¿Qué temas le interesan a los ciudadanos? La encuesta CEP es prácticamente la única que regularmente hace una pregunta similar a esa. Su pregunta exacta es “¿Cuáles son los tres problemas a los que el gobierno debería dedicar mayor esfuerzo?” y lo que ha arrojado como temas top (10% o más de menciones) es: delincuencia, salud, corrupción, empleo/sueldos, drogas, y pobreza/desigualdad. La encuesta CADEM por su parte, menos sistemática, preguntó en diciembre pasado cuáles son los temas en los que se debía centrar el gobierno este año. El resultado: delincuencia, salud, crecimiento económico, pensiones, educación, corrupción, reforma constitucional. La UDP hace más tiempo (2015) hizo su propia encuesta al respecto y los resultados fueron: delincuencia, desigualdad, salud, educación, corrupción. Nosotros los raros somos aquellos que no tenemos como primera prioridad la delincuencia, la salud, la educación, las pensiones ni la economía. ¿Incomprensible? Tal vez, pero aquí estamos y tenemos derecho a voto también.
Concluyo de lo anterior, sorprendido, que Transantiago no es tema, ni por calidad de servicio ni por evasión; tampoco el aborto, el matrimonio igualitario, la contaminación, los guetos urbanos, los microbasurales, la falta de parques, la participación ciudadana, los hoyos en las calles, el sistema de evaluación ambiental… Tampoco lo son la ineficiencia del sector público, los perros callejeros, la seguridad vial (¡la causa número uno de muerte en los niños!), el rampante comercio ambulante, los crecientes problemas en carabineros, la violencia intrafamiliar, la congestión, la falta de recursos para la cultura, la ciencia y la tecnología… Ni siquiera aparecen temas que yo creí de primera plana, como la “guerra” en la Araucanía, la colusión de las grandes empresas, los campamentos, la descentralización, Uber vs taxis, o la inmigración. ¡Ni los niños del SENAME aparecen! Figúrate.
Es posible que los encuestadores no estén haciendo bien la pega; quizás están preguntando poco o mal para saber qué nos interesa a los ciudadanos. O tal vez lo hacen estupendo y yo vivo en una burbuja, en mi propia fantasía donde solo a mí y a otros fenómenos como yo nos interesan otros temas. ¿Seré yo, señor?
Nosotros, los raros, somos aquellos que no tenemos como primera prioridad la delincuencia, la salud, la educación, las pensiones ni la economía. ¿Incomprensible? Tal vez, pero aquí estamos y tenemos derecho a voto también. No es que esas cosas no nos interesen; nos interesan pero harto menos que otras cosas. Yo en particular pertenezco a esa exótica clase de freaks para quien los temas urbanos son los top (congestión, transporte público, microbasurales, cuidado patrimonial, etc), combinado con una gran pasión por la profundización democrática (descentralización, votación directa de proyectos, etc). Por lo tanto, lo único con lo que comulgo con la abrumadora mayoría del resto de mis compatriotas, es la preocupación por la corrupción.
¿Cuántos somos nosotros los raros? Según las encuestas que mencioné, aunque no es del todo fácil calcularlo, más o menos entre el 8 y 12% de la gente. Asumiendo 10%, somos la no despreciable cifra de 1,4 millones de votantes. Un montón si se considera que tanto Piñera como Bachelet en su momento ganaron La Moneda con unos 3,5 millones de votos. Así que, haciendo el cálculo de la vieja, digo yo que si algún candidato lograra movilizar a votar a apenas uno de cada cuatro de nosotros los freaks, obtendría el oro.
Lamentablemente, nadie parece hacer ese cálculo. Los candidatos no le hablan a los freaks como yo. Ñoño como soy, leí todos los programas de gobierno publicados en la web, y no hay nada para mí. Y por eso, no tengo por quién votar; tendré que quedarme en la casa. (Ah, y ojo: los llamados a “votar para que el enemigo pierda” en vez de a favor de lo que nos interesa, nos resbalan a nosotros los raros)
A estas alturas, con las elecciones a la vuelta de la esquina, yo anuncio que me vendo barato: al primero que me haga una propuesta sólida, clara y concreta sobre apenas uno de mis temas, le doy mi voto. ¿Interesados? ¿Alguien? ¿Aló…?
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