El hábito de no defender nuestros derechos, sea por apatía o por temor, es un complejo problema de nuestra sociedad, que lamentablemente está muy enquistado en el debate nacional.
Si nos focalizamos en la discusión del Chile de hoy, estará de acuerdo en que una porción no muy pequeña de nuestra sociedad sufre de un hálito de prácticas que nos estancan en el pasado, postergando los derechos de los ciudadanos, su voz y su poder de construir sociedad.La invitación a dialogar es una oportunidad para renovar el ejercicio de la política, desde la construcción colectiva del espacio del barrio como eje articulador de la ciudad y del país que queremos, reconociendo lo que nos desune, pero más lo que nos une. Eso es lo que propone “Un Buen Vecino”
Lo que quiero decir es que no son pocas las ocasiones en que nos dejamos afectar por argumentos como el ya conocido “todavía no estamos listos para los grandes cambios”, o “la sociedad chilena no está preparada para esto”.
¿Cuántas veces no hemos escuchado eso? Debemos reaccionar. Quizás los conversatorios por una nueva constitución, impulsados por el actual gobierno, son una oportunidad para retomar la senda.
Recordemos, por ejemplo, lo que sucedió con la extensión del voto a las mujeres. Cuan cuestionable postergación de la mujer se dio con argumentos como el que todavía no estábamos listos para su inclusión. Utilizando las crisis del salitre y la Gran Depresión como excusa, las tendencias conservadoras lograron demorar por décadas la participación femenina en los sufragios políticos. Así, un debate que comenzó en los años 20 culminó recién en las elecciones presidenciales de 1949. Impresionante, ¿no? Nos restamos de la posibilidad de contar con la representación de las mujeres por medio del voto por décadas, solo porque no fuimos capaces de superar temores impuestos.
Ahora tenemos la posibilidad de pensar entre todos al país que soñamos. Nuevamente los sectores conservadores señalan que el proceso está viciado, que no reúne las garantías mínimas, que son truchos, y un largo etcétera que harían imposible que participemos en un proceso de edificación colectiva. Pronto nos recordarán nuevamente nuestra persistente interdicción social para enfrentarlo, indicándonos que no estamos preparados para ello.
¡Simplemente, no estoy de acuerdo!
Muchos ocupan el temor como regulador social. Mejor no discutir, no conversar, no romper los consensos, no pensar el mañana de todos.
¿Todavía no podemos tomar nuestras decisiones? Es evidente que el modelo propuesto de diálogos constitucionales entre ciudadanos no les acomoda a algunos. Pero Chile cambió y no hay vuelta atrás. Necesitamos construir nuestro país, desde el barrio, desde el lugar de trabajo, desde la amistad, y la conversación entre ciudadanos empoderados, desde el consenso y el disenso.
Quienes defienden lo contrario nos provocan desde el ayer con un tapa – boca moralista del siglo pasado.
La invitación a dialogar es una oportunidad para renovar el ejercicio de la política, desde la construcción colectiva del espacio del barrio como eje articulador de la ciudad y del país que queremos, reconociendo lo que nos desune, pero más lo que nos une. Eso es lo que propone “Un Buen Vecino”.
Comentarios
06 de junio
Señor disculpe, pero su ejemplo no corresponde. Efectivamente en algún momento se propuso un párrafo para incluir a las mujeres en las votaciones, lo cual generó el debate de incluir o nó esa norma en la constitución. En cambio ahora se propone “algo” que hasta el momento nadie conoce.
Saludos
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06 de junio
Estimado, en mi caso no tengo la menor duda, ninguna duda que Ud. y su grupo están preparados, ya llevan muchos años preparándose para cambiar la constitución en Chile, yo sí creo que están preparados, y como Ud. muchos, quizás cientos de grupos porque esta idea la escuché al grupo ultra que la impulsó hace ya unos 15 años o más. No hay que ser adivino para saber que el esqueleto, quizás el cuerpo completo de la nueva y “ciudadana” constitución está por ahí esperando ser “validada”, y para esa operación tipo tongo están preparados, lo terrorífico de esto, es que Chile, la gente común y corriente no está preparada ni para poner al menos un signo de interrogación a todo el vendaval de conceptos e ideas que se les vendrá encima y que tendrán que aprobar si o si, serán usados.
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10 de junio
primero, me parece que en este proceso es mejor participar que marginarse,
segundo, es evidente que hay mucho que corregir respecto de la actual carta realizada por un grupo de sinvergüenzas a puertas cerradas y a la medida de sus intereses politico-economicos.
tercero, entiendo que existan una serie de personas, para las cuales fue redactada la actual constitución, con miedo de perder sus mezquinos privilegios e imaginando que se abolirá la propiedad privada o quizás que otra pesadilla comunista, pero creo que deben dejar ese miedo de lado y ver este proceso como una oportunidad de mejorar una sociedad que se ahoga en la desigualdad que tarde o temprano nos afecta a todos… a esa desigualdad si hay que tenerle miedo.
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11 de junio
Claudio, ¿Considera ético, justo, aceptable , que un gobierno con un apoyo no más de un 24 % impulse un cambio constitucional?, ¿no será mejor reparar, remediar, hacer ajuste, replantear lo que tenemos que correr el riesgo de validar un tongo?, ¿de entregar en bandeja un país en marcha a oscuras fuerzas que Ud. no podrá, aunque quiera frenar?.Mal que mal, si lo visualiza Ud. con altura de miras, aún con todos los males, abusos y baile de sinvergüenzas, Chile con su actual constitución se despegó del barrio (países del entorno) que siguen sumido en la miseria, la pobreza, el clientelismo y el populismo, si no lo cree, pregúntele a un agobiado inmigrante, encontrará uno muy cerca suyo.