Sólo hace unas semanas, los medios comentaban el éxito de un tipo que no sale en televisión y que, sin embargo, es famoso: Germán Garmendia. A propósito del reciente éxito de su primer libro, varios medios de comunicación alabaron las redes sociales, esas que indican que los nuevos buenos tiempos de la televisión están en internet: tanto en Youtube -donde Garmendia es famoso y tiene millones de seguidores-, como en Netflix. Aunque, no sólo este youtuber ha sido noticia, sino también y lamentablemente, los hechos de corrupción que se viven en el país, mientras los estudiantes marchan por cambios en la educación.
Un Chile movido, convulsionado. Pero en ese mismo país encendemos la televisión un día y un nuevo programa muy anunciado comienza en horario prime. Lo vemos por la sorpresa que cada nuevo programa puede traer, nos reímos un poco, pero pronto nos ponemos serios, no lo podemos creer: volvemos a los ’80, a los ’90, porque nos damos cuenta que la primera invitada principal para subir el rating es Cecilia Bolocco, justo a días en que la Presidenta Bachelet entregara de manera inédita la friolera de US$ 70 millones a las arcas de TVN destacando su sentido público. Entonces es inevitable preguntarse si los fondos irán a parar a buen destino y no para aumentar los sueldos de millonarios conductores o sus invitados.En pleno 2016 de un país agitado, Cecilia Bolocco es la invitada principal a un programa prime de la televisión pública, representando al Chile alternativo al real. Así como hablamos de corrupción política y las propiedades de Lucía Hiriart, ¿Por qué nos olvidamos que la ex Miss fue esposa de uno de los presidentes argentinos más cuestionados del último tiempo?
Y, claro, porque la realidad nacional, además de Garmendia, se suma a la de un país que lucha casi a diario entre nuevos antecedentes de corrupción de precandidatos, parlamentarios varios y dirigentes del fútbol nacional. Días en que las marchas callejeras se suceden, con un reciente muerto en Valparaíso y otros tantos enfrentamientos de carabineros con manifestantes en varias zonas del país.
Un Chile que se estremece al conocer, a 30 años de democracia, que la familia Pinochet sigue enriqueciéndose mediante artilugios diseñados desde Cema Chile, organización que hasta hoy preside su viuda. Para qué sumar los problemas del extremo sur y el mar.
Es en este contexto que vemos a Bolocco sentada cómodamente allí en el set. Y sí, podría pasar, como tantas veces, desapercibida, pero esta vez no. Podría ser sólo una invitada más de la farándula a un programa magazinesco, pero no, porque sentimos que el horno en Chile no está para bollos.
En pleno 2016 de un país agitado, ella es la invitada principal a un programa prime de la televisión pública. La misma que cuando se le preguntó por la suerte que había corrido la joven María Paz Santibáñez, estudiante de Piano de la Universidad de Chile, luego de recibir una bala en la cabeza disparada por un carabinero en una manifestación pacífica frente al Teatro Municipal, contra del rector designado por la dictadura José Luis Federici, sólo atinó a responder “¡Preocúpense de estudiar, para eso se van a la universidad!”, sin mostrar el más mínimo interés social, humano ni político que la situación merecía.
Además, así como hablamos de corrupción política y las propiedades de Lucía Hiriart, ¿Por qué nos olvidamos que la ex Miss fue esposa de uno de los presidentes argentinos más cuestionados del último tiempo? Es decir, es difícil pensar que en 6 años de matrimonio con Carlos Menem no haya al menos escuchado algo respecto a los casos de corrupción que se le han culpado, investigado y condenado en su momento, como tráfico de armas y malversación de dineros públicos.
Es el Chile alternativo al real, el de la televisión millonaria, ese mismo que en otro canal tenía a la hermana de Cecilia como protagonista, a la misma hora.
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