El histórico apoyo electoral al programa reformador de Michelle Bachelet, 63% y mayoría en el Parlamento, propina un golpe mortal al inmovilismo político de la derecha que veta toda reforma que amenace la herencia de la dictadura. Estuvieron 17 años en el más execrable de los delirios políticos: administrar una dictadura, del color que sea, es la devastación de la democracia en beneficio del peor delirio político. Por vez primera desde la recuperación de la democracia asustada por el cambio, a la derecha le tiemblan las piernas, y reacciona mimetizándose a sí misma: regresa a un nuevo delirio político.
En efecto, sin poder de veto parlamentario, la derecha pone en marcha su poder de facto para minar el camino del cambio, plasmada en una campaña delirante del terror. Este poder de facto es una simbiosis entre élite política y poder económico ultraneoliberal que hace difícil distinguirles, y que gravita en las zonas vitales de las personas al transformar los derechos sociales básicos -salud, educación y pensiones, que deberían ser derechos garantizados-, en bienes de consumo privados lucrativos que, casi totalmente, la dictadura dejó en sus manos.La inequidad desestabilizadora y abusiva, revela la urgencia de reformas que distribuyan más equitativamente el poder si queremos cohesión y paz social, necesarios para el desarrollo de la economía.
El alarmismo de esta campaña delirante se plasma en una retórica catastrofista para amedrentar y exacerbar el contenido de las reformas; invoca tópicos sobados como la “amenaza comunista a la libertad”; alerta del ”estatismo socialistoide”; lanza epítetos épicos para “salvar el país de la incertidumbre por el desastre económico que provocan las reformas”(mientras entre 2013/2014 los más ricos ampliaron su riqueza un 15%,); alarma del peligro de una “revolución marxista encubierta de socialdemocracia”; sus think tanks difunden encuestas à la carte con la desaprobación a las reformas, y culmina en un panfleto con título inquietante, “Rebelión”.
Esta campaña del terror delirante no se concilia con un programa reformador tan inofensivo y necesario como urgentísimo, y revela el terror por un cambio que corrige la tan desmedida como desconsiderada hegemonía de este poder de facto. El éxito de esta campaña delirante se debe, en gran medida, al enorme déficit de pedagogía política del gobierno para comunicar las reformas; este espacio político vacío lo llenó la derecha con esta campaña, logrando convencer a las clases medias de que las reformas las perjudican.
Para contextualizar el escenario de las reformas y la campaña del terror, algunos datos duros.
Si bien es cierto que desde 1990 el poder económico se cuadruplicó, la pobreza disminuyo de un 45% a un 14%, y se ha implementado una cascada de políticas públicas para corregirla, la repartición equitativa de la riqueza ha sido el talón de Aquiles de este sistema ultraneoliberal. En efecto, el 1,11% más rico se lleva el 57,7% del ingreso total del país, y recibe un sueldo promedio de $459 millones al mes por persona, mientras el 98,09 % recoge un 42,3%, y el 70% recibe un sueldo raquítico menor a $425.000 al mes. El sistema educacional es el más segregado y caro del mundo; en la educación pública (37%) el 70% del alumnado es pobre, mientras en la privada (63%) el 75% son de ingresos altos; el 40% del gasto familiar va a la educación privada primaria y secundaria, y el 76% en educación privada universitaria (el promedio en la OCDE es de 20%), perpetuando la inmovilidad social. En el sistema tributario, el 50% con menos recursos paga al fisco 16% de sus ingresos, mientras el 10% más rico sólo paga el 11,8%. El Estado posee un anoréxico 22% del PIB, (el promedio en la OCDE es 34%), con un déficit del 12% del PIB para financiar derechos vitales, USD 32 mil millones, mientras los fondos de pensiones (privados), acumulan una ganancia de USD$ 40 mil millones entre 2013 y 2014. Y el dato más revelador: un puñado de conglomerados económicos privados vinculados a la derecha, administra parte importante del 78% del PIB y, en rigor, son un poder sistémico de facto para reproducir la desigualdad social.
Esta inequidad desestabilizadora y abusiva, revela la urgencia de reformas que distribuyan más equitativamente el poder si queremos cohesión y paz social, necesarios para el desarrollo de la economía. No obstante, la reacción al cambio de la derecha y su poder de facto ha sido un ejercicio torpe y mimético de sí misma: el regreso a un nuevo tributo de delirio político.
El fracaso del cambio tranquilo y dialogado que propone Michelle Bachelet sería el éxito de este poder de facto, reproductor de la inequidad, tan miope como arrogante al convertir en una ventaja para su élite, el 1,11%, las carencias del 98,89% de la población. No obstante, y ésta sin duda es la esperanza de Chile, puede también generar equidad, y no campañas del terror delirantes que lo único que lograrán es que la esperanza, por la magnitud y prolongación del abuso, se agote en un búmeran sin precedentes. Con la desesperanza ocupando las calles.
Comentarios
16 de enero
Disculpe señor, con todo respeto, yo se que alguien con su educación no entenderá una discrepancia como algo personal, pero a mi me parece que comete algunos errores de apreciación:
a) Por si no está informado el apoyo al programa reformador hace rato que no es el 63% y la tendencia es hacia abajo.
b) Su afirmación tajante respecto al gobierno militar al calificarlo de “dictadura devastadora” no es compartida por todos sus lectores, ya que hay muchos mas argumentos a favor para calificarlo mas adecuadamente como la de un gobierno de reconstrucción nacional.
c) Recuerde también que ya nadie califica de “campañas del terror delirantes” los anuncios de las desastrosas consecuencias económicas que tendrían las reformas debido a que se ha ido confirmando cada vez mas en los hecho que ese vaticinio era certero..
d) La repartición desigual de la riqueza se debe al crecimiento de la riqueza y el sistema tributario es un éxito porque ha creado un estado rico, ambas cosas ya lo aclaré con mis comentarios en http://www.elquintopoder.cl/economia/las-contradicciones-del-modelo-desigualdad-plusvalia-y-sentido-comun/
e) La preferencia de la gente por el sistema privado en educación se debe a que la educación pública se percibe como de mala calidad y la segregación se produce al obligar a asistir a la educación pública a las personas de bajos recursos, justamente las que mas necesitan mejorar la educación. Eso ocurre sólo por sesgo ideológico: http://www.elquintopoder.cl/educacion/la-absurda-campana-por-educacion-publica/
Espero no haberlo incomodado demasiado con mis comentarios, pero no se de que otra forma expresar lo que pienso respecto a lo que Ud. escribe.
Muchos saludos
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21 de enero
Esta semana ha estado muy convulsionada; la política, la derecha binominal y el país lo están: mientras los bancos obtienen suculentas ganancias a expensas del esfuerzo de los chilenos, al mismo tiempo que eso pasa digo, continúan las repercusiones por el Caso Penta. En ese contexto, RN y la UDI debaten si es necesario fundar un partido único, el 80% de las personas encuestadas por la Cadem opinan que todos los políticos mienten, Labbé vuelve a ser acusado por torturador y finalmente Navarro anuncia un nuevo gabinete para oxigenar a la pretendida «Nueva Mayoría».
¿Qué sentido tienen estos hechos? Que la derecha, tanto la del gobierno como la de oposición están en crisis porque este régimen, el sistema político que nos impusieron hace más de cuatro décadas, está fuertemente deslegitimado ante la mayor parte de los trabajadores y estudiantes que simplemente queremos vivir en un país donde se respeten nuestros derechos, donde se reivindique la voluntad y la soberanía popular. Luchemos entonces por organizarnos políticamente a través del movimiento social y así transformarnos en los reales protagonistas de nuestra historia.
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