Lo que ha venido pasando con nuestra campaña y el -en construcción- Movimiento Todos a La Moneda desde mucho antes de la recta final antes de las elecciones, es de las cosas más relevantes que han pasado en este año electoral, por articulación y genuina unidad entre sectores y personas que no lo estaban antes, por movilización de campaña, por presencia en redes sociales, por hitos masivos con miles de personas en innumerables actividades.
Primero que todo, decir que me parece que el voto es público, y que una práctica política más sustancialmente democrática debiera pasar por explicitar las opciones de cada uno. El carácter presuntamente “secreto” del voto fue una conquista democrática en su momento: para evitar el cohecho antes dominante y desfachatado, y para contener las presiones directas y más patentes de de las clases dominantes hacia las capas populares en momentos de elecciones. Pero un objetivo de ampliar y hacer una democracia más real pasas por afirmar el que el voto es esencialmente político y por tanto público, y ocultarlo de partida produce una justa desconfianza ante la ambigüedad de no hacerse cargo por las opciones de cada cual. Dicho esto, aquí van algunas razones por las que votar por Marcel Claude y el Movimiento Todos/as a La Moneda.
1. Porque me parece que siempre se debe votar por el proyecto que encarna una candidatura, y las personas que encarnan las candidaturas de esos proyectos son algo importante, pero no determinante. Es cierto que las candidaturas visibilizan esas opciones también con las características personales y trayectorias de los/as candidatos/as, pero la prioridad a la hora de definir el voto es el proyecto colectivo, no la “personalidad” del candidato/a. Dicho eso, me parece que lo que ha venido pasando con nuestra campaña y el -en construcción- Movimiento Todos a La Moneda desde mucho antes de la recta final antes de las elecciones, es de las cosas más relevantes que han pasado en este año electoral, por articulación y genuina unidad entre sectores y personas que no lo estaban antes, por movilización de campaña, por presencia en redes sociales, por hitos masivos con miles de personas en innumerables actividades. Por el trabajo desinteresado y a pulso de varios miles de participantes en la campaña a lo largo de todo Chile, superando en lo posible el muy adverso escenario mediático y la falta de recursos derivada de la desigual y tramposa cancha rayada por la dictadura y completada y perfeccionada por el cogobierno binominal de la Concertación y la Alianza.
2. Por la vocación unitaria que expresa una candidatura constituida por un sinnúmero de identidades ideológicas de vocación transformadora y de organizaciones sociales y políticas populares, cosa bastante inédita y que permite proyectar la constitución de unidades mayores, ya sea al interior del Movimiento Todos/as a La Moneda, constituyéndolo como un instrumento político amplio con perspectiva a los escenarios venideros, una especie de «movimiento de movimientos» o frente amplio de una parte importante del movimiento social y popular en Chile, como con los otros actores políticos por la Constituyente y un cambio refundacional de la política en Chile. Esto es lo que me separa levemente de la muy valorable candidatura de Roxana Miranda, cuya recta final de campaña me pareció sin duda un aporte y avance que saludo y festejo fraternalmente, y en menor medida pero igual, la de Alfredo Sfeir.
3. Por la vocación de una genuina ruptura política frente al esquema de gobernabilidades «a la neoliberal» que ha dominado la escena política chilena las últimas décadas. Por eso, claro, creo un profundo error sumarse a la candidatura de Bachelet, pues el timón de su candidatura y eventual Gobierno sigue estando en los mismos poderes de siempre, más allá del nuevo nombre con que se han presentado esta vez y la inclusión de sectores de izquierdas que antes no estaban en la Concertación (¡sumar, NO ser sumados, NO ser savia nueva para viejos fracasos!), pero también, es lo que en lo personal me hizo separar aguas de la Candidatura de MEO que apoyé el 2009 por expresar en aquélla coyuntura esa vocación de ruptura creo que mejor que la de Arrate. Hoy a ratos y en ciertos aspectos pareciera que sí, a ratos en otros aspectos que no. Esperemos que se confluya más adelante, lo antes posible, entre las fuerzas que contienen estas Candidaturas.
4. Porque es necesario que las candidaturas que están por un proceso y Asamblea Constituyente refundacional, democrático, popular, logren una votación lo más alta posible, que nos permita equilibrar la difícil disputa frente al duopolio binominal que sigue haciendo todo lo necesario para cerrar la puerta a esos cambios, o bien asumirlos de manera «gatopardista», cambiando algunas cosas puntuales para mantener lo esencial de la estructuración del poder político, económico, social y cultural en nuestro país. El contenido y las formas que tome este proceso Constituyente se delinea también desde las disputas electorales y no solamente desde una marca al margen del voto, y en estas elecciones los actores que anhelamos tales transformaciones radicales y profundas debemos aspirar a la mayor presencia y votación posible.
Decir por último que, a pesar de las justificadas desconfianzas que en una buena parte del movimiento Todos/as a La Moneda ha habido y hay sobre esta convocatoria (incluyendo nuestro candidato), creo útil en el avance del proceso y Asamblea Constituyente que tantos y tantas anhelamos, el hecho de marcar el voto con la sigla “AC”, pues en las elecciones también se juega la generación de hitos políticos que pueden tener una significación mayor después, y tal como en Colombia de principios de los 90, me parece que con esto avanzamos otro paso en derrumbar la institucionalidad dictatorial y antidemocrática que hemos padecido ya por demasiado tiempo, además de tener un punto de unidad entre las candidaturas y los sectores crecientes de nuestro pueblo que estamos impulsando un proceso constituyente democrático, refundacional, popular, que ponga a Chile como nuevo referente de luchas, movimientos y caminos emancipatorios en nuestra América y el Mundo.
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