hace rato se habla que la necesidad del momento es proteger los avances logrados en el actual gobierno, principalmente en materia legislativa. Esto ha generado diálogos cruzados entre la mayoría de los actores políticos que no pertenecen a la derecha. Claro que esta idea encontró sus detractores en el ámbito político, los cuales, para algunos puedan ser actores de menor calibre pero, actores al fin de cuenta. El hecho principal es, que el antagonista de esta teleserie a tomado mayor importancia que la propia protagonista y, sin hacer mucho esfuerzo para ello.
Sebastián Piñera se ha transformado en uno de los personajes políticos más oscuros dentro del círculo de entendidos en materia política. Pero esto no ha creado un efecto masivo entre la ciudadanía que pareciese no interesarle los conflictos de intereses que el futuro presidente mantiene en relación a su cargo de mandatario. Esto parece irracional para la izquierda que culpa al capitalismo y sus medios de dominación estructural como: el individualismo y el mercado, que produciendo un nuevo tipo de ciudadano logra este resultado. La verdad es que la sociedad la construimos todos, chilenos e inmigrantes, y frente a esto no podemos decir mucho en favor de la clase política y burócrata de este país, exceptuando algunos que si han hecho la pega como Giorgio Jackson, quien ha demostrado que si se puede salir de la mediocridad en la cual está sumergida el sector político. Pero para la mayoría de los demás queda una gran deuda con todos los chilenos que aún mantienen las esperanzas que funcione el sistema de representatividad electoral.
La decepción que guarda la gente la han producido aquellos que teniendo todas las herramientas solo lucraron con los sueños de las personas.
Entonces se nos plantea como desafío defender los logros del gobierno actual en las distintas materias legislativas y sociales. Un desafío que carece de autocrítica sobre el actuar de sus propios integrantes, tanto como partidos políticos, como sujetos políticos. En cuantas situaciones no estuvieron involucrados los partidos políticos de la Nueva Mayoría, y para que hablar de los individuos políticos que ejercían cargos de representatividad y de personeros gubernamentales que no midieron el actuar de sus acciones en sus hechos y logrando ese «algo», mancharon la poca fe que quedaba de sus electores. Podríamos replicar algunos, que no tuvimos parte ni arte en todo esto, que pudieron haber hecho cambios más profundos y haber cuidado la credibilidad que los electores aun guardaban. Que hoy, luego de que muchas veces nos tumbaron la puerta en nuestras caras, nos vienen con discursos de unidad necesaria, como si el presidente próximo fuera el único objetivo a perseguir.
El verdadero objetivo, hablando de manera responsable, es cómo construimos una nueva sociedad, cómo levantar un proyecto social que sea llevado a cabo en conjunto con el sector político, el cual, fue escogido para hacer la tarea encomendada. Ya no se trata de quien tiene la mejor idea de sociedad sino, como la sociedad por medio de mecanismos transparentes y directos es escuchada. La idea debiera ser cambiar de mano la pelota y generar que las personas se sientan y, efectivamente, sean empoderadas en este nuevo modelo social. Y si en este andar debemos colaborar en la defensa de estos logros ajustados al modelo desigual que existe hoy, lo haremos, pero sin perder el horizonte y el juicio de que son las personas quienes mandatan los cargos políticos representativos, por tanto debemos ir de la mano con la ciudadanía y avanzar.
La decepción que guarda la gente la han producido aquellos que teniendo todas las herramientas solo lucraron con los sueños de las personas. Esta realidad nos muestra un primer desafío por delante que, no es reencantar a la gente sino, construir con ellos, siendo próximos de ellos y entendiendo cuales son la verdaderas necesidades que la sociedad demanda. Y esto, solo se puede lograr bajando del podio, callando un momento y compartir las vivencias con ellos. de esta manera construimos patria.
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