El cambio de gabinete del presidente Piñera es, claramente, la primera gran derrota en su gestión. Puesto que, desde la campaña presidencial, todo Chile ha venido escuchando una palabra que valió el cambio del status quo concertacionista, a una “nueva forma de gobernar”: cambio. Prometió menos políticos y más personajes transversales y de excelencia. Nacen los grupos Tantauco, los tecnócratas se toman el poder de las ideas que refuerzan al Presidente, pero desde un ala creativa, más que política.
No obstante, Sebastián Piñera, como se dice en buen chileno, “no se la pudo” y tuvo que integrar a su “gabinete de excelencia” personeros políticos consagrados como Evelyn Matthei y Andrés Allamand. Estos cambian radicalmente el espíritu del gabinete, y le dan un matiz distinto, que brindará muchas facilidades a SP y a la Coalición por el Cambio, que por fin sentirá una mayor integración.
Por lo tanto, si bien es un punto negro, porque lisa y llanamente le doblaron la mano en un gallito al Presidente, se puede mirar como una gran oportunidad, para dotar de carácter a lo que era un gabinete insípido y con ministros dependientes, que no aportaban mucho, más allá de hacer su trabajo de oficina.
Perdonazo
¿Quién iba a pensar que Evelyn Matthei, sería una carta para el Presidente de la República? Su pasado con la actual senadora, fue marcado por el caso PIÑERAGATE, de espionaje telefónico en 1992, en el que Sebastián Piñera, salió muy mal herido.
Sin duda, la habilidad republicana y de alianza de la Senadora, se demostró en la campaña del actual Presidente, y hoy, luego de haber anunciado que no postularía otra vez a cargos de elección popular, es cuando sus deseos de ser ministra se cumplen.
“Te salvaste por poquiito”
La gran salvada fue la Ministra de la Vivienda, Magdalena Matte, cuyo capital político va en baja, después de no hacer bien su trabajo y provocarle al Presidente muchos más problemas que beneficios. Incluso, ha sido la única ministra del gabinete actual, cuyos errores dieron para interpelarla en el legislativo.
Hasta el día de hoy, el tema “reconstrucción” ha sido manejado comunicacionalmente con muy bajo perfil, y ella era una de las más votadas cartas para ser removida de su cargo.
No obstante, el tema ha sido opacado por Magallanes, Ravinet, Junji, y un sinfín de bochornos que han enlodado al supuesto “gobierno de los mejores”.
Hinzpeter limpia el camino
Si, alguna vez, el ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter, ha querido ser Presidente de la República, siempre supo que antes de él, estaría el popular Ministro de Minería, Laurence Golborne. Su capital político y comunicacional ha crecido tanto, que ya supera en las encuestas ADIMARK y CEP a la ex presidenta Michelle Bachelet. Se posiciona como una figura querida entre la gente, luego de su éxito y llanto en el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina San José.
Sin embargo, su “bi-designación”, no es más que equivalencia de intercambio entre su capital socio-político, sacrificado, en pro de solucionar el problema con el gas de Magallanes.
Un sacrificio, que ayuda a limpiar el camino del jefe de gabinete del Presidente, Rodrigo Hinzpeter.
En suma
Sebastián Piñera, continúa con su lógica especulativa y coyuntural, sin embargo adopta en esta primera etapa, un carácter político y, a mi parecer, revierte todo análisis de que sigue siendo una figura distante a la opinión de su equipo y llevado a sus ideas. Su ímpetu por ser el primero en todo le pasó la cuenta.
No sé si fue él, o fue un asesor de confianza, quién le reveló la visión del vaso medio lleno, pero, más allá de un bache, esta modificación en el gabinete será una oportunidad, para especular una vez más y, por ejemplo, dejar al lado y cerrar la etapa “bochornos” con la “Miss Junji”, y con el señor Ravinet, cuyos dichos, al igual que en el caso de la ex directora de la Junji, Ximena Ossandón, fueron los motivos de tarjeta roja en el partido.
Sumando y restando, es el presidente el que sale beneficiado con este pequeño-gran cambio. Como dice mi madre, es mejor una colorada, a mil amarrillas.
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