Pocas leyes han enfrentado una resistencia tan férrea del sector privado como la Ley de Etiquetado de Alimentos. El pasado 21 de marzo, la Contraloría General de la República puso fin a meses de disputas entre el Ministerio de Salud y la industria alimentaria. Contrario a lo que sostenía parte de la industria alimentaria, el dictamen establece que los alimentos a la venta del público deben incluir el etiquetado frontal dispuesto en la Ley.
¿Qué significa esto? El 26 de junio, fecha que inicia la aplicación de la ley, todos los alimentos altos en calorías, grasas saturadas, azúcar y sal a la venta tendrán que tener el etiquetado frontal (un disco pare negro) en su envase. Estas son buenas noticias para la salud de los chilenos, ya que de lo contrario habría tenido un comienzo simbólico con una minoría de productos etiquetados.La Ley de Etiquetado de Alimentos es una de las leyes más avanzadas en la entrega de información en la cara frontal, restricción de disponibilidad en establecimientos educacionales y marketing de alimentos no saludables del mundo. Pero la prueba de toda ley es su implementación y aún se requieren señales potentes que aseguren su éxito.
De este modo, la gran industria alimentaria ha perdido la última batalla luego de resistirse con todas sus fuerzas durante la tramitación de la ley y luego en la definición del reglamento. Ahora se verá forzada a adaptarse.
La Contraloría, sin embargo, dictaminó que será la responsabilidad de los vendedores de “abstenerse de poner a disposición del público” productos que no cumplan con la ley. Considerando el poder de negociación y la capacidad de leer y comprender el etiquetado, es probable que la industria presione y sobrecargue a los pequeños vendedores para deshacerse del stock sin etiquetar. Una dificultad similar la tendrán los concesionarios de kioscos escolares ya que sin etiquetado les será difícil discriminar qué productos vender.
Así las cosas, cabe esperar una respuesta enérgica del Gobierno en apoyo de estos pequeños emprendedores a través de los Ministerios de Desarrollo Social, Economía y Salud. En primer lugar, es fundamental poner los esfuerzos de fiscalización en las grandes cadenas de supermercados para asegurarse que cumplan con la ley.
Segundo, el Ministerio de Salud debe aumentar el número de fiscalizadores en las Seremis de Salud con el objeto de dar respuesta a las denuncias que emanen de los padres y apoderados, los medios de comunicación y la ciudadanía en general.
Tercero, a través del Ministerio de Desarrollo Social y Economía, es urgente fortalecer los programas de apoyo a estos pequeños emprendedores, tanto para mejoramiento de la infraestructura (de kioscos escolares por ejemplo) como el desarrollo de competencias.
Finalmente, el rol de los Municipios es fundamental. A través de sus programas de Desarrollo Económico Local y la red de atención primaria de salud, con amplia distribución territorial, tienen mucho que aportar. En el tema de kioscos escolares ya se han visto esfuerzos concretos; por ejemplo, la Municipalidad de Peñalolén y Providencia llevan varios años implementando estrategias de kioscos saludables. Este año la Municipalidad de Santiago, en el marco del Programa Santiago Sano, incluyó en la licitación 2016 herramientas para poder fiscalizar el cumplimiento de la ley con supervisiones mensuales por nutricionista y un sistema de incentivos y multas para asegurar su cumplimiento.
La Ley de Etiquetado de Alimentos es una de las leyes más avanzadas en la entrega de información en la cara frontal, restricción de disponibilidad en establecimientos educacionales y marketing de alimentos no saludables del mundo. Pero la prueba de toda ley es su implementación y aún se requieren señales potentes que aseguren su éxito.
Comentarios
25 de abril
Se quedó fuera nuestro derecho a saber qué productos tienen ingredientes alterados genéticamente, así de claro, no como los del tipo «almidón de maíz modificado» o «jarabe de maíz de alta fructosa»; eufemismo bioquímico para ocultar la verdad y para que nadie entienda
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