumbra? ¿Qué solución ve viable si Ud. considera que no tienen sentido las políticas, programas y la “cantinela” como Ud. denomina?
Estimado, la delincuencia es un hecho desde la más remota noche de los tiempos, es parte de nuestra esencia y ciertamente está vinculada al mal, y sobre esto podemos filosofar latamente, pero en esencia se trata de dañar al otro quitándole su esfuerzo través de la violencia. Es una falacia asentar el mal en los más desposeídos, carenciados, analfabetos, simplemente porque a todos los grupos humanos la cruza por igual, así, focalizar políticas, programas en esos sectores es discriminatorio, errado y fundamentalmente prejuicioso. A la delincuencia hay que combatirla directamente, duramente y con decisión, de lo contrario, te pondrá de rodillas, porque siendo mal, no tiene compasión. Si me pregunta qué solución es viable, fácil, que la justicia funcione.

23 de abril

«A la delincuencia hay que combatirla directamente, duramente y con decisión» quién tiene que combatir la delincuencia? El estado a través de la policia o la ciudadanía mediante la justicia popular. Existe una diferencia inmensa entre una y la otra en forma y fondo. La «justicia popular» es venganza.
SI las personas toman la justicia en sus manos es necesario que exista la ley, la policia o el Estado? Me parece que no.

23 de abril

Saludos: Loable contertulio, Felipe Richmond, me pregunta por la rehabilitación, ¿y qué diantres significa eso? ¿Hablamos acaso de una persona enferma a la que hay que recuperar? Considero de suma importancia el tenor del lenguaje con que abordamos estos problemas. Y veo que tras el concepto de rehabilitación hay dos falacias ideológicas o dogmáticas, afirmaciones totalmente infundadas y en verdad, teológicas. Primero: Atribuye al afectado una ausencia de voluntad, una condición de enfermo, de convaleciente y que requiere una cura, un tratamiento. «Él no se enfermó porque quiso, y ahora tenemos que sanarlo.» Segunda: Le atribuye una condición previa de salud, y que es la que debe recuperarse. Ambas falacias provienen de un punto de vista de la religiosidad heredada de la Edad Media. Nótese que abordo el asunto de esta guisa aún cuando ateo, soy un defensor de la fe, pero estimo que en este tema hay un mal entendido que se debe esclarecer y que parece usted no entendió, porque con su pregunta asume que mi comentario nunca lo hice. Entiéndame por favor: La gente no nace buena ni nace mala. La moral es un invento, se acepta y se aprende en un acto consciente y voluntario. Por lo tanto el delincuente no está enfermo de nada ni tiene sentido hablar de reinsertarlo donde nunca estuvo inserto. Además ni usted ni yo podemos reinsertarlo. El sujeto tiene cerebro, tiene voluntad, piensa por sí mismo, no es un objeto ni es un niño que podamos trasladar de aquí para allá. Es él el que tiene que quererlo. ¿Y cómo toma esa decisión? Elemental, pues, mi querido Richmond: Pone en una balanza los pro y los contra: El dinero fácil, la sensación de fuerza, el placer de la sangre, las emociones fuertes por un lado, y por el otro la renta estable pero limitada, el trabajo diario y rutinario, la coyunda social. Y elige, simplemente.

¿Y las consecuencias prácticas de estas consideraciones? Pues que si es el sujeto quien elige, está bien que usted busque mecanismos para tentarlo ofreciéndole oportunidades y la cacha de la espada y el bigote del gato, ¡pero eso no basta! También tiene que prometerle y cumplir proporcionándole un castigo o incluso la muerte si opta por la otra alternativa. De este modo, será natural que elija del modo que deseamos.

23 de abril

Se le dice rehabilitación porque se cree una enfermdad. Claramente son pocos los anti-sociales que se ven obligados de manera romántica a delinquir pero, los hay. Nadie obliga a una persona a robar pero, el medio donde nace, las necesidades y la insoslayabel brecha social son conducentes a tomar esa opción.
No creo que para delinquir se haga la operación de pros y contra. Debo señalar que muchas veces la gente no tiene opción o acaso vivimos en una sociedad de multiples opciones? .

23 de abril

Ud. Señor Burgos pareciera comprender al ser humano como 100% racional sin ningún tipo de emociones y/o pasiones, sean buenas o malas. Con eso de que no tengan derecho a rehabilitarse ni reinsertarse en la sociedad, hace pensar que Ud. exige que los ciudadanos sean 100% perfectos, donde no tienen la posibilidad de reincorporarse. Ud. insiste en abordar el tema someramente, y no interiorizarse en el contexto social en el que viven estas personas. Ahora bien ud. dice «Por lo tanto el delincuente no está enfermo de nada ni tiene sentido hablar de reinsertarlo donde nunca estuvo inserto», al decir nunca estuvo inserto, parte de la base de que ese delincuente desde el momento en que nació, no estuvo inserto. O sea hay un factor que determina que algunos seres que nacen insertos y otros no en la sociedad?

Finalmente Ud. dice: «El sujeto tiene cerebro, tiene voluntad, piensa por sí mismo, no es un objeto ni es un niño que podamos trasladar de aquí para allá. Es él el que tiene que quererlo. ¿Y cómo toma esa decisión? Elemental, pues, mi querido Richmond: Pone en una balanza los pro y los contra: El dinero fácil, la sensación de fuerza, el placer de la sangre, las emociones fuertes por un lado, y por el otro la renta estable pero limitada, el trabajo diario y rutinario, la coyunda social. Y elige, simplemente.» Ud. allí, habla en un lenguaje y lógica que es ajeno para el que vive en una población, donde la gama de opciones de vida son muy distintas y reducidas, en relacion a las de otros barrios y sectores. Como Ud. dijo en su primer comentario, y en un tono muy despectivo, parece que otros deben ver menos televisión y dejarse llevar por lo que muestran. Saludos

23 de abril

Gracias por escribir el artículo, Felipe Richmond
:“la creación de centros penitenciarios no han logrado ser efectivos para aplacar esta problemática” Es sólo un lugar donde guardar los cuerpos que no son funcionales al Estado, no tiene ninguna lógica de “rehabilitación”

Segundo la masificación y divulgación de videos con detenciones ciudadanas tildadas como justicia popular, lo único que hace es señalar el salvajismo de una sociedad que se cree avanzada pero, que aún no puede gobernar algunos impulsos.

“Otro aspecto relevante a tener en cuenta es el rol ejercido por los medios de comunicación” El rol de los medios de comunicación no es informar, sino generar ingresos a través de rating.
Finalmente, mientras exista desigualdad existirá delincuencia, mientras exista la sociedad existirán los anti-sociales. ¿Qué busca proteger la ley? básicamente la propiedad privada y, también protegerse a sí misma como sistema Autopietico (Luhmann). Las detenciones ciudadanas no se detendrán porque son una señal de una crisis de la sociedad. Mientras exista desigualdad, existirá delincuencia. Se debe buscar reformar el sistema, no reformar los cuerpos y mucho menos se los reforma a golpes.

23 de abril

Felipe Richmond: En estas situaciones como en la mayoria de los conflictos en la sociedad es imposible aplicar reduccionismos como blanco y negro, maniqueismo como bueno o malo, sino que debemos darle un enfoque multidisciplinario.
La delincuencia es un fenómeno social, por ende tiene multiples aristas. Sí bien no es rehablitar la palabra, porque no están enfermos, si se usa porque los delicuentes igual que los enfermos de siquiatricos son condenados al encierro.Y desde entonces se le da una mirada clínica a la delincuencia, en mi opinión trabajada por la obra de Moscovici.

Debemos entender que la mayoría de las opniniones responden a un paradigma especifico. Por ende muchas veces éstas funcionan como enlaces covalentes (derecho-P.privada) que forman un sistema que es la desigualdad por excelencia.
SAaludos y gracias por tu artículo.

24 de abril

Saludos, afables contertulios. Leo don Felipe Richmond, -porque confieso que en un principio lo pasé por alto- que le sorprende a usted mi concepción de la justicia, la venganza. Bienvenido a la realidad, jo, jo, jo. ¿Qué otra cosa se imaginaba usted que podría ser? Si fulanito violase a mi hija por ejemplo, ¿quién podría declarar objetivamente que es un acto censurable sino yo mismo, el ofendido? Pues nadie más. No hay nadie más, y por lo tanto el que demanda una satisfacción no puede ser otro que yo, ¿Y motivado por qué? Por la sed de venganza, pues. Le diré por qué a usted le sorprende esta definición y sus consecuencias: Porque vive en el presente, no mira atrás. . Sepa que en los tiempos arcaicos no existían policías, ni tribunales ni jueces, ni nada. Solo un sujeto que por la fuerza decidió que él mismo sería el jefe y que los demás deberían obedecerle. Sin ninguna otra justificación para su liderazgo que la de «si no te gusta te vas o te mato» Y a ese señor le fueron un día con el cuento de que un revoltoso les estaba alterando la paz: Era yo pues, que tomé un hacha y visité a la familia del que violó a mi hija. Y degollé a su padre, maté a sus hermanos y luego violé a su madre. Y después de eso fui a las viviendas de sus otros parientes y me mandé otros numeritos incluso peores. Y lo hice porque mi percepción personal fue que era una medida del aprecio por mi hija. Pues entonces el señor de la comarca me hizo capturar y llevar frente suyo. ¿Y por qué lo hizo?, ¿por qué le dedicó tiempo a mis menesteres? Entienda esto, estimado: A él, señor de la comarca, al igual que a los cagatintas modernos, le importaba un soberano pepino mi enajenación y si me hizo capturar, fue únicamente porque los demás aldeanos se sintieron alterados en su tranquilidad y le fueron a pedir medidas. ¿Me entiende? Por sobre usted, por sobre mí o por sobre los agentes del Estado no hay nada, ninguna otra opinión con mayor grado de validez o primacía que dicte cuándo debí darme por satisfecho en la medida de mi venganza. No existe una opinión, un dictado o una tabla que podamos llamar pura o definitiva de lo justo y lo injusto,solo hay dichos de personas, percepciones personales e intereses individuales.

servallas

24 de abril

Lo que se ha conseguido en nuestro país con estos enfoques, me refiero a los que han expresado el Sr. Richmond y también el Sr. González, es otorgar un tipo de coraza, una protección, una suerte de impunidad institucionalizada al delincuente común que claramente vulnera los derechos ciudadanos, y por lo tanto cuando reacciona frente al delincuente in fraganti, lo hace en forma muy violenta. Recientemente se ha sabido que en nuestro país roban al menos ¡cuatro autos por hora!, una locura que deja los afectados en shock, algunos los roban con una violencia brutal, sobre todo contra mujeres, para mi es claro que esos delincuentes no son personas carenciadas o faltas de oportunidades, todo lo contrario, son verdaderas mafias concertadas, similares a las que roban cajeros o siguen y matan a quienes retiran dinero en los bancos. No me queda duda que las actuales condiciones de relajo en la justicia y el apoyo de defensas profesionales pagadas por todos nosotros, esta transformando una actividad abyecta en puras oportunidades. En esencia lo que pasa con este tema, a mi juicio es que se ha politizado, se ha ideologizado, se ha manoseado, algunos gurúes han conseguido colocar un discurso que confunde, desorienta y manipula la opinión pública, al señalar que el delincuente es una persona buena que la injusta sociedad lo ha obligado a la ejercer como profesión la maldad. Cuando hablo que opere la justicia, no espero la justicia popular como alguien señala, sino una justicia propia del estado de derecho, pero que en la percepción ciudadana hoy no está operando, están ganando los malos y de paso, se están convirtiendo en muy malos apoyado y motivados por pensamientos que quizás buscan objetivos más bien anarquistas.

26 de abril

Saludos: Don Felipe Richomond, le respondo porque es un tema interesante y porque aprecio el debate. Y lo comento para que no se me malinterprete, que no pretendo aportillarle. No he dicho que el ser humano sea racional del todo, y me extraña que me interprete de este modo, puesto que por el contrario, la mayoría de mis publicaciones aquí en El Quinto Poder van justamente por la línea opuesta. Y en este propio tema lo mencioné. Uno de los mejores ejemplos es que habitualmente hago mención a una de las motivaciones tras los actos delictivos que pocos abordan: El crimen por el simple placer de la sangre, de la emoción y de la violencia. Y lo menciono en particular porque lo he presenciado, lo he vivido. Hay delincuentes, y no son pocos, que matan, agreden o que violan por placer, porque les gusta la sangre. Y no son raros, no son pocos, y tampoco psicópatas. Me atrevo a afirmar que mucha gente lo ha vivido, no solo yo. Delincuentes que matan primero y roban después únicamente para justificarse, para no tener que verse desenmascarados en cuanto a sus verdaderas motivaciones. Entonces, desde mi punto de vista, parece que es usted el que entiende menos que yo de estos asuntos, o que los aborda desde un punto de vista particularmente utópico, poco realista. El derecho a rehabilitarse no existe. No existe por una razón de lo más simple: Ni a usted ni a mí nos han preguntado si queremos pertenecer a la sociedad, es una pertenencia impuesta, y por lo tanto el delincuente tiene el deber de someterse a la ley, no el derecho. Las normas jurídicas tienen por característica esencial la coersión, la potencialidad de la coacción. Todavía más, estimado, el derecho tiene por razón de ser la premisa fundamental de la libertad de acción del individuo. Si el individuo no tuvo libertad de acción para determinados actos, mal podemos juzgarlo. Si usted cree que fue coaccionado para actuar de tal o cual manera. tiene que acreditarlo. Y en el intento se topará con que no puede. Atribuirle la responsabilidad de los actos del delincuente al resto de la sociedad no tiene sentido porque no puede usted separar a los delincuentes de ese resto de la sociedad que juzga responsables de que carezcan de oportunidades. Para cada caso, los demás delincuentes serían parte del resto de la sociedad culpable de los actos de uno de esos mismos pares. Pero según usted, a su vez no son culpables. Luego, solo lo serían los que nunca han cometido un delito. Y bueno, caeríamos en una contradicción, culpables de los actos de los delincuentes serían las personas honradas. Por lo demás, leemos aquí una tirria particular contra los delincuentes de cuello y corbata. ¿Pero por qué son ellos delincuentes también, habiendo tenido tamañas oportunidades? ¿Y por qué hay tanto pobre que no es delincuente? Entonces no es la falta de oportunidades la causa de los delitos. Cuando digo que un delincuente nunca estuvo inserto, es evidente que me refiero a que el sujeto no fue gaseado, hipnotizado ni narcotizado, llevado a un cambio en sus premisas de acción para la comisión del delito y desde un estado previo o inicial de honradez. Simplemente decidió hacerlo por sí mismo. Y en la mayoría de los casos, bien lo sabemos, caen por un delito acreditado o descubierto, …después de haber cometido diez o veinte veces el mismo.

Para la gente que vive en población no existe esa opción que se imagina usted de o cometer delitos o morirse de hambre. La mayoría de la gente trabaja duro y pasa hambre igual, pero honradamente.

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