Mucho antes que se formara el Acuerdo Nacional por la Democracia, mucho antes que el Partido Demócrata Cristiano fundara la Concertación de Partidos por la Democracia, referente que a la postre pudo sacar del poder a la Dictadura Militar, los demócratacristianos planteaban elegir por votación popular una Asamblea Constituyente.
A propósito del reemplazo de la constitución pinochetista, se hace necesario cobrar al Partido Demócrata Cristiano su compromiso histórico de restaurar en Chile una forma de convivencia realmente democrática.
Si bien es cierto que en circunstancias políticas que no son las de hoy, concurrieron a poner término a la vigencia de la Constitución de 1925 e instalaron con su fuerza ya preterida una dictadura que derivó sangrienta, su principal líder Eduardo Frei Montalva, en un ejemplo histórico y político de rectificación, declaró en 1980 en el teatro Caupolicán:
“Que, constituido este gobierno de transición, se elija por votación popular una Asamblea Constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión”.
Mucho antes que se formara el Acuerdo Nacional por la Democracia, mucho antes que el Partido Demócrata Cristiano fundara la Concertación de Partidos por la Democracia, referente que a la postre pudo sacar del poder a la Dictadura Militar, los demócratacristianos planteaban elegir por votación popular una Asamblea Constituyente, en la voz del que históricamente ha sido su líder más prominente y el que ha dejado más nítidamente la impronta de la Falange en la historia nacional.
Los demócratacristianos jugaron un papel decisivo para resistir las medidas del pinochetismo, organizar la oposición en duras condiciones, donde no había libertad política, no había libertad de reunión, no había derecho a expresión. Muchos demócratacristianos fueron exiliados, relegados, detenidos, perseguidos, entre los que destacaron Belisario Velasco, Andrés Zaldívar, Alberto Jerez. A la eminente figura y fundador del PDC, Bernardo Leighton, le costó la vida su oposición al régimen. El demócratacristiano Rodolfo Seguel, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, llamó e inició las jornadas de protesta nacional que terminaron finalmente con el régimen dictatorial.
El gobierno de Patricio Aylwin, el primero de la Concertación, en su programa, por el cual fue elegido con una gran mayoría que abarcó el más amplio referente histórico-político que hayan registrado las estadísticas electorales,que agrupó a la derecha, centro e izquierda, establecía lo que sigue:
«La aprobación de toda reforma constitucional se hará por la mayoría absoluta de los diputados y senadores en ejercicio, suprimiendo los procedimientos especiales de reforma constitucional, como los contempladosen el art. 118 de la Constitución de 1980. El estudio y proposición de lasreformas constitucionales que se plantean en este documento, se harán por unacomisión mixta de senadores y diputados elegidos en forma proporcional. El Presidente de la República podrá vetar parcialmente una reforma constitucional, pero el Congreso Nacional podrá insistir en su proyecto con el voto conforme, en cada cámara, de los tres quintos de los miembros de la Cámara de Diputados y del Senado, respectivamente. En tal caso, el Presidente de la República podrá consultar a los ciudadanos mediante referendo y su resultado será la decisión definitiva. Los proyectos de reforma constitucional serán tratados en cualquier legislatura, ordinaria o extraordinaria. Debe entenderse en caso de reforma constitucional, ante insistencia por dos tercios, que la reforma debe promulgarse si no se convoca a plebiscito dentro de plazo».
El ex presidente Eduardo Frei Montalva falleció envenenado, caso que se sustancia en la justicia ordinaria y el ex presidente Patricio Aylwin goza de buena salud y es uno de los animales políticos soporte de la candidatura de Claudio Orrego.
Para cambiar el sistema binominal se necesitan 69 diputados y 22 senadores, para hacer una reforma constitucional, 72 diputados y 23 senadores y para reformar los Capítulos I, III, XL, XIIIy VX, que son los que entronizan la antidemocracia en Chile, se requieren 80 diputados y 25 senadores.
Los dueños de Chile no creen en la democracia, pero saben que el pueblo sí, y “administran” desde el poder la distribución de la democracia. Demos un poco más de democracia, ahora demos otro poco más. Pero en el nuevo escenario, creado por manifestaciones de miles de estudiantes en las calles, a los ciudadanos les parece que cuarenta años son muchos para aceptar ese control infame que tiene un oscuro origen y que obedece a una racionalidad que sólo se sustenta en el aplastamiento de una fuerza mayoritaria que aspira definitivamente a concretar el verdadero cambio.
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