Escuchar discutir a democratacristianos debe ser el ejercicio más aburrido de nuestra política chilena. Por lo general, lo hacen con un cierto moderado enojo que esconden tras palabras que bañan con un barniz de moderación que muchas veces no es más que la gran expresión del extremo de la radicalidad de centro.
Siempre, cuando la discusión se pone un poco calurosa, el democratacristiano intenta calmarla imponiendo su lógica de los acuerdos, como si esta fuera algo así como una manera de traer cordura a un ambiente pseudo revolucionario. Y cuando uno les pide definición, lo cierto es que no somos conscientes de que ya la tomaron hace bastante tiempo: no tenerla del todo.
Es cierto, decir que la Democracia Cristiana expone su espíritu a través de la dupla Alvear-Martinez sería una injusta caricatura; pero poner en duda que hay una extrema pasión por no demostrar claramente sus contradicciones, disfrazándolas de otras cosas, sería un gran error.
¿Qué es lo que quiere la DC luego de esta Junta Nacional? No se tiene claro. Tal vez podemos saber lo que quiere el Gute, Mariana y Soledad, lo que básicamente consiste en no estar más en una coalición en la que sus posturas ya no tienen el peso de antes -en aquellos años cuando estaba vivo ese dictador que tanto les sirvió para refugiarse y esconder su encanto con ese Chile estéticamente democrático-, pero no sabemos muy bien las intenciones del resto. Si bien dicen pensar diferente a lo que se ha llamado la “derecha democratacristiana”, lo real es que no lo demuestran con hechos.Siempre, cuando la discusión se pone un poco calurosa, el democratacristiano intenta calmarla imponiendo su lógica de los acuerdos
Porque, ¿es aliarse con la IC y el MAS ser de izquierda o simplemente una expresión de una pataleta por el poder? Parece más bien lo segundo. Con esto no digo que no hayan disputas ideológicas al interior del partido, sino que no se demuestran por una simple razón: las excesivas ansias por mantener un ethos neutral y suave, los ha llevado a esconder las discusiones que realmente deben dar. Es como si tuvieran miedo a mostrarse discrepantes los unos de los otros; como si toda pelea, o el más mínimo matiz, los hiciera estar al borde de un abismo imaginario.
Por esto es que el gran problema de la DC es la DC misma; sus miedos y su obsesión por no dejar de ser ellos, sin entender muy lo que son. ¿Sabrán cuál es el país que quieren hacia el futuro? Me parece que no. Al contrario, mientras unos lo único que saben es que no quieren compartir una mesa con el Partido Comunista, los otros, los que serían más de izquierda al interior del partido, tienen claro que su objetivo es no cumplir con los designios de esos pocos conservadores que, ante la opinión pública, aparecen como los dueños de la colectividad.
Ese caricaturesco y divertido sketch del programa Plan Z, transmitido en los noventa por el desaparecido Canal Rock & Pop, en el que unos marcianos claramente democratacristianos discuten suavemente para llegar al objetivo de gobernar el Planeta Tierra, quedándose siempre en las formas y evitando hablar mucho de lo que se pretende hacer, es muy parecido a lo que pasa hoy en el partido. Hay mucha discusión, pero no tenemos idea cuál es la razón por la que quieren tener una candidatura presidencial propia.
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