El debate de la eutanasia en el último tiempo ha tomado énfasis en la sociedad chilena, especialmente desde el año 2006 cuando los diputados Fulvio Rossi y Juan Bustos presentaron un proyecto de ley para regular dicha práctica en nuestro país, moción que por lo demás sigue durmiendo en el Congreso. No es extraño que así sea, pues en la mayoría de los países del mundo aún no existe acuerdo respecto a este tema. Son pocas las naciones que han aceptado este actuar y me parece que Chile debería sumarse a ellas.
Para saber sobre qué estamos hablando lo primero es definir el concepto de eutanasia. La palabra eutanasia encuentra su origen en el griego, su significado es “buen morir”, además la Real Academia Española la define como “Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él “o “Muerte sin sufrimiento físico”. No hay dudas entonces de que el término está ligado a una muerte sin dolor, lo que muchos defienden también como una muerte digna.“Estamos viviendo en una sociedad donde no se nos trata como ciudadanos responsables. Si yo decido morir ahora, es mi decisión… No hay un conflicto entre la ciencia y la persona. Y nada debiera limitar la voluntad humana”. Humberto Maturana.
Chile es un país, supuestamente, democrático, por lo que la opinión de la mayoría es la que rige dentro de su territorio, respecto a este tema el año 2012 la Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica – Adimark abordó la discusión y arrojó que un 52% de los chilenos consideraban que era justificable la eutanasia “bajo ciertas circunstancias”, la pregunta que nace es: ¿Cuáles son esas circunstancias?
Si nos adentramos en la filosofía del liberalismo, que resulta ser, a priori, la que impera en occidente, se plantea que un sujeto libre toma decisiones autónomas en la medida que su decisión sea racional e independiente. Podemos manifestar que la racionalidad de la decisión se funda en el hecho que el sujeto, actuando de forma informada, evita el sufrimiento y por eso prefiere morir. En cuanto a la independencia es importante que la decisión no esté condicionada por factores externos, especialmente por otras personas. Bajo tales circunstancias deberíamos respetar las decisiones de quienes aceptan la eutanasia, pues como dice el Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana : “Estamos viviendo en una sociedad donde no se nos trata como ciudadanos responsables. Si yo decido morir ahora, es mi decisión… No hay un conflicto entre la ciencia y la persona. Y nada debiera limitar la voluntad humana”.
Este último punto, el de la capacidad de decidir queda manifiesto dentro de los derechos y deberes de los pacientes en salud donde se señala: “Toda persona tiene derecho a ser informada, en forma oportuna y comprensible acerca de: estado de su salud, del posible diagnóstico de su enfermedad, de las alternativas de tratamiento disponibles y de los riesgos que ello pueda representar (…)”. Debería entonces la eutanasia ser una de esas alternativas.
Chile, como país democrático, tiene la misión de respetar la voluntad de la mayoría y legislar a favor en el proyecto de ley de la eutanasia, además, como país “liberal” también es responsable de proteger la opinión de las personas que bajo el alero de su libertad y su autonomía deciden someterse a este método, pues llegó el momento de honrar las resoluciones de los ciudadanos que deciden sobre sí mismos de forma responsable e informada.
Comentarios
24 de diciembre
Que buena columna, lo digo en serio, me motivó altiro para comentar.
Todo lo que dices de muerte digna coincido, basta que el médico presente el caso frente a un panel de médicos especialistas y entre todos, en base a los exámenes, determinen si la persona debe determinar su deceso.
No te voy a hablar nada de religión, como católico no puedo obligarte a pensar igual que yo (además pronto van a comentar varios pastores Soto).
Pero lo que si diré, si consideramos lo clasista y segregador que es el sistema de salud Chileno (privados y públicos, o más lindo, clínicas vs hospitales y postas), ¿Donde van a haber más solicitudes de evaluación de autorización de eutanasia?
Y la gran y maldita razón, hay que tener plata para darle lucha a enfermedades críticas y muchas personas humildes, forzados por la enconomía dirán, ayudo más a familia muerto que aumentando la boleta.
Revisa los sistemas de salud de los países con eutanasia y entenderás mejor el lado macabro de esta ley.
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25 de diciembre
Saludos. Aprecio el aporte de don Diego Villegas y me atrevo a opinar no por diferir, puesto que aunque todavía no me decido, más me inclino por apoyar la eutanasia, y me explayo entonces porque creo que puedo aportar para enriquecer el debate. (capaz que sea para simplemente enrevesarlo) Esta arista es fuente de polémicas o de dilemas, pero barrunto que no siempre coincidirán el provecho colectivo con las opiniones de las mayorías. Tenemos por ejemplo el caso de las serias complicaciones para la salud pública asociadas al consumo de tabaco; y si bien no puedo negar que nuestros legisladores representan a la comunidad, estoy convencido de que de manifestarse la población directamente, antes de las duras normas actuales, en una de esas habría dicho que es libre para decidir si acepta el riesgo. De hecho, con toda la normativa vigente en el presente, se sigue fumando como chimenea. Ídem respecto del abuso del alcohol y de las repetidas iniciativas en pro de la marihuana, pese a todos los estudios médicos que nos hablan de sus estragos en las neuronas. Así tenemos que las mayorías fácilmente pueden ser capaces de aprobar el suicidio, con gran perjuicio social, y estarán en el ejercicio de sus derechos. No faltan los que incluso afirman que los medios de comunicación «manipulan» la opinión pública, lo que equivale a decir que por muy adultos que seamos, no tendríamos total capacidad de autodeterminación o que nuestras decisiones no siempre serán las mejores, y en consecuencia también debemos ponderar otros elementos, como los éticos. Alegan los cristianos que con la eutanasia estaríamos extinguiendo una vida y que luego de aceptada, se nos dificultaría la tarea de diferenciar el límite correcto entre las condiciones aceptables o no para seguir viviendo. La opinión del paciente puede ser influenciada por su entorno, el grado de sufrimiento tolerable para unos puede ser ínfimo comparado con el de otros, y es por ello que en una de esas acabemos descubriendo que no hay una distinción clara entre los conceptos de suicidio y eutanasia. Capaz que ambos términos sean los extremos de una línea, en donde entonces deberemos ocuparnos de acordar un punto intermedio razonable y justificado.
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28 de diciembre
La vida humana solo puede ser entendida de dos formas posibles: como un bien «en sí mismo» o bien para «algo más». Pueden darse ambas cosas a la vez, pero solo en apariencia. Por ejemplo en el cristiano la vida es un bien en sí, porque deviene de un algo más que nos crea y, por lo tanto, en un en sí para un «para algo». La visión que se deriva de, por ejemplo, la carta de los derechos humanos es una expresión de la vida como un bien sí.
La cuestión es ¿qué clase de vivir es el que vale ser vivido como un en sí? La cuestión se complica exponencialmente porque entrar a pesar subjetividades como la «felicidad» o la «dignidad». Aquí me parece que toda persona tiene derecho a vivir una vida digna y feliz, y que en caso contrario está en todo su derecho de sucidarse o eutanasiarse de no estar en condiciones de hacer lo anterior. Y en mi opinión basta solo la voluntad de la persona y exclusivamente de ella. Ni comité alguno, ni familia, ni menos alguna institución foránea.
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