Se corre el riesgo de asumir la renovación simplemente como un problema etario y, lo que es más grave aún, como un asunto cosmético. Se trataría de dar una apariencia de dinamismo y juventud para “reencantar” al electorado. Dicha estrategia no diferiría mayormente de un marquismo institucionalizado, que busca en el atractivo de figuras individuales el principal motor para el crecimiento de los partidos. Por lo demás, dicha opción no esta exenta de cierta tendencia al elitismo social y a la efebocracia, buscando resaltar el prestigio social de los apellidos de origen o incluso la apariencia de los líderes.
(Para continuar leyendo, véase: http://blog.latercera.com/blog/jfernandez/entry/renovaci%C3%B3n_generaciona)
Comentarios
20 de abril
Me asombra la seguridad con la que algunos políticos dicen querer ser parte de una renovación generacional.
La verdad es que una verdadera renovación está lejos todavía, los «jóvenes» que hoy están presentes en la política son los hijos de la oculta aristocracia política de este país, han pertenecido desde siempre a los grandes grupos de poder y tienen las mismas prácticas y la misma errónea visión de la política que las «antiguas generaciones»
0