La Concertación vendió por años la idea de que sin ellos sería la derecha, inapelablemente. Muchos lo creímos; ahora, dolorosamente, nos damos cuenta que era verdad. Lamentablemente nos escondimos tras esta madeja de partidos que se quedo sin representación popular y, aunque usted no lo crea, el pueblo fue el único culpable de esto.
Dejar a la Concertación el monopolio de la democracia impidió la proliferación de organizaciones sociales que dieran nuevas ideas y nuevos rostros a este elefante blanco. Ahora sólo tenemos un pellejo desprovisto de la carne popular; se desinfló cual globo sin el oxígeno que le daba la ciudadanía, cerrando la válvula quizás definitivamente.
Esto no es la muerte de la democracia; es el principio de una etapa llena de nuevas ideas y nuevas caras. Es necesario perderle el miedo a hacer, crear y organizar; el mundo está cambiando y, con él, la idea de la política añeja y vinagre de los políticos rancios, que sólo buscan la forma de ganarse la vida de la manera más indigna. Engañar a la sociedad tiene su precio y el Chileno no olvida.
Estamos en el comienzo: tenemos el poder de mover a este país, y si no somos capaces de asumir la responsabilidad, empujemos a los que si darán la cara en este nuevo periodo.
A quienes esperan la presencia y restructuración de las organizaciones sociales, dignas representantes de la sociedad, les invitamos a sumarse a estas estructuras, ser parte del principio orgánico. Les invitamos a, desde la base de la civilidad, entablar las demandas reales que requiere nuestro país, Todos tienen cabida y todos son bienvenidos.
Comentarios
31 de mayo
Luis, que agrado leer tu columna, sin embargo me permite «linkearte» una columna emitida hace muy pocos días en esta misma página.
Me parece que, y sin ánimos de ser pesimista, que la limitación de la democracia no pertenece tan a un sólo bando político. En la actualidad, las medidas proclives a profundizar la democracia tienen su letra chica, y es importante que los chilenos aprendamos a leerlas y nos hagamos cargo de nuestras decisiones.
Comparto tu idea de mayor autonomía de la sociedad civil, que seamos capaces de establecer nuestras propios objetivos y que nos enorgullezcamos cada vez que éstos se realizan. Sin embargo, el trabajo es árduo, sobre todo dentro de una sociedad que aún no es capaz de discutir temas importantísimos basados en un sesgo moral y ético tan fuerte.
Avanzar hacia una democracia moderna es sin duda lo que todos anhelamos, y para esto es necesario ese trabajo previo del cual tú hablas.
http://elquintopoder.cl/fdd/web/ciudadania/opinion/-/blogs/reconstruccion-y-participacion-ciudadana-1
Saludos.
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