La reforma laboral que presentará el Gobierno de la Presidenta Bachelet, en sus nueve puntos, es un intento real de consagrar y garantizar derechos laborales que dicen relación, principalmente, con el fortalecimiento de los sindicatos, negociación colectiva y derecho a huelga. Es decir, una restitución de derechos fundamentales, con una mirada tripartita que valore el rol de los trabajadores.Si bien el anuncio de creación de nuevos CFT y universidades regionales y públicas son una buena noticia para los jóvenes, no es suficiente.
De estos puntos, lamentablemente, la reforma no se hace cargo de la empleabilidad juvenil, que, por sus características, requiere un tratamiento especial, tal como lo sugiere la OCDE desde sus informes de 2013.
Las cifras del INE son preocupantes: En materia juvenil, la desocupación alcanza un 15,7% para jóvenes entre 20 y 24 años, y un 10% para jóvenes entre 25 y 29 años. Esto demuestra la importancia de hacerse cargo de las materias olvidadas de esta reforma. En este sentido, se deben considerar modificaciones que faciliten la contratación de jóvenes. Los economistas se han referido a ellos como “la generación perdida” o “ni ni” (ni trabajan ni estudian). Son excluidos del sistema, y no cuentan con las herramientas mínimas para ser parte de él.
La reforma anunciada por el Ejecutivo, debiese contener incentivos a la contratación juvenil. En este sentido, propuestas como perfeccionar los subsidios a la contratación de jóvenes, capacitación continua en ámbitos interesantes para los empleadores, y acompañamiento en la búsqueda del primer empleo, debiesen ser parte de la discusión. Si bien el anuncio de creación de nuevos CFT y universidades regionales y públicas son una buena noticia para los jóvenes, no es suficiente.
Debemos ver esta reforma como una oportunidad para prestar especial atención a los jóvenes, ya que, desde la inclusión de este segmento de la población en el mundo laboral, aportaremos a disminuir la inequidad y la pobreza en nuestro país.
Si queremos continuar comparándonos con países miembros de la OCDE, es nuestra obligación generar condiciones y políticas públicas que impulsen un mayor desarrollo económico y social, que signifiquen mayor bienestar y calidad de vida para las familias chilenas. Lo anterior pasa, sin duda alguna, por una decisión y voluntad política, a la cual los jóvenes demócrata cristianos debemos contribuir de forma activa.
Comentarios
04 de enero
Si. Las reformas laborales casi siempre son para mejorar las condiciones del empleado, lo cual disminuye la cantidad de empleados, no las aumenta. Con esta reforma tener trabajo será un privilegio y los privilegiados serán menos pero vivirán mucho mejor.
Y obviamente caerá el crecimiento del país alejándonos cada vez mas al resto de los miembros de OCDE.
Saludos
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