Quieren volver

Vuelve Sebastián Piñera a la política contingente, vuelve a una campaña presidencial, será su tercera vez. Quiere volver a La Moneda.

Y con él quieren volver muchos, los que salieron del gobierno y del aparato público junto con él. Quieren volver los UDI, los RN, los Evópoli, los conservadores, los pinochetistas, los neoliberales, los «liberales auténticos», los social conservadores, los católicos practicantes y los ateos de derechas.

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Quieren volver los que creen que la cosa es sencilla, simple y de sumar 2 +2, los que creen que alto crecimiento del PIB, baja inflación y bajo desempleo hacen todo el camino a un mejor país, al tan ansiado desarrollo.

Son de muchas familias ideológicas, de distintos pasados. Unos fueron del No, otros del Sí, otros no se interesaron, otros renegaron de su respuesta inicial en los ’80, pero lo que les une es una visión de país, una visión relacionada con el cosismo, con la importancia solo de lo macro, con el todo vale, con la obsesión por las cifras y por una supuesta -y muy cuestionable- eficiencia.

Quieren volver los que creen que es hora de poner a los chilenos «a trabajar», los que creen que así hacen falta orden y mano dura, los que quieren aun menos estado, los que creen que estamos en decadencia moral, los que piensan que nos ha comido el relativismo.

Quieren volver los que -como dijo el mismo Piñera en su proclamación- no quieren un «Estado Docente» ¿Sabrán realmente lo que es y lo que significa un Estado Docente? ¿Sabrán ellos de insignes hombres de estado que creyeron e implementaron aquello? ¿Conocerán a Domingo Faustino Sarmiento, a Pedro Aguirre Cerda, a José Pedro Varela? ¿Habrá espacio para aquellos transformadores ideales de permanente vigencia, en mentes que tanto idolatran lo particular subvencionado, la escuela chárter y el copago?

Quieren volver los que pregonan a los cuatro vientos la libertad, pero que nunca nos han dicho a la cara y en extenso qué es lo que entienden por libertad, qué es para ellos esa palabra tan manoseada y tantas veces prostituida en pos de oscuros fines. ¿Es la libertad solo para comprar y vender? ¿Por qué dice defender tan airadamente la libertad, aquel que cree que el dogma de una fe puede y debe regir la ética y vida personal de todos, incluyendo aquellos que no la profesan? ¿Se puede defender la libertad si a la vez se defiende que el estado pueda impedir a dos personas formar familia al amparo de la ley, o a otra morir dignamente si lo desea, o a una mujer violada abortar? Quieren volver aquellos que creen que la libertad atañe únicamente a las cosas, despojándole de toda grandeza y belleza, limitando al mínimo el verdadero libre albedrío de nuestras conciencias.

Quieren volver los que creen que la cosa es sencilla, simple y de sumar 2 +2, los que creen que alto crecimiento del PIB, baja inflación y bajo desempleo hacen todo el camino a un mejor país, al tan ansiado desarrollo. No importa, nunca les importó cuando fueron gobierno o cuando han debido legislar, la calidad de los empleos, la calidad de la vida diaria de millones bajo esos contratos o boletas. Quieren volver los que creen que la salud, la educación, las condiciones de trabajo y los derechos laborales de esos millones de pequeños «números» son algo secundario, que lo importante es que se queden en el corral de los empleados y no pasen al de los parados. ¿A qué costo y bajo qué reglas? da igual, la menudencia no importa.

Quieren volver esos a los que no se les puede hablar de estado del bienestar, de sociedad solidaria, de capitalismo a escala humana, de la verdadera y auténtica economía social de mercado, esa que procura cuidar -a pesar de su intrínseca competencia y de su ley de oferta y demanda- las condiciones mínimas para el desenvolvimiento, salud y progreso humanos más allá de las necesidades materiales básicas y urgentes.

Quieren volver los que ven a Chile de una manera en que yo no la veo, y mi opinión es esa, totalmente contraria a los deseos que añoran con volver a ver a un empresario en La Moneda. Tema aparte son los conflictos de interés y líos judiciales de Sebastián Piñera, porque para mí ya con lo ideológico alcanza para oponerse a su regreso y decir que no quiero que vuelva.