Un paro de camioneros pareciera no tener nada de distinto a una huelga de cualquier sector gremial; pero su movilización, utilizando principalmente sus camiones y con la propaganda de los sectores de derecha conservadora, tiene una connotación muy distinta y de una gravedad particular, por motivos históricos, por las señales que se están dando al país y por los poderes que se encuentran respaldándola.
La movilización de los camioneros no es una protesta gremial por cuanto sus peticiones no van destinadas al mejoramiento de las condiciones del camionero promedio, sino a criminalizar a un pueblo que ha sido sindicalizado como terrorista aun cuando, por medio de los cables de Wikileaks filtrados por Snowden, sabemos que USA ha asegurado, durante el primer gobierno de Bachelet, que no existe terrorismo organizado en Chile. Más aún, el pueblo mapuche ha sido víctima de terrorismo de Estado en forma sistemática e ininterrumpida desde el último tercio del siglo XIX, y dicho tema no se toca a la hora de hablar de las acciones de un grupo más radicalizado dentro de las comunidades en resistencia ni de las irregularidades en el procedimiento penal al que se les somete que han sido duramente criticadas por la Corte Interamericana de DDHH, Amnistía Internacional y organismos europeos que velan por el respeto irrestricto de los DDHH.Me gustaría saber qué busca la UDI con esto de cortar las carreteras principales llevando a una eventual situación de desabastecimiento que causa psicosis colectiva y hasta puede ser calificada de terrorista.
Pero fuera de la criminalización a las legítimas formas de resistencia del pueblo mapuche, hay un problema aún mayor en el traslado de camiones a la capital: se busca generar un clima de polarización social, en el cual están, por un lado, los fachos y por otro, nosotros, que no sabría cómo denominarnos. Ese clima de polarización nunca es sano para un país, o quizás es solo un síntoma de un país que de sano nunca tuvo nada.
Es posible pensar que los camioneros puedan llevar al país a la violencia política nuevamente con un traslado de 13 camiones de Temuco a Santiago porque este país es violento en todo menos en la política; somos violentos con nuestros compañeros, somos violentos en nuestros hogares, en el transporte público, en la calle, en los bares, en los carretes. La violencia nos rodea y ni siquiera el movimiento estudiantil ha dado cuenta de lo fundamental que resulta ser la educación para los fines de dar paz social, de que los niños aprendan a controlar sus arrebatos de ira, que piensen en el dolor ajeno y las posibilidades de desarrollo en comunidad respetando las legítimas diferencias.
El sistema neoliberal implantado en dictadura ha propiciado que una sociedad que siempre fue violenta con las mujeres, con los niños, con los pobres, con los distintos, fuera aún más violenta al punto de que tenemos tasas altísimas de divorcios, de enfermedades mentales y suicidios, entre muchos otros indicadores negativos que dan cuenta de la falta de paz.
Los camioneros dicen que quieren paz, pero sus frases a la opinión pública llamando a cortar vías y sus actos matonescos dan cuenta de lo contrario; pareciera que quisiera sembrar el terror que dicen que siembran los violentistas mapuches en el sur. Los camioneros que bloqueaban el tránsito de vehículos en el sector de Vásquez han sido denunciados ante los Carabineros de Casablanca por agresión y amenazas en contra del transportista y empresario Carlos Osorio que se opuso al corte de la Ruta 68 y terminó con su cara ensagrentada.
Pero si el sistema neoliberal ha funcionado tan bien, ¿por qué querrían llevar a la polarización política además? Me gustaría saber qué busca la UDI con esto de cortar las carreteras principales llevando a una eventual situación de desabastecimiento que causa psicosis colectiva y hasta puede ser calificada de terrorista. Una posible respuesta es que el enunciado previo a mi pregunta está errado, vale decir, que el sistema neoliberal no está funcionando nada de bien, que los movimientos críticos al sistema que se están levantando están tomando suficiente fuerza como para desestabilizar el modelo; por lo cual, es necesaria una acción rápida y efectiva para contrarrestar a los grupos que buscan cambios revolucionarios o reformas en ciertos aspectos que de todos modos siguen siendo estructurales para el mantenimiento del modelo. Por lo mismo, la polarización política se hace urgente para sus fines. Es necesario desviar la atención de los escándalos de corrupción, de la indignación por la relación entre política y dinero, de la indignación por los abusos del sistema.
Soy una persona nacida en “democracia”, así que, salvo los documentos históricos, me es imposible imaginar si esta coyuntura será otro show de ese sector político o desembocará en algo más grave que, ojalá, no traiga terrorismo de Estado para más personas, además de los eternos mapuches.
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