La sociedad chilena continúa en un estado de confusiones complejas, de momentos difíciles de comprender, pareciera que la sombra del pesimismo, descontento y protesta se ha apoderado de todos. Diversas figuras políticas y mediáticas se atrincheran en posiciones extremas, las opiniones de los otros son deslegitimadas con argumentos destemplados más pasionales que racionales.
Cuando nos situamos como observadores cuesta entender este ambiente generalizado de malestar, que cualquiera de las encuestas que hoy existen, estas se expresan en cifras impactantes, que desesperan a los teóricos del poder y por qué no decirlo, también a la academia. Claro está para los analistas extranjeros le costaría entender estas cifras, ya que cualquiera sea el indicador de progreso de este país de los últimos 26 años, el salto es sorprendente. Pasar de US$ 5.000 dólares de ingreso per cápita al final de la dictadura a casi US$24.000 en la actualidad, ni hablar de coberturas educacionales, políticas de vivienda, de salud, infraestructura, aeropuertos, electrodomésticos, celulares, autos, mayor productor mundial de cobre, litio, yodo, grandes exportaciones de fruta, celulosa, vinos, salmón, crecimiento turismo externo e interno, etc.El pueblo, los ciudadanos queremos participar, opinar y decidir sobre nuestro futuro, no creo que sea extremista y caótico esta demanda.
Por otro lado también cuesta entender la comentada recesión que según todos vivimos actualmente en Chile, las ganancias de las grandes empresas en el último semestre han sido millonarias. Mientras grandes empresarios afirman que «este país se está cayendo a pedazos» (Luksic), 501 de sus sociedades informaron a la Superintendencia de Valores y Seguros sus utilidades del primer semestre de 2016. Seis de los grupos económicos del país obtuvieron ganancias de US$ 3.284 millones de dólares. Luksic, autor de la frase, ganó US$ 884 millones. El grupo Matte aumentó en 225% sus utilidades, con 692 millones de dólares (Cambio21: La recesión que no existe). Falabella y Cencosud se ubican entre las 1000 empresas más grandes del mundo. Isapres acumulan $21,000.000.000 de utilidades a la fecha, para que citar a las AFP tema muy tratado últimamente. A los bancos lo expresamos en dólares, más de US$3.100 millones ganaron en 2015. El grupo Angelini (COPEC) invierte en USA US$500 millones en estaciones de servicio, los datos suman y siguen siendo abrumadores.
Indudablemente alguien debe estar pensando como respuesta, en la crisis de confianza que vivimos mediados por la corrupción develada últimamente (Penta, SQM, Caval, pollos, confort, farmacias, Corpesca, boletas, políticos, estafas piramidales, etc), también debemos decir que nuestros amigos de la Fundación Sol harán sus cálculos respecto a la desigualdad de ingreso de Chile (una de las más altas del mundo), promedios de rentas, subempleo, que obviamente son indicadores potentes y por tanto tienen razón. ¿Entonces qué queda?
La democracia mal entendida nos deja la problemática. Hay un quiebre entre el aparato burocrático del Estado y la ciudadanía. Los cambios producidos en este país en el último decenio son impresionantes, desde la colonización cultural de la dictadura, la transición negociada, pasando por los movimientos de secundarios y universitarios, regionales, mapuches y otros sectores sociales, dan cuenta de una nueva ciudadanía introducida dolorosamente por estas fracturas políticas que nuestra élite le ha costado comprender y especialmente como dicen ellos, empoderarse para provocar un movimiento que se despliegue en toda la sociedad generando espacios de escucha activa, especialmente de participación y deliberación.
La facilidad al desencanto indudablemente mediada por esta toma de conciencia de la ciudadanía, mayores lecturas, reflexiones, a pesar de menos librerías y menos militancia en pp, la irrupción de las redes sociales y, mayor individualismo neoliberal pero mayor capacidad de movilización por distintas vías. La capacidad de la sociedad de gritar no más mentiras y fraudes, muchos no lo entienden todavía. La cota mil está espantada con las marchas ahora contra las AFPs (ayer eran los estudiantes) con familias completas diciendo, implorando algo tan simple y antiguo como en la polis de Clisteres y Pericles, quiero que me escuchen y dialoguen conmigo, no más portazos que es igual de violento como el Cristo roto en la Alameda…”no se puede volver al fracasado sistema de reparto”, “movimiento NO + AFP está instalado por la ignorancia” frases dichas transversalmente por elite política y económica, cuesta entender ya que la mayoría de los países tiene este sistema modificado y optimizado en el tiempo.
El bien humano en comunidad es una construcción colectiva, especialmente en esta fase de desarrollo de la humanidad, ya no estamos en la monarquía borbónica en que unos pocos decidían por otros, nuestros representantes no deben agobiarse por avanzar en una democracia que también delibera, plebiscita sus temas (Colombia plebiscita su acuerdo de PAZ) y no se decide todo en el palacio de Toesca y menos en el faraónico edificio pinochetista de Valparaíso. Quién no quiere mejores sueldos, pensiones dignas como las FFAA, por supuesto que todos, pero viviendo esta tensión entre progreso y participación. El pueblo, los ciudadanos queremos participar, opinar y decidir sobre nuestro futuro, no creo que sea extremista y caótico esta demanda. La participación política del ciudadano es, en sí misma, un bien intrínseco, sin ello la vida humana queda incompleta.
Por las calles de Chile corre un murmullo, un nuevo fantasma, es nuestro discurso, es nuestra nueva libertad y no hay nada más humano que nuestra palabra, eso nos hace únicos e irrepetibles. El sujeto ciudadano-político 2016 ha cambiado definitivamente, quiere progresar en todos los ámbitos, pero también quiere ser partícipe de dicha construcción, no escuchar este clamor es dificultar más aún las problemáticas que vivimos, la crisis de representatividad esta impugnada, por tanto hay que avanzar en las soluciones y eso implica también profundizar nuestra democracia.
Comentarios
30 de septiembre
Bueno, quede muy impresionada por lo relatado por mi querido hermano porque uno es ignorante de muchas cosas si no está siempre leyendo y culturizandose en lo que pasa en nuestro país, yo lamentó mucho las bajas pensiones comparadas con las de los uniformados, sus pensiones y cantidades tan altas de viudez que les quedan a muchas mujeres que no han trabajado un peso a nadie pero quedan con pensiones de más de 2.000.0000 pesos si lo dividimos por 180.000 promedio pensión de quien ha trabajado toda la vida , son 11 pensiones entonces encuentro que estamos muy divididos, cuando existirá un gobierno que empareje las cosas en todo ámbito. Muy bueno tu comentario Carlos
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03 de octubre
Así es hermanita, poco a poco lo iremos arreglando, única manera que el país que construimos entre todos y todas sea de nosotros.