Las movilizaciones del año 2011 permitieron instalar de forma política, cultural y social, la necesidad de trascender los marcos referenciales que guiaron el comportamiento del país.
En educación, el ejercicio ciudadano (demandar sus derechos y buscar nuevas formas de organización) se instaló. Ello implica tensionar aun más el ordenamiento que en apariencia se había acostumbrado a cierta tensión, no sólo con el tema de calidad o del fin al lucro, sino además, con la petición de la modificación constitucional respectiva.
La crisis de representación hace tambalear al sistema binominal, el sistema presidencialista y los mecanismos de gobierno interior que existen, representados por los gobiernos regionales, los cuales son institucionalmente siempre opacos. Los gobiernos locales arrastran un cuestionamiento estructural a propósito de la alcaldización del dispositivo de poder: el municipio. Esto implica concentración, no descentralización política y menos democracia.
La cuestión ambiental, es otra arista que tensiona la institucionalidad vigente. Se percibe en lo local con la instalación de proyectos de inversión agresivos con el medio ambiente, como el caso de Hidroaysén, Castilla, Barrancones y la instalación de plantas de tratamiento de aguas servidas, entre otras. Pero también desde lo global, cuando de los foros transnacionales abocados a la cuestión ambiental se trata. En ese sentido, la modificación de la Ley 19.300 ¿será suficiente? Creo que no, ya que la misma se logra gracias a un modelo neoliberal, cuestión que hoy no se legitima.
Junto a ello están los temas de la salud, la usura legalizada en el cobro del agua potable, aguas servidas y la privatización de la misma. Esta última afirmación, la privatización del agua, en más de una oportunidad expuesta y muchas veces no oída, permite más o menos energía, más o menos agricultura y, definitivamente, menos soberanía sobre los recursos naturales. Ojo, y no es un resabio izquierdista trasnochado de los 70’: es algo con lo que concuerdan los países desarrollados que también se administran por modelos liberales.
Estos y otros temas vienen a cuestionar el contrato que se estipuló en la década de los 80. Recuperada la democracia, las acciones políticas estuvieron orientadas en avanzar en mecanismos que ‘humanizaran’ el modelo, más que en lograr transformaciones fundamentales. ‘No estaban las correlaciones de fuerzas instaladas para ello’, nos indicaría un avezado profesional de la política.
Ahora parece que sí hay correlaciones de fuerzas favorables, por lo menos sociales. El jardín ciudadano que se viene representando con sistematicidad desde el año 2006 en adelante, con la emblemática aparición de los pingüinos, da cuenta de ello. Hay correlación de fuerzas parabaspirar a un nuevo contrato, un nuevo proyecto de desarrollo nacional, un nuevo sueño.
El neoliberalismo, nunca fue un sueño de sociedad; sólo la imposición dictatorial que instaló todo un dispositivo de tipo político, económico y social, que posteriormente se ‘humanizó’ con la recuperación de la democracia, la cual dirán algunos, es funcional al engendro dictatorial. Democracia tutelada, creo que se llama.
Cabe, en este punto, preguntarse si la Concertación, que se encuentra aún en una entropía política por su salida del poder formal, mostrando incapacidad para conducir la emergencia de la geografía de la multitud, habrá reaccionado acertadamente en lo que a primarias para elegir candidatos únicos a alcalde se refiere ¿Esta decisión contribuirá a la configuración de un nuevo trato, por lo menos desde lo local, cuando de la política local se trata?
Se entiende que la instalación de primarias en lo local es un paso adelante, que sin perjuicio de que aún no sean Ley de la República, viene a instalar un precedente estructural en el sistema político chileno, por lo menos en lo local. La elección de los candidatos únicos a alcaldes de la Concertación, tiene un antecedente: las primarias de la Democracia Cristiana y las del Partido Socialista de Chile para elegir sus candidatos a competir en las futuras elecciones municipales. No cabe ninguna duda: las organizadas por la Democracia Cristiana fueron más publicitadas. Fueron, por lo tanto, las más criticadas. Pero nadie puede indicar que no fueron legítimas y validaron la idea de Primarias de la Concertación. No es sólo una cuestión de número, sino del valor simbólico que conlleva el acto.
La idea de primarias dentro de la Concertación, entendida como reacción obligada ante la emergencia de la geografía de la multitud del año 2011, más la urgencia de re-encantar al electorado por medio de un proyecto país ad hoc a los nuevos tiempos, podría ser entendido como un paso adelante en esta borrascosa política de nuestros días.
Estas primarias, a diferencia de las celebradas entre Lagos y Zaldívar, Alvear y Bachelet y las últimas entre Frei y Gómez, tienen el agregado de ser una reacción a la movilización social genuina.
¿Contribuirán al logro de un nuevo trato nacional desde lo local? Espero que sí. ¿Ayudarán a tensionar aún más este centralismo que nos ha presentado una vez más Aysén? Espero que sí. Por lo menos la derecha, o un sector de la misma también apelan a las primarias abiertas como mecanismo de elección de sus candidatos.
Algo es algo.
Foto: Pablo T / Licencia CC
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