El día martes 11 se dio un hecho que me genera mucha alegría y del cual me siento muy orgulloso. La Federación de Estudiantes Secundarios (FES) publicó su documento fundacional titulado “Movilización estudiantil: objeciones y propuestas desde el punto de vista de la libertad y la solidaridad” en el cual se sientan las bases y las razones por las que los estudiantes secundarios promotores de una sociedad libre consideramos necesario organizarnos en defensa de una educación libre en nuestro país.
El trabajo conjunto entre partidarios de la libertad individual es fundamental para el futuro de Chile y es una labor que está tomando un gran impulso, del cual somos parte y con el cual queremos cooperar activamente. Y una de las áreas más importantes a ganar para que esta batalla política sea exitosa son los estudiantes secundarios.El movimiento estudiantil iniciado el 2011, que alteró a gran escala el mapa político del país, logró su triunfo y persiste presionando a los gobernantes de turno por la fuerza de los secundarios que lo han integrado desde su inicio.
El movimiento estudiantil iniciado el 2011, que alteró a gran escala el mapa político del país, logró su triunfo y persiste presionando a los gobernantes de turno por la fuerza de los secundarios que lo han integrado desde su inicio (e incluso del cual fueron predecesores en 2006). Su lucha es por mejorar el sistema educativo chileno enfatizando que esta mejora se logrará expandiendo el grado de intervención del estado en el mismo, en desprecio de las comunidades, la iniciativa privada y contra toda noción de real solidaridad. La gran aspiración de los secundarios y todo el resto del movimiento estudiantil es sustituir el modelo “neoliberal” por un régimen de lo público, entendiendo lo público como lo estatal.
Un punto a favor del movimiento estudiantil es que nos permite voltear nuestra cabeza y percatarnos de una realidad: nuestro sistema educativo tiene muchas falencias que deben ser solucionadas. Se ha detectado un malestar pero no tenemos clara cuál es la enfermedad de la educación chilena y mucho menos la cura. La estrategia de los secundarios (de izquierda) ya fue expuesta. El malestar es por el “neoliberalismo” y la cura es que el poder político tome el control de gran parte del modelo educacional.
Discrepamos absolutamente con este análisis y consideramos que si realmente tal ideal del movimiento estudiantil fuese puesto en práctica, el malestar sería aún mayor y los problemas de nuestra educación podrían esperar otros largos años más para ser solucionados. Y no solo discrepamos por una cuestión económica o técnica (la planificación centralizada no puede funcionar y ha resultado ser un fracaso siempre) es además una cuestión ética muy profunda. El proyecto del régimen de lo público es una vulneración de la libertad educativa que defendemos y en cuanto es un proceso de “homogeneización” es una agresión severa a todas las libertades de las personas y la pluralidad de visiones que una sociedad libre busca que se respete.
Una última idea con respecto al movimiento estudiantil es sobre su organización. Pese a que no es nuestro interés intervenir sobre la estructura interna de cada movimiento, creemos que los estudiantes movilizados han tendido a crear redes de poder que vulneran derechos de otros estudiantes y facilitan que organizaciones estudiantiles que debiesen representar a todos sirvan a los caprichos de partidos políticos, bloqueando las instancias de solidaridad entre los estudiantes. Un caso que demuestra esto son las tomas de establecimientos, las cuales impiden que los jóvenes que quieren estudiar puedan y al mismo tiempo incentivan la acción vandálica de violentistas en el interior de los recintos (ni mencionar que hay tomas que son aprobadas sin la debida deliberación entre los estudiantes).
Hemos rechazado la ideología del movimiento estudiantil y criticado su método de acción pero en principio no rechazamos que tienen razón en señalar que hay un gran malestar en la educación chilena.
Más que recurrir a eslóganes tipo “es siempre culpa del estado” es más correcto decir: se puede perfeccionar nuestro sistema educacional si reconsideramos qué tanto debe actuar realmente el estado. El peso de los políticos y burócratas sobre nuestra educación no ha variado tanto pues aún estamos inmersos en cierto “paradigma prusiano” de la educación en el cual, pese a que hay una vigorosa iniciativa privada de apoyo a las familias, el gobierno tiene grandes herramientas de intervención a través de, por ejemplo, los planes curriculares.
Como defensores de la libertad educacional favorecemos ante todo que los estudiantes y sus familias tengan plena libertad de elección, que las comunidades educativas tengan autonomía frente al poder político (principio de autonomías sociales) y que toda acción de los gobernantes se oriente a evitar abusos y facilitar poder de elección del estudiante y su familia (subsidiaridad). Creemos en fortalecer el poder social o basal, es decir, creemos en esa “fuerza organizada” que surge de la cooperación social libre entre las personas la cual se encuentra atacada hoy por el intervencionismo estatal ya que “no hay, ni habrá nunca, un fortalecimiento del poder estatal sin su correspondiente y brusca disminución del poder social” como decía el libertario norteamericano Albert J. Nock. Como tal, la cooperación social favorece la diversidad de proyectos educativos acorde con la pluralidad de visiones en una sociedad libre y en el marco de competencia entre estos proyectos, surgen las alternativas que el estudiante y su familia considere mejor para su formación académica. Y es ese mismo marco de cooperación y competencia que incentiva la búsqueda de métodos de enseñanza y aprendizaje innovadores que llamen más la atención de los niños y adolescentes del siglo XXI.
Este ideal de educación libre no es un imposible, pero es evidente que es difícil y por ello, al mismo tiempo que como FES planteamos estas grandes aspiraciones proponemos ciertas líneas de avance a través de cambios que faciliten la autogestión de los establecimientos municipales o mejorar el esquema de voucher.
La disposición a trabajar y debatir es total, y es por ello que nos hemos organizado como movimiento y hemos querido reunir a los secundarios defensores de la libertad. Esto es un inicio y esperemos que seamos útiles para lograr de hacer la educación chilena más libre y vivir en un Chile libre, que progresa y con oportunidades.
Comentarios
20 de octubre
Claro y conciso. Felicitaciones Jaime por otro excelente aporte. El futuro de Chile eres tú.
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20 de octubre
Por fin un joven que piensa por si mismo. El movimiento partió el 2006 con peticiones de mejoramiento de las escuelas y en lugar de escalar por ese camino hasta lograr una revisión total del sistema se intoxicó con ideas tan viejas como fracasadas como este cuento del lucro y el sistema económico.
Efectivamente el movimiento tuvo éxito en imponer agenda con un gobierno que hiciera las reformas que proponía pero en realidad no fue un éxito, fue un fracaso salvo para los dirigentes estudiantiles que lograron puestos políticos a gracias a él. Si hubiese sido un éxito la educación pública estaría mejor pero está mucho peór, el apoyo al gobierno reformista habría aumentado o al menos sostenido, pero el gobierno no tiene apoyo de nadie, etc…
El sistema neoliberal es el menos culpable porque logró que el presupuesto del estado para la educación se disparara exponencialmente, muchos anticipamos que limitar el sistema neoliberal sólo logrará menos presupuesto y peór educación.
Pero hay una vieja propuesta que no ha fracasado como las otras. Nadie la toma en cuenta hasta ahora. Quizá espera alguien que piense por si mismo y con el valor necesario para despertar.
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20 de octubre
Su propuesta es de fines de los 80 o principios de los 90. Nadie tomará en cuenta la propuesta educativa original de José piñera señor. Menos ahora con el cuestionamiento a las afp. Por algo ni siquiera usted mensiona el origen de ella.
21 de octubre
Revisando los comentarios del tal Jaime Tagle en twitter puedo concluir que de «libertario» no tiene un pelo: es un neorreaccionario carlista de la peor calaña. La vieja derecha de siempre vistiendose de ropajes liberales, ahora como «movimiento estudiantil».
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21 de octubre
Señor Un Liberal:
Primero, gracias por, de una forma u otra, interesarse en el autor de esta columna y revisar sus tuits.
Segundo, efectivamente tengo simpatía por el carlismo como ideología política, lo que en ningún momento signifique que yo soy partidario de todo el programa político de los carlistas tradicionalistas. Junto a esto, le informo que FES es un grupo de estudiantes muy diverso ajeno a esta opinión mía sobre el carlismo.
Tercero, creo que el liberalismo es una tradición política muy amplia y como tal no veo nada de bueno en pretender definir quién es liberal y quién no.
Cuarto y último, como FES no representamos ni a la vieja ni a la nueva derecha, somos defensores de una educación libre, la ubicación en el espectro ideológico de cada miembro de FES puede variar.