Tras bambalinas, dios sigue siendo el gran motivo, pero pocos/as se atreven a mencionarlo o dan cuenta de esto. Por supuesto, en la realidad de Chile de hoy, justificar una posición pública desde la voz de dios, no sería una buena estrategia. Ante esta limitación, los aludidos recurren entonces a la ciencia, la filosofía o la teología, buscando la respuesta al momento del origen de la vida, sabiendo perfectamente que esa respuesta jamás podremos tenerla
En el acalorado debate que ha surgido sobre la despenalización del aborto en Chile, me parece que hay un elemento argumentativo que ha sido escasamente referido por quienes consideran que el aborto debe continuar siendo un crimen: la voluntad de dios.
Llama mi atención que el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati no se atreva a decirlo directamente y su declaración apunte con ligereza a que “la vida es el valor fundamental y es el valor que hay que de verdad proteger en todos los ámbitos”. Tampoco lo refiere de manera directa Ignacio Sánchez, Rector de la Pontifica Universidad Católica de Chile, quien afirma que «antes de las leyes están las convicciones más profundas de respeto a la vida». Pero por algún motivo, tampoco se nombra a dios, quien supongo, tendría alguna relación con las convicciones más profundas a las que se refiere al académico, discursivamente sonaría algo así como «antes de las leyes, está dios». Incluso los abanderados de la UDI y la DC no lo utilizan como un recurso en esta oportunidad. Doy mérito a Sofía Wulf por ser la única que lo ha reconocido y con una notable transparencia. Quizá Helia Molina, Ministra de Salud, lo ha contra-referido tangencialmente al aludir la separación de los roles del Estado y la religión.
Y es que a fin de cuentas, dios es el único gran motivo para no considerar necesaria la despenalización del aborto en nuestro país, tal como sucede y ha sucedido con otros temas que generan controversias similares. Si no, recordemos el debate en torno al divorcio y miremos las escasas discusiones que se han generado sobre la muerte asistida.
Tras bambalinas, dios sigue siendo el gran motivo, pero pocos/as se atreven a mencionarlo o dan cuenta de esto. Por supuesto, en la realidad de Chile de hoy, justificar una posición pública desde la voz de dios, no sería una buena estrategia. Ante esta limitación, los aludidos recurren entonces a la ciencia, la filosofía o la teología, buscando la respuesta al momento del origen de la vida, sabiendo perfectamente que esa respuesta jamás podremos tenerla. Pero al menos la discusión se estanca por un rato.
En este punto, el observador no puede evitar preguntarse: ¿A qué le temen? ¿Temen que el número de abortos aumente? ¿Temen que el Estado sea cómplice de homicidios? ¿Temen que dios nos castigue? No. Ellos temen que dios siga volviéndose innecesario para la gente. Temen que en Chile nos demos cuenta que él no es el único que puede dar o quitar vida.
Ellos/as saben que en los países en los que se ha despenalizado el aborto se acelera la aprobación de otros proyectos que «no tienen la aprobación de dios». Luego, el temor ciudadano (muy efectivo mecanismo de control, por lo demás) sigue reduciéndose. Al parecer dios no es tan malo o está de acuerdo con lo que se está decidiendo. O quizá dios no existe. Ellos temen eso. Temen que los/as chilenos/as comencemos a guiar nuestras decisiones de vida, de salud y de moral poniendo a dios en segundo plano. Temen que la separación del Estado y la religión siga construyendo su camino. Temen al cambio, lógicamente, desde sus posiciones privilegiadas de poder social. Entonces, el problema sigue siendo dios y ellos/as no lo van a admitir. No es conveniente, porque ante la inequidad, indignidad e injusticia, para los/as chilenos/as, dios ya no es un motivo suficiente.
Comentarios
03 de junio
Opino en nombre de los Evangélicos menos tradicionales los que no tenemos problemas en discutir sobre el aborto terapéutico, porque se entiende que la madre o la criatura no eligió estar en esa situación , pero como control natal me parece absurdo colocar el aborto como alternativa, existiendo un sinnúmero de anticonceptivos femeninos y masculinos, el interrumpir un embarazo solo por un error de cálculo de los padres me parece que es premiar nuestra irresponsabilidad como seres humanos. La mujer por supuesto que tiene derecho sobre su cuerpo pero no sobre el cuerpo de un bebé que no pidió nacer. Según lo que opinamos la mayoría de los cristianos la concepción o el inicio de la vida se produce en el momento de la concepción. Si el cigoto no tuviera vida no seguiría creciendo y madurando hasta convertirse en un ser humano con todo su organismo formado. Buscar mas explicaciones para cubrir nuestra falta de madurez, de educación sexual e irresponsabilidad me parece innecesario.
Por último si quieres saca a Dios de la discusión, y nos queda el respeto que debemos tener hacia la vida humana.
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03 de junio
Exacto Erica, tú planteas de muy buena forma cómo al final es la creencia particular que tengamos sobre dios lo que determina todo lo demás.
Gracias por tu comentario.
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03 de junio
Apoyo a Erika.
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06 de junio
Dios no es un problema.
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29 de agosto
Invito a leer este artículo que indica cómo se sería posible establecer el aborto en Chile desde una perspectiva de derecho constitucional, atendido criterios de moralidad, y atendido a cómo se trata a nivel doctrinario en el extranjero.
http://entropialimite.blogspot.com/2011/06/caso-hipotetico-legalizacion.html
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22 de enero
Para mi Dios si es un motivo suficiente y NO soy sólo la única que pienso así. Ud desgraciadamente con su forma de pensar esta abriendo la puerta para una sociedad mediocre y libertina sin respeto por ningún valor moral que tanta falta esta haciendo hoy día y además quiero expresar que quiera o no Dios esta presenté en muchos hogares HOY
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22 de enero
Marta, gracias por leer la columna y por su comentario. Está claro que no vamos a estar de acuerdo, ya que miramos esta situación desde veredas diferentes. Usted está en todo su derecho de analizar los fenómenos sociales desde un pensamiento mágico.
Saludos.