Durante muchos años la región de Tarapacá ha sido escenario de disputa política constante entre sus fuerzas políticas. Los partidos de la ex concertación (y hoy Nueva Mayoría) no encontraban punto de encuentro, siendo las peleas del poder la tónica normal del territorio.
Tarapacá tiene un desafío mucho mayor que consiste en la construcción colectiva desde la política y la ciudadanía, de un proyecto de desarrollo para la Región.
Como sabemos Chile ha organizado el poder parlamentarizandolo, tal y como sucedía en la edad media y los señores feudales. Acá no estamos exentos de aquello, y nuestro poder feudal tenía la fórmula perfecta: que era dividir a los partidos y utilizarlos de la mejor manera para controlar así todo el poder. Era mejor negociar con el adversario que hacer crecer a los aliados. Recuerden aquella elección donde la derecha obtuvo la victoria de las 7 comunas de la Región.
Desde hace un año atrás se comienza un proceso que toma consciencia política y se realiza un diagnóstico de la política regional entendiendo que el camino posible para avanzar hacia el desarrollo en Tarapacá y salir de inercia en la que estamos sumergidos hace más de 15 años, era construir una alternativa política que logrará superar las diferencias del pasado, entender cuál era el verdadero adversario y problema de la Región en términos políticos enfrentándolo con decisión.
Así nace lo que hemos denominado La Unidad. Una convergencia que reúne a la mayoría de la Nueva Mayoría y el Sorismo. Un espacio de conversación, análisis y debate sobre los temas más relevantes de la Región. Un lugar para la toma de decisiones y la concreción de voluntad política que tanto hacia falta en Tarapacá.
No exenta de los problemas que implica la construcción de confianza. La Unidad estableció acuerdos y mecanismos para lograr avanzar. Es así como el 23 de octubre se materializa el primer logro concreto triunfando en las comunas con mayor población regional, con una representación de aproximadamente el 93% de la población total de Tarapacá. No es sólo una cuestión de números, sino de legitimidad política.
Pero no se trata simplemente de ganar elecciones. Tarapacá tiene un desafío mucho mayor que consiste en la construcción colectiva desde la política y la ciudadanía, de un proyecto de desarrollo para la Región. Un proyecto colaborativo y horizontal que ponga los intereses del territorio por delante de las intenciones particulares del poder. La Unidad tiene la tarea de lograr dar gobernabilidad y enfrentar el próximo proceso de descentralización política, económica, social y administrativa con alturas de miras.
La Unidad no es un club de amigos contra un señor feudal, es una propuesta política, de proyecto y futuro para la Región. Las aspiraciones son inmensas y la responsabilidad de cuidarla y avanzar paso a paso hacia su consolidación son mayores. Acá nos jugamos la posibilidad de demostrar que como Región tenemos la capacidad de gobernarnos y avanzar en una agenda que permita superar los problemas que aquejan a la gente. Invitar a construir juntos un proyecto regional que innove y brinde calidad de vida a nuestros ciudadanos de forma sustentable.
Miramos con optimismo el proceso, que no estará libre de traspiés, pero que con convicción, voluntad, humildad y capacidad de colocar los intereses del bien común por sobre los particulares, auguramos más éxitos que reditúen en bienestar para las y los ciudadanos.
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