Quedan pocos días para la elección presidencial que se desarrollará este domingo 19 de noviembre y hay ocho candidatos que nos ofrecen una amplia gama de propuesta para un Chile nuevo o mejor que los ya vistos. Seguramente cada uno de nosotros en conciencia está evaluando por quién votar, otros ya lo tienen decidido. Lo importante es que ese día solos en la urna reflexionemos desde los más profundo sobre quién es el candidato que está más cerca de nuestros anhelos y quien podría darle continuidad a las reformas y progreso del país de los últimos años.
Hoy existe más conciencia respecto de valorar nuestra democracia, como una herramienta fundamental para solucionar nuestras legítimas diferencias.
Cuando todos estamos de vuelta, especialmente de los grandes discursos grandilocuentes, sabemos que el cambio es gradual, ya no existen las revoluciones, esos cambios que algunas utopías más o menos soñamos, hoy existe más conciencia respecto de valorar nuestra democracia, como una herramienta fundamental para solucionar nuestras legítimas diferencias, más aún, se requiere consolidarla mediante una nueva constitución que refleje el Chile actual y sea aprobada con amplia participación ciudadana, que garantice una sociedad de derecho y pleno respeto y vigencia de los Derechos Humanos, única vía para construir un país con mínimos éticos que todos compartamos.
Recientemente se publicó por el PNUD (2017) “Desiguales, orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile”, y sostiene “La tasa de pobreza se ha reducido de manera notoria, los ingresos de los hogares han aumentado de forma considerable, la matrícula escolar y universitaria se ha expandido significativamente y el sistema democrático se ha mostrado estable. Pese a ello, la desigualdad sigue siendo una pesada herencia de la cual Chile no parece poder desprenderse con facilidad. La persistencia de enormes diferencias socioeconómicas, que se reflejan en espacios urbanos segregados, tratos discriminatorios y capacidades muy distintas de influencia y poder, son una mancha en un listado de logros de los cuales el país puede sentirse, con justa razón, orgulloso”. Interesante análisis del PNUD, que dan cuenta de un país que hace esfuerzos por cambiar y crecer en igualdad. Luego, en un largo informe lleno de datos duros se muestra el mapa de Chile pleno de desigualdad cualquiera que sea el parámetro que elijamos.
El informe asertivamente propone para el debate seis nudos de reproducción y transformación de la desigualdad socioeconómica, que los comparto con ustedes:
Primero, una estructura productiva con circuitos diferenciados de productividad, cualificaciones y calidad del empleo, lo que deriva en una gran masa de trabajadores con bajos salarios.
Segundo, un patrón en que el capital y los ingresos están muy concentrados en un conjunto de grupos económicos, cuya propiedad está en manos de un número reducido de personas.
Tercero, un Estado insuficientemente involucrado en las tareas de redistribución y provisión de seguridades para los ciudadanos.
Cuarto, concentración del poder político y sobrerrepresentación de los grupos de mayores ingresos en los espacios de toma de decisiones.
Quinto, un sistema educativo cuya estructura altamente segmentada no permite asegurar la suficiente igualdad de oportunidades.
Sexto, la consolidación de una serie de principios normativos que en algunos dominios justician las desigualdades existentes y socavan las dinámicas de integración social, mientras que en otros demandan mayor igualdad.
Como pueden observar se trata de avanzar gradualmente en desenredar esos nudos, por ello a muchos nos preocupa el olvido del pueblo chileno, ya que “sin memoria, la realidad se desvanece, uno se ausenta de uno mismo” (C Castillo, 2017) ¿Ustedes creen realmente que la derecha podría avanzar en esa línea, un país más igualitario y menos discriminador? Ya tuvo la oportunidad de gobernar cuatro años y poco o nada se vio al respecto. Por eso, al momento de votar frente a la urna secreta, los invito a pensar con quién avanzaremos más, por mi parte, creo que con Alejandro Guillier.
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