Michelle Bachelet asumirá un rol principal en la ONU mujer, – nueva cartera del organismo dedicada exclusivamente al género femenino – hecho que muestra que la imagen de la ex mandataria no pierde fortaleza. Lejos de calificar cuán importante es el rol de la ONU en la actualidad, – varios analistas alegan que es una organización sin mucha influencia o poder – para Chile es importante que se reconozca la labor de un(a) ex presidente en el exterior.
Evidentemente, esto no sólo es relevante por tratarse de un guiño internacional a nuestra democracia, sino que impacta directamente en el acontecer político partidista, más aún, pensando en la carrera por las presidenciales en 2013. En este sentido, la nueva aventura política de Bachelet podría tener 2 potenciales consecuencias en las aspiraciones de la Concertación de recuperar la Moneda.
En primer lugar, y considerando que la ex mandataria deberá vivir durante al menos 2 años en Nueva York, la Concertación podría pensar en desechar definitivamente la opción de Bachelet como candidato presidencial y así trabajar en nuevos liderazgos. Una candidatura semi-presencial sería extremadamente riesgosa para una coalición que actualmente sufre de fatiga de material.
La segunda opción es la de “súper-Bachelet”. La Concertación podría seguir inmutable en su camino y, llegado el momento, ser rescatada por una Michelle Bachelet enriquecida con experiencia internacional y con el mismo carisma y popularidad de siempre. Algo parecido a lo que se pensó hacer con José Miguel Insulza en las elecciones pasadas, debido a su buena performance en la secretaría de la OEA. (Lo que frenó la opción de Insulza, en ese entonces, es lo que hoy cataliza la posibilidad de un “Bis gubernamental” para Bachelet: sus aptitudes personales)
Pensando a futuro, la primera opción es la mejor para la Concertación, ya que le permitiría generar un cambio radical en sus cimientos y, con esto, dejar de depender de Bachelet. Sin embargo, el morbo político que generaría un enfrentamiento entre una figura potente de centro derecha y una Bachelet con un nuevo aire, sería tremendamente interesante. Imagino al actual ministro Golborne, que parece tener la dosis exacta de capacidad técnica y liderazgo carismático, en una competencia palmo a palmo con Bachelet, después de haber liderado una misión de rescate conmovedora hasta la médula. Sería un balotaje épico.
Así las cosas, el emprendimiento político de Bachelet podría ser la generatriz de una nueva Concertación – si se da la primera opción – y es un evento que será visto con muy buenos ojos por el oficialismo, ya que la figura que le hace sombra a la actual administración, estará fuera del país y preocupada de otras materias; podría alivianarse un poco la pesada carga que conlleva ser el gobierno que sucede a la administración que rompió todos los records de popularidad. Si llegara a darse este simbiótico escenario, (tanto oposición como oficialismo se benefician) podría comenzar a saciarse, al menos en parte, la agónica necesidad de renovación que hoy sofoca a nuestra democracia.
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