es preocupante y peligrosa la baja o nula organización y capacitación de la población local para identificar, prevenir y actuar ante emergencias, peligros y ocurrencias de eventos adversos para la vida, integridad y seguridad de sus personas y bienes.
Desde hace años, verano a verano los incendios en las partes altas de los cerros de Valparaíso les anunciaban, preventivamente, a los vecinos y sus autoridades el peligro que se venía. En la zona de interfase entre lo rural y lo urbano, allí donde están los pocos bosques que quedan en la región y donde viven los pobres de la ciudad puerto y patrimonial, se venían produciendo incendios cada vez más frecuentes y de mayor impacto en superficies quemadas, viviendas incendiadas, damnificados y víctimas.
La responsabilidad de prevenir y controlar los incendios, así como de proteger a la población son: en lo rural del CONAF, en lo urbano la ONEMI, los bomberos son los encargados de intervenir los incendios y la empresa de agua potable es responsable de mantener la red de agua y grifos de acceso a ellas, lo que constituye el principal instrumento de control de fuego por aquellos. Finalmente, la municipalidad es responsable de desmalezar los sitios públicos y de exigírselos a los privados como medida preventiva, además, es la responsable de coordinar a los diversos servicios que atienden a la ciudad y sus habitantes.
Los diversos incendios de bosques, arbustos, pastizales, viviendas y comercios en la zona de interfase y las partes altas de la ciudad dejaron las siguientes enseñanzas: que no había una franja de 250 metros sin vegetación alguna que separase los bosques de las zonas urbanas, conocidos como cortafuegos, y que se hiciese el desmalezado de todos los sitios eriazos antes del verano, que la red de agua y sus grifos cubriesen toda la zona urbana, independientemente de la legalidad de su asentamiento, y que, sobre todo, se asegurase su presión adecuada en los lugares y momento de emergencia por incendios. Otro hecho constatable era el excesivo tiempo de respuesta de los bomberos ante las emergencias de incendios en las partes altas de la ciudad, en los hechos todas las compañías de bomberos están en el plan de la ciudad, lo cual hacia recomendable instalar cuarteles en esas partes altas.
En relación a capacidad y oportunidad de respuesta ante las emergencias por eventos adversos para la población, entre ellos los incendios, es preocupante y peligrosa la baja o nula organización y capacitación de la población local para identificar, prevenir y actuar ante emergencias, peligros y ocurrencias de eventos adversos para la vida, integridad y seguridad de sus personas y bienes.
Este incendio catastrófico en la parte alta de la ciudad, que incluye a los cerros: Mariposa, La Cruz, Merced, Las Cañas, El Vergel, Ramaditas, Pajonal, Rocuant y el Litre, 9 de 42 cerros, ha producido 850 hectáreas de bosques quemadas, dos mil viviendas incendiadas, 8.000 damnificados y 16 muertos. El impacto causado ahora en número de viviendas incendiadas es superior a la suma de todos los otros eventos anteriores en el último siglo. Esta es la mayor catástrofe que ha padecido la ciudad puerto desde el terremoto de 1906. Lo constatable en esta catástrofe es que no había corta fuegos entre las área de bosque y afines y las zonas urbanas, no había agua disponible, de hecho por no existir red hídrica, no haber agua disponible o no tener la presión necesaria. La mayor responsabilidad en estas fallas es de la ONEMI por la responsabilidad que compete por parte del Estado en fiscalizar el cumplimiento de esas normas destinadas a prevenir y proteger a los habitantes del país de cualquier evento adverso, también lo es de ESVAL por ser la responsables de mantener la adecuada red hídrica para incendios de acuerdo a los contratos que tiene con la ciudad y sus vecinos. La responsabilidad de la CONAF en asegurar que los sistemas boscosos no sean un riego y peligro para la población es ineludible. Finalmente, la Municipalidad, y en particular el Alcalde, de la ciudad tiene la mayor responsabilidad en estos hechos y sus causas, por ser la primera autoridad de la ciudad. Pero este hecho catastrófico, con pocas víctimas vitales que lamentar, es una oportunidad tanto para la población como para las autoridades.
La primera medida a recomendar es proceder en lo inmediato a organizar a la población en estructuras locales de prevención y gestión de riesgos, reducción de daños y mitigación de impactos. La población local debe ser organizada, habilitada y tener competencia para identificar riesgos en su entorno, asimilar y controlar daños a su población, la presencia en y el conocimiento de su entorno le dan a la población local organizada la mejor oportunidad y opción para tomar las primeras medidas, dar la primera asistencia a las víctimas, identificar los impactos y peligros eventuales, así como asistir en sus intervenciones a los equipo de bomberos, sanitarios, policiales y otros comprometidos en la protección civil cuando estos deban actuar en la localidad.
La segunda medida es exigirle a la ONEMI que cumpla con sus obligaciones de fiscalización y le exija a las otras instituciones concernidas en la protección civil el cumplimiento de las suyas. Aquí es recomendable, también, establecer las responsabilidades y aplicar las sanciones que corresponda por lo sucedido.
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Foto: Diario El Día
Comentarios
14 de abril
Creo además que es importante agregar que los microbasurales que existen (especialmente en las quebrada)son debido a la casi nula recolección de residuos domiciliarios por parte de la municipalidad.
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