A los que hemos decidido retirarnos de los partidos tradicionales y apostar por construir nuevas alternativas, nos corresponde hacer de ellas también organizaciones que cumplan con los más altos estándares de transparencia, democracia interna y coherencia entre los fines perseguidos y los medios utilizados.
Es difícil levantar una nueva alternativa política, en un país, donde la gente desconfía tanto de los políticos; y es más difícil aún, hacerlo ad portas de un proceso electoral, donde las negociaciones comienzan a copar todo el espectro del debate.
No soy miembro fundador; ni siquiera participé del primer Congreso de Revolución Democrática, solo me integré al momento de participar de la campaña de Josefa Errázuriz en Providencia.
Lo que me atrajo es, en primer lugar, que no estoy satisfecho con el país que hemos construido, en segundo lugar, algo que siempre he creído, que la política es demasiado importante para dejarla solo en manos de los políticos y en tercer lugar, que en política, como en todas las facetas de la vida, los principios cuentan.
Como a muchos otros, las luchas estudiantiles y sociales de 2011, me generaron una gran esperanza en que los cambios radicales que es necesario construir en nuestro país, en educación, salud, medio ambiente, economía, institucionalidad, etc., podían contar con una mayoría real que los impulsara.
Ser parte de esa mayoría, y participar colectivamente en una organización política, me pareció y aun me parece algo absolutamente coherente. Sin organizaciones política no se me ocurre que podamos tener una democracia realmente sólida. En esto pareciera que estamos todos de acuerdo; sin embargo no creo que cualquier organización política sirva realmente para hacer avanzar nuestra democracia.Creo que tenemos que construir nuevas organizaciones y reconstruir las antiguas.
Pienso que la tarea de hacer de los partidos, organizaciones cada vez más democráticas, transparentes, apegadas a sus principios y libres del poder del dinero y el lobby, corresponde principalmente a los militantes y simpatizantes de todas las organizaciones políticas del país. No es tarea fácil, pero es ineludible.
A los que hemos decidido retirarnos de los partidos tradicionales y apostar por construir nuevas alternativas, nos corresponde hacer de ellas también organizaciones que cumplan con los más altos estándares de transparencia, democracia interna y coherencia entre los fines perseguidos y los medios utilizados.
Ésta también es una tarea difícil, porque estas nuevas organizaciones no nacen de la nada; sino que se nutren de la historia política del país y también de las prácticas que, queramos o no, han formado parte del quehacer político nacional (búsqueda a veces desesperada de consensos, negociación cupular, verticalismo, sobrevaloración de la lucha electoral, búsqueda casi frenética por lograr presencia en los medios, lejanía con la organización social, etc.). Sin embargo, a pesar de lo difícil que es, sigo pensando al igual que muchos otros, que es posible crear nuevas organizaciones políticas, que aporten a la sociedad chilena, que tantos cambios requiere y que para lograrlos necesita recuperar, la credibilidad en las organizaciones políticas populares y en sus instituciones democráticas.
¿Cómo crear una organización política democrática, con voluntad de poder, inserta en la sociedad; sin caer en los vicios de nuestra vida política actual?
No es una pregunta fácil de responder; sin embargo me atrevo a señalar algunas ideas que me parecen relevantes para una organización política a la cual quiero pertenecer y aportar:
– Claridad de objetivos.
– Democracia interna a toda prueba.
– Dirigencia que interprete los reales anhelos del conjunto de la organización.
– Ética en el accionar político.
– Coherencia interna y externa. Lo que piensa lo dice, lo que dice lo hace (o muere en el intento).
– Voluntad de construir mayorías. Nosotros solos no bastamos. Necesitamos de los otros.
– Transparencia en todo, especialmente en las decisiones y en las platas.
– Solidaridad y fraternidad entre sus miembros y con los demás.
– Amplitud para acoger todas las ideas y los aportes que surjan en su interior.
– Alegría.
Como ven no es mucho lo que espero de una organización política. Hasta el momento todo lo que he vivido en Revolución Democrática ha cumplido de sobra con mis expectativas. Espero que en la vorágine político electoral que se avecina, tengamos todos la claridad para cuidar nuestra organización, pensando siempre, más allá de la obtención de logros inmediatos, en el largo plazo y en la necesidad urgente de nuestros compatriotas de volver a creer en la política como una actividad noble, esencial para la democracia y para construir la sociedad más junta y feliz en la cual todos tenemos derecho a vivir.
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Comentarios
30 de abril
Sergio: tú has colocado lo que quieres o lo que esperas de la organización democrática que debiera crearse en el país.
La pregunta era ¿cómo crear esa organización?…
Sin referirme al cómo crearla ni a lo que espero de ella, yo me referiré a la misma en sí, es decir, a la organización democrática que debiera estar inserta en la vida política del país y en la que los ciudadanos tengan un punto de expresión personal y sistemas de decisiones colectivos que nos permitan mejorar las políticas estatales y de desarrollo suceptibles de ser mejoradas, para cumplir criterios nacionalistas, soberanos, democráticos, inclusivos y participativos, entre otros de llamativas características.
La herramienta que nos debería permitir forjar la democracia que queremos es una Cámara Ciudadana Digital, que opere a manera d euna Tercera Cámara Nacional, secundo al Congreso en todos los ratamientos preliminares de una idea, una propuesta o una moción.
El instrumento institucional propuesto debe trabajar con las organizaciones del Estado, la ciudadanía y sus organizaciones civiles y empresariales, considerando una amplia participación también de las universidades del Consejo de Rectores.
Es decir, espero que la Cámara Ciudadana además de tener un poder representativo directamente en el Congreso o en la Presidencia, disponga de todos los recursos organizacionales, técnicos y administrativos que requiera su implementación, para que, habiendo desarrollado un mecanismo consensuado propio de toma de decisiones, estás puedan ser llevadas a la práctica bajo un amplio sistema de monitoreo y debate, de forma que toda acción emprendida pueda ser correjida si lo requiere o mejorada si acaso es necesario…
Institucionalizar la forma de participación ciudadana, creando un instrumento constitucional que permita el ejercicio de la democracia es, tal vez, el fin más importante y eventualmente único que debiera perseguir la ciudadanía…
Lo demás, todo lo demás que desea construir la sociedad chilena, son detalles accesibles vía alguna clase de metodología, sin embargo, la llave que les abre la puerta a su creación y desarrollo debe ser una herramienta o entidad político-administrativa que garantice el ejercicio de la democracia, mismo que hasta ahora nos ha sido negado por toda la mafia de la dictadura de los partidos políticos y algunos otros entes de difícil y largo detalle…
En resumen, te invito Sergio a que cuando expreses tu opinión acerca de la democracia que necesitamos, incluyas en tus dichos que la podríamos implementar con la creación de una Cámara Ciudadana, cuando, habiendo reflexionado en ello, tus conclusiones sean similares a las que me han llevado a convencerme de su necesidad, aunque, obviamente, el nombre podría ser distinto …
kjfds
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