La agenda política y su destino se mueven al vaivén del termómetro de la opinión pública, entre encuestas, candidatos presidenciales a los 6 meses del actual gobierno, manifestaciones, empresarios, fraudes al Fisco, medios de comunicación, redes sociales, violencia y más dimes y diretes. La sensación térmica es de un escenario de incertidumbre, esto nos demuestra cómo las movilizaciones sociales de diverso signo no sólo han logrado expresar una crisis de carácter civilizatorio sino que además formas contemporáneas de la política que no han podido ser digeridas por los cánones clásicos y tradicionales.
Prácticas que no siendo consideradas por mucho tiempo propiamente políticas, debido a la emergencia de los nuevos actores que las protagonizan, ya no se pueden seguir menospreciando y, a la vez, si se pueden leer como modos de expresión de politicidad en tanto cuestionan al orden vigente y construyen fuera de su marco normativo nuevas formas de insertarse socialmente o bien de intervenir en el espacio de «lo público», obteniendo visibilidad por su carácter organizado, colectivo y en conflicto con la hegemonía dominante que promueve la segregación y la competencia.
La construcción de vínculos con el Estado, como explicaba en los diversos seminarios Vommaro, actualmente se basan en una interlocución directa, sin mediaciones, por ejemplo a través de los medios de comunicación, donde se busca llevar al Estado al terreno del movimiento más que adaptar la organización a las modalidades de negociación impuestas por las instituciones existentes
A propósito de ello, como Centro de Estudios Socioculturales (CESC) -desde donde buscamos aportar al debate sobre los desafíos actuales en un país en que el neoliberalismo ha calado hasta en los rincones más inesperados-, trajimos al investigador de Clacso Argentina Pablo Vommaro, hace un par de semanas, quién nos expresaba como en latinoamérica la política y lo político en las últimas décadas han vivido una ampliación de sus fronteras, politizándose los espacios cotidianos, diluyéndose ciertas fronteras entre lo privado y/o personal y lo público, apareciendo con fuerza la territorialización de la política y las disputas de la apropiación y producción de lo que hoy se expresa como público y que se puede definir como «lo común».
En este orden de ideas lo público no cabe exclusivamente en lo estatal, ni tampoco en la lógica mercantil, situándose en la emergencia de lo comunitario. En palabras de Vommaro esto es «culturización de la política o politización de la cultura», que se caracteriza por el protagonismo social y la producción subjetiva, las cuales van constituyendo en la cotidianidad, en las relaciones sociales, alternativas contraculturales al orden vigente y a la mercantilización de la vida. Estas expresiones se van configurando a alero de la deslegitimidad de determinadas formas de la política tradicional, lo cual como expresaba el académico no significa el rechazo a la política, sino una reapropiación de su discurso y práctica en la construcción social de lo común, considerando además que dichas expresiones y sujetos vuelven a volcar su mirada al Estado como terreno de disputa y herramienta de cambio social pero sin replicar las políticas estadocéntricas y liberales clásicas, sino que mantienen su dimensión de autonomía como base de legitimidad y sustento de su práctica. En Chile, más claramente desde el 2011 en adelante podemos ver que el sentido de lo público, en tanto lo común que nos une ha generado cuestionamientos colectivos, por ejemplo a los usos de los recursos estatales, al lucro de los empresarios con los derechos sociales, a la demanda de democracia comunitaria de los estudiantes de instituciones privadas para luchar en contra de la educación de mercado, al uso y a la reapropiación del espacio urbano como forma de expresión y de participación política, entre otras.
En virtud de ello, la construcción de vínculos con el Estado, como explicaba en los diversos seminarios Vommaro, actualmente se basan en una interlocución directa, sin mediaciones, por ejemplo a través de los medios de comunicación, donde se busca llevar al Estado al terreno del movimiento más que adaptar la organización a las modalidades de negociación impuestas por las instituciones existentes, lo que se aleja de las concepciones de la democracia liberal-representativa y se acerca a formas de democracia más directa y profunda, estimulando la participación más que la delegación o representación, lo que genera formas de visibilidad social y de creación de valores y símbolos colectivos.
Hoy entender lo público, en tanto lo común nos permite entender que las prácticas políticas se están dando en múltiples espacios, que reflejan subversión en lo íntimo, lo privado y lo público y a la vez nos permite entender la irreductibilidad del conflicto sustentada en una matriz cultural diversa. Sin embargo estos malestares no son suficientes para generar una pérdida de hegemonía del modelo, esta crisis civilizatoria, más cultural del capitalismo en su fase neoliberal no es una crisis terminal, pero si entrega luces y críticas a este modelo productivista y a su lógica de acumulación. En este sentido una acción política para la transformación social debe apropiarse de esta construcción de lo público que permite abrir la cancha a estos múltiples espacios que desde lo cotidiano comienzan a cuestionar las relaciones de poder.
Comentarios
12 de septiembre
Buena tu columna Daniela
Urge construir la unión de todos y la desinformación es la que no nos deja aglutinarnos.
Se me ocurre que entregando la información en los paraderos, terminales y lugares de alto tráfico como un apostolado en lenguaje sencillo, aunque es una tarea ardua, debería romper ese muro que los medios de comunicación masivos y con intereses creados han construido y se aferran en mantener. La gente sencilla y que a fin de cuentas son los que más sufren, no lee publicaciones como estas por falta de tiempo, acceso o lisa y llanamente porque esos medios de comunicacion les llenan la cabeza con irrealidades tergiversando lo que el sentido común dice que es lo correcto.
Como es sabido, un pueblo informado dificilmente permite ser abusado. Estamos avanzando pero cuando damos dos pasos quienes le acomoda manternernos desunidos dan cuatro.
Desde lo que humildemente puedo ofrecer, cuenten conmigo
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