Es difícil comprender cómo las elecciones municipales no cuentan con la preponderancia, validez y musculatura mediática como lo son otras elecciones como las parlamentarias y de Cores, entendiendo que las municipales realmente influyen directamente en la vida de las personas
Estamos a pocos días de concurrir en una nueva elección Municipal, pero existe un ambiente muy extraño en las calles, en los Partidos, en el gobierno y en toda institución pública o privada de nuestro país relacionada a estas elecciones.
Este año la elección es muy novedosa, sobre todo en las grandes urbes, donde los controles han sido muy respetados, ya no encontramos un Santiago lleno de carteles, ni un concepción lleno de banderas ni propaganda, y así en todas las grandes capitales, la pregunta de un transeúnte hace pocos días motivó estas líneas. ¿Se suspendieron las elecciones? Me consulto, la respuesta es obvia, pero lo obvio no es general ni es universal entre los seres humanos, por tanto lo que nos queda como foco de análisis es que motiva tanta desconexión o desafectación, ciudadana a las elecciones.
Hay que tener en cuenta que para los académicos y los politólogos, las elecciones municipales son la máxima polarización ideológica, y solo son superadas en cantidad de electores por las campañas presidenciales, una elección municipal es fundamental en la vida en comunidad y solo por la elección de Alcaldes ya que los concejales la verdad poco paño tienen para cortar dentro de los municipios, pero el Alcalde es aquel presidente de esas pocas hectáreas cuadradas habitadas, llamadas comunas.
Lo extraño y a la vez alentador por el momentum, entendiendo el cuerpo físico como la política, es que la regulación ha marcado un antes y un después en la forma de presentar candidaturas, tampoco hemos sido los reyes de la creatividad, pero si al menos no hemos sido los reyes del mercantilismo electoral, lo cual se debe agradecer de sobremanera, ya no nos encontramos con millones de papeles en las calles y con fotos por cada metro cuadrado, pero a la vez y volviendo a la pregunta motivadora de la reflexión, el estado reguló las elecciones pero cometió un grave error al no constituir una plataforma sólida y robusta de, difusión, información y deliberación, para estas municipales.
Es difícil comprender cómo las elecciones municipales no cuentan con la preponderancia, validez y musculatura mediática como lo son otras elecciones como las parlamentarias y de Cores, entendiendo que las municipales realmente influyen directamente en la vida de las personas, estas decisiones son más inmediatas y de mayor connotación social, el semáforo, el lomo de toro, el doctor en el Cesfam o la asistente social que genera las pericias sociales para diversas acciones de la vida cotidiana, son resorte único y exclusivo de las municipalidades.
Extendiendo un poco el argumento en lo políticamente social, son las municipales el único espacio donde la democracia real se puede hacer efectiva, es una absoluta verdad que cualquier ciudadano puede ser candidato a concejal, más no a Alcalde. Aunque la democracia diga que sí, los factores políticos y económicos son tremendos limitantes, ya que para que exista una democracia real, al igual que en el mercado debe existir una libre competencia en acceso y oportunidad, cosa que hoy no sucede en ningún espacio más que en el de concejales.
Esto no solo tiene que ver con que el puesto conste con menos privilegios ni menos competencia, al menos en lo segundo es peor que cualquier otra elección, en comunas pequeñas de 5000 electores encontramos 50 candidatos a concejales y en las grandes para que decir sobre los 100 candidatos, y a alcaldes no superamos los 6 candidatos, por ende las barreras de acceso en concejales son menos y podemos encontrarnos con un ex compañero de colegio, con la señora Juanita o con el empresario de la comuna, que hoy compite por un espacio de poder, este es el verdadero espíritu del pluralismo nacional.
Pero el Estado hoy no está resguardando estos intereses fundamentales de la democracia. Ya que con la ley aprobada para estas municipales solo regulamos al rico e igualamos hacia abajo, límite de gasto electoral, limite de propaganda, tarificación de publicidad etc, acciones solo relacionadas a los candidatos pudientes, ya que en toda mi experiencia política bastante basta, no he conocido candidato humilde que tenga más de 100 palomas o 50 pasadas radiales al día, hoy lo que necesitamos es que se iguale pero a favor de la democracia, que proliferen los debates, que la fiscalización sea efectiva no solo un mero amedrentamiento, que los partidos políticos presenten realmente a los mejores de sus filas y no estén las últimas 24 horas llenando listas con calculadora electoral y económica. Ya que para los partidos hoy es un tremendo negocio las municipales y no hablo de lo político sino que de cómo se obliga a traspasar derechos de representación a cambio de un poco de papelería para darse a conocer.
Estos factores son los que dan respuesta a un nulo espíritu electoral, los privados sean jurídicos o naturales no se han restado por los nuevos mecanismos, se han restado porque estas campañas han sido anticulturales en una cultura política llena de arreglines y vacilaciones. Hay que luchar por que estas vacilaciones se conviertan en certezas, de que los tiempos cambiaron y ya nadie puede hacer un regalo para posteriormente adjudicarse una licitación, con esto debemos comprender que el poder hoy realmente es de los ciudadanos y el estado tiene el deber de propiciar espacios de fortalecimiento institucional de cada una de las elecciones democráticas que se celebran en nuestro país y de sobremanera en las elecciones municipales.
En conclusión a ojos de politólogo, el ambiente calmo llevará a conclusiones satisfactorias en la forma pero no en el fondo, la participación volverá a bajar a cifras escandalosas, el principio de representación real se esfumara y estaremos a merced de una democracia atomizada, la cual tiene como consecuencia liderazgos poco responsables con la construcción a mediano y largo plazo de una sociedad armónica.
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