En estos últimos meses la discusión sobre la “crisis de la Salud Pública” se ha instalado como otro foco junto al Sistema de Pensiones o la Educación como un derecho social de carácter universal.
La necesidad de la población requiere de respuestas de Política Pública basadas en la evidencia y dejar de lado las diferencias de política contingente que van horadando la posibilidad de construir una adecuada respuesta, como dije, basada en la evidencia, mirando desde Chile experiencias nacionales e internacionales que pueden ser un aporte a la construcción de una Sistema de Salud que permita resolver los problemas de manera oportuna y eficiente.
Como muchas veces, este cambio en los “incentivos” puede generar oportunidades de mejora en la administración de los recursos en salud.
En esta columna intentaré de manera breve exponer una mirada sobre la gestión clínica y económica en salud. Sin la pretensión de “decir cómo hacer las cosas”, sino que esperando producir una discusión sobre un tema central en la “microeconomía” del sistema de salud. Finalmente es lo que afecta de manera directa a la persona con nombre y apellido, historia y necesidades.
Muchas veces se dice que la salud no puede estar supeditada a la economía puesto que es un derecho. Por lo mismo, dado que es un derecho, es una obligación de los gestores de salud el lograr con los recursos disponibles sostener y acrecentar los niveles de calidad total en la gestión en aquello que les corresponde. Esto, para que los encargados de promover, prevenir, cuidar, curar y rehabilitar a las personas tengan a su disposición los recursos adecuados para lograr los mejores resultados posibles según la evidencia.
En el Sector Público, FONASA ha tomado la iniciativa de generar cambios en la forma de financiamiento de los prestadores públicos. De manera creciente está impulsando, y con éxito, la transformación de la modalidad de pago para los prestadores. El cambio tiene que ver en palabras simples con pasar de pago por prestaciones a pago por la resolución de un problema.
Como muchas veces, este cambio en los “incentivos” puede generar oportunidades de mejora en la administración de los recursos en salud.
Con este modelo impulsado por FONASA, que es el pago por Grupos Relacionados de Diagnóstico, o GRDs, el establecimiento tiene la oportunidad de usar una metodología que reduce la complejidad de la gestión, aumenta la visibilidad de los resultados y la capacidad de maniobra para tomar medidas correctivas en tiempos sustancialmente menores.
Algunas de las oportunidades son:
- Conocer los costos y actuar sobre las desviaciones
- Conocer los resultados económicos de los casos atendidos
- Oportunidad para el trabajo conjunto entre “clínicos y administrativos”
- Oportunidad para comparar resultados entre hospitales
- Conocer los costos y actuar sobre las desviaciones
Es cierto. No se conocen los costos solo se puede tener una “idea” de ellos. La complejidad de los procesos clínicos y su variabilidad dificultan un análisis detallado de cuánto nos está costando nuestra actividad. Los GRDs disminuyen esta complejidad y permiten detectar desviaciones para poner en marcha acciones de mejora en los procesos.
Muchas de estas desviaciones son resultado de la no calidad, de la variabilidad de la práctica clínica, de riesgos aumentados para los pacientes, eventos adversos, etc. Es decir, contener los costos en salud no es renunciar a la calidad.
- Conocer los resultados económicos de los casos atendidos
Consecuencia de no conocer los costos es, claramente, no conocer los resultados económicos de los casos atendidos. Los hospitales públicos no tienen herramientas adecuadas para poder demostrar que los resultados económicos de los casos atendidos requieren de atención y una mejora razonada y basada en la evidencia.
- Oportunidad para el trabajo conjunto entre “clínicos y administrativos”
Una metodología como la de GRDs no puede quedar encapsulada en la oficina de los encargados comerciales o de estadística. Es una metodología que permite desplegar en toda la organización una conversación acerca de los recursos, los procesos, la producción, la productividad, los resultados, la calidad, la seguridad de los pacientes y el aspecto económico. Así, parece ser una oportunidad para cerrar la brecha entre los “clínicos” y los “administrativos” en aspectos clave de los procesos de un establecimiento de salud.
- Oportunidad para comparar resultados entre hospitales
La información estandarizada permite comparar a los hospitales, ajustados por riesgo o su propio “case mix”, de manera de poder mirar el sistema desde una perspectiva global. Hacer ajustes, modelar de manera flexible las redes asistenciales, propiciar la colaboración y el compartir las buenas prácticas entre los gestores, tanto clínicos como económicos.
Todas estas y seguramente muchas otras oportunidades no podemos dejarlas pasar.
Hoy sabemos que, en la mayoría de los casos, los clínicos consideran que estos temas no son de su competencia, ni están dispuestos a “entenderlos”. Por otra parte, los gestores económicos no tienen todavía las herramientas adecuadas para explotar esta metodología como en los ejemplos de esta columna.
Difundir estos temas y discutirlos es necesario, a mi juicio, para ir poco a poco poniendo el foco más cerca de las personas y sus necesidades.
Comentarios
13 de septiembre
Sería interesante conocer la opinión del autor sobre la gestión clínico-economica en el «nivel primario» (que es la parte mas importante del sector público), ventajas y desventajas del actual modelo percapitado+programas, y sobre todo conocer, si existen, incentivos a la integración, pues la fragmentación y segmentación son parte gravitante de los problemas de la eficiencia y de la resolución de problemas, que acertadamente en el ámbito hospitalario de alta complejidad se apunta con los GRDs.
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13 de septiembre
Jaime, hace un par de semanas conversando con algunas personas sobre este tema, precisamente hay algunas iniciativas para integrar los Adjusted Clinical Groups ACG, de Johns Hopkins. Es el sistema de case-mix de base poblacional que más se usa para gestión clínica y de financiación de APS.
Lo mejor es que teniendo buenos agrupadores modernos (no como el que hoy se usa en Chile), se puede integrar la información de los episodios de cada paciente, de forma (tecnológicamente) sencilla.
Seguir percapitando la APS es una práctica a lo menos inadecuada si no se ajusta por epidemiología, costos, y riesgos de los centros de salud primarios. Integrados por el lado del financimiento creo que como dices, se pueden poner los incentivos en gestionar la salud y no las prestaciones para una persona en todo el sistema de salud.