La polémica instalación de la central termoeléctrica en Punta de Choros es un tema controvertido, porque en la discusión chocan intereses y necesidades: Por una parte está el requerimiento de fuentes de energía y, por otra, el deplorable estado de nuestro ecosistema.
Dado este escenario, surgen varias reflexiones que considero interesantes para el debate.
- Este es un tema político. Esto hace que lamentablemente muchos vean en este tipo de instancias una oportunidad para polarizar a la opinión pública. Frases del tipo “Bachelet sí hubiese tomado una decisión acertada” u “Otra más de Piñera” suelen saturar las redes sociales y la conversación del día a día. Establezcamos que “izquierdo-derechizar” las opiniones es contraproducente, ya que desvía la atención de lo realmente importante.
- Es vital entender que no basta con “pelotearse” la ubicación de la instalación de la planta. Tanto en Punta de Choros como en cualquier otro lugar, los daños potenciales son brutales para el ecosistema. La necesidad de encontrar fuentes alternativas de energía, sustentables y amigables con el medio, debe ser, entonces, la primera prioridad estatal en materia medioambiental. Resulta incomprensible que se rechace la construcción de una central con el argumento de que efectivamente daña al medio ambiente, y que la solución sea simplemente moverla: ¿En Punta de Choros es dañina, pero en un par de kilómetros más al sur – o al norte – no? La evidencia científica es aquí definitiva y debiera ser suficiente para cancelar todo tipo de proyecto carbonífero, no importando sus coordenadas geográficas.
- Es sorprendente ver cómo la presión ciudadana pudo más que el lobby empresarial que le dio el “vamos” a un proyecto ambientalmente nocivo. Las redes sociales fueron clave para la cancelación de esta instalación y es admirable constatar, con acciones reales, cómo las nuevas generaciones vienen con un “chip” de conciencia ambiental que, en general, las generaciones pasadas no poseen. Esto trae consigo una gran responsabilidad. La masificación de las redes sociales supone un aumento del consumo energético, por lo que es muy importante, no sólo protestar en contra de las energías sucias, sino que crear conciencia acerca del racionamiento energético en los hogares. No vaya a ser cosa que se instale la siguiente paradoja: las redes sociales ayudan al medio impidiendo la construcción de plantas termoeléctricas, pero, dada su masificación, se genera un aumento explosivo en el consumo energético que hace que la necesidad de buscar fuentes energéticas rápidas y baratas – como las en base a carbón – sea imperiosa. Que la participación sea activa y responsable.
- Hasta antes del estallido de este conflicto, el presidente, en terminología futbolística, ganaba el partido con cierta holgura, 2 a cero (Buenos manejos en el caso de los 33 mineros en la mina San José y final del bullado conflicto con CHV). Dado el trámite favorable, cayó en un relajo que le pasó la cuenta rápidamente y se anotó 2 autogoles (Conflicto Mapuche y caso Termoeléctricas). A diferencia del fútbol, en Política pueden borrarse los “goles en contra”, por lo que queda en manos de Piñera recuperar el control del partido. Solucionar definitivamente el caso de las termoeléctricas es una gran oportunidad política para el oficialismo de obtener popularidad y, teniendo en cuenta el voraz apetito del presidente por obtener cariño público, sería irracional desaprovechar esta instancia.
Es aterradora la inescrupulosidad con que actúa cierta parte del sector privado al intentar construir estas verdaderas bombas naturales a toda costa. Probablemente piensen que un par de pingüinos muertos no puede ser obstáculo para sus propósitos. Es por esto que considero fundamental que la conciencia medioambiental sea un tópico obligado en las carreras que forman a los empresarios; la ceguera temporal que provocan proyectos de alta rentabilidad, como este, es solo contrarrestable con una sólida educación ambiental y ética. (“Educación es progreso” es una de aquellas verdades universales ineludibles).
Finalmente, esperamos que prime la cordura en el análisis de aquellos que deciden y así se logre una solución beneficiosa para nuestro contaminado y abusado planeta. Por lo demás, lo mínimo que se espera de un gobierno que pone tanto énfasis en la importancia de la familia es que haga todo lo posible por entregar un planeta mejor a nuestros descendientes.
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