Creo en Mefistófeles. ¿Y qué?

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No es difícil imaginar que, con el mismo Mefistófeles operando en los canales institucionales de sociedad, la información sea simplemente un privilegio de los que puedan pagar, tal y como la educación, tal y como la salud, tal y como los derechos básicos (incluyendo los de los pueblos originarios, forzosamente olvidados y enterrados por el mal patrón imperialista, dueño de sus tierras y su futuro).

En vísperas de las nobles elecciones he, encarecidamente, buscado y observado la información de la que nos podemos valer para tomar una decisión. Se me hizo, entonces, inevitable ver este reportaje del canal Mega, Aquí en Vivo, donde se discutió este controversial y entusiasmante tema, «La Educación», esperanzado en contemplar, a lo menos, un retrato de la situación académica actual. Pero hoy me di cuenta que la sorpresa es presente y futuro también.

¡Mega-sinvergüenzas! Haciéndole creer al pueblo que la deuda y el problema de la educación es causado por la poca solidaridad de los pobladores y no por el diseño siniestro del modelo educativo.

Me han hecho recordar que Pinochet y su séquito de preservadores ideológicos solo han tenido buenas intenciones para con su pueblo (¿cómo olvidarlo?), sobre todo con respecto de la educación. Por esto mismo tenemos el país con más segregación escolar primaria, secundaria y superior. Por eso el costo de las universidades chilenas es el más alto del planeta. Por esto la relación deuda total respecto del ingreso anual supera el 174% (siendo el país con el mayor endeudamiento universitario). Por eso el gasto chileno del PIB en educación es el más bajo del mundo.

¡Pero tranquilos! Ellos tienen la solución. Porque -al «no existir» otra forma de financiar un sistema equitativo- si los que han sido ESTAFADOS por esta lógica, por la mala intención soterrada del modelo educativo capitalista del gobierno y por nada más que la buena voluntad de los gobernantes deciden ser «solidarios» y pagar la deuda injustamente obtenida ¡el problema educativo chileno estaría resuelto! Más estudiantes podrían acceder a becas y a endeudarse como ellos, y así podrían haber descriteriadamente más profesionales deudores. ¡Que felicidad!

Es por esto que conglomerados políticos, y en especial, Fernando Rojas, fieles representantes de Mefistófeles en el país, maldigo a quien los parió porque no dieron a luz, dieron a tinieblas. Yo tenía un día tirado a alba hasta que te vi hablando en la tele, bolsa de oscuridad rubia y carnosa, desprendidamente eludiendo tu humanidad, manipulando la realidad y los números solo por la posición arbitrariamente ganada, mintiendo en la cara a la gente porque, lamentablemente, no conoce la información que tú manejas. Timador carroñero de esperanzas y acreditador de que lo más ramplón y patudo de la sociedad no está en las calles exigiendo igualdad y enseñando su impotencia, sino que dirigiendo este juego maquiavélicamente bien estudiado.

Siguiendo esta lógica cálida del odio me respondo la inocente pregunta que una vez, lleno de la misma rabia que tengo ahora, me hice: ¿Por qué los libros son tan caros? No es difícil imaginar que, con el mismo Mefistófeles operando en los canales institucionales de sociedad, la información sea simplemente un privilegio de los que puedan pagar, tal y como la educación, tal y como la salud, tal y como los derechos básicos (incluyendo los de los pueblos originarios, forzosamente olvidados y enterrados por el mal patrón imperialista, dueño de sus tierras y su futuro).

Y hablando de información, una maldición del mismo tamaño para los medios masivos de comunicación actuales, que encandilan a la población con su farándula y su circo deportivo, metiendo debajo de la alfombra, cada vez que no podemos estar atentos, todas estas crónicas y verdades de la realidad chilena. Ojalá que los fantasmas más nefastos de la ilustración caigan sobre su pestilente cadáver para que rescaten algo de ese espíritu que tenían cuando vibraban, en otrora, como estudiantes, soñando ser un futuro aporte a la sociedad. Busquen (no compren) pantalones y estréchenlos a sus cinturas para que reviva en ustedes la consciencia de que ser parte del cuarto poder es una responsabilidad cívica, y no monetaria.

Ahora con más amor a que las cosas salgan bien, y no odio a que salgan mal, y de manera diametralmente opuesta al párrafo anterior, deseo enviar un abrazo canicular a los futuros emprendedores de esta misión re-fundadora para que corrijan y deshilachen lo que en Chile han tejido los débiles de las generaciones anteriores y en general toda la obra de este omnipresente Mefistófeles. Quiero incluir en esta tarea a todas las profesiones, en especial a la del docente, que hoy en día, acarrean en su espalda profundas llagas de desprestigio social y penosos alicientes, una cruz llena de vestigios de una mala administración y peticiones heroicamente absurdas, y una larga túnica de futuro para el país, que debe confeccionar y reparar solo, oprimido, sin tiempo y paradójicamente feliz, porque de él depende la sociedad.

Volvamos a encontrarnos con la sociedad, con las censuradas letras, con el vecino, con la INOCENTE ESPERANZA, con la manoseada justicia y en resumidas cuentas todo lo que Mefistófeles nos ha privado, encarnándose en distintas figuras, a veces opulentas, o también maternales, de a veces apellidos rimbombantes o con mucho en sus bolsillos, siempre desleales y sin honor, pero desdichadamente «trascendentales» en este país, para que podamos ahora, como ciudadanos, elegir verdaderamente el futuro de nuestra nación y darnos cuenta de que en esa INOCENTE ESPERANZA se esconde el equilibrio ético para justiciar la situación social completa.

De la misma manera, deseo enviar gran apoyo a los candidatos independientes y alternativos, porque la inconmensurable tarea de vencer a esta macabra estructura, de leyes y peones modernos, debe venir de nada más que un rugido gutural por la justicia y los derechos. Por más que los censuren y los intenten apabullar, por más que los endemonien y los moldeen figuras de terror caprichoso hacia la “tranquila y perfecta sociedad”.

Pero una dedicación especial a mi candidato Marcel Claude, inspirador de esta prosa, en quien confío la tarea de reunir y liderar toda la lozanía del caos (ya somos bastantes los astros alineados para esta épica tarea) para suplantar el orden existente y rehacer el cosmos para el que chile tiene potencial. La propuesta filosófica es implacable y lo mejor es que, afortunados nosotros, es lo único que necesitamos para revivir la sociedad de derechos.

Creo que existe ese Mefistófeles rellenito y filantrópicamente acogedor, y creo también en ese Mefistófeles interpretador de la ira de Dios y heredero de la dictadura. En fin creo que existe en innumerables facetas, pero eso no nos va a detener.

El pueblo de Chile esta contigo aunque la contienda sea desigual.