Como consecuencia de las innumerables irregularidades observadas cotidianamente en el sector político institucional y en respuesta al desprestigio permanente al que hoy – y con justa razón- son arrastrados los actores de una y otra cartera, el gobierno insiste en la idea de potenciar el proceso constituyente a manos del levantamiento de cabildos locales. Cabildos que fecunden los valores de una constitución democrática, pero ahora proveniente de la misma ciudadanía y que, a pesar del tiempo y los acontecimientos, se ha mantenido paciente delegando la responsabilidad política a las mismas instituciones que durante años fueron cómplices de un modelo de desarrollo levantado en dictadura y mantenido a través del tiempo.
Es la tecnocracia sustentada en el argumento de «dejar la política a los políticos» y que el resto defina lo más prontamente cual es el sector productivo que mejor le asienta de tal forma de comprometer a éste, su tiempo y su trabajo. Ya lo graficaba el senador Zaldivar en julio del 2014, cuando en el marco de la reforma tributaria pactada ocultamente entre la Nueva Mayoría y la hasta ese entonces Alianza por Chile, declarara que » No todo el mundo puede estar en la cocina». Que mejor consigna para representar el pensamiento político conservador de gran parte de quienes hoy gobiernan y legislan el país. Los mismos que hasta los días presentes han operado cómodamente bajo los márgenes de la antigua constitución.El individuo no es para el Estado, sino el Estado es para el individuo, por lo que en esta reproducción de un modelo político común, la participación ciudadana activa debe considerarse no sólo como un derecho, sino también como un deber.
Ahora bien, como incluso lo reconociera hace un tiempo el ministro Burgos «Chile necesita una nueva carta fundamental», pero una que no venga a reformar lo ya construido, sino más bien una que sepulte la constitución vigente y restablezca los lineamientos que hoy resguardan los intereses del capital y los vincula directamente a la actividad política. Esta nueva carta debe necesariamente ser construida desde la base de la participación ciudadana y sobre ella misma proponer una constitución realmente democrática, abriendo así los espacios ciudadanos a la cuestión política. El proceso constituyente en cuestión, a diferencia del anterior, debe situar en la cúspide de la pirámide; de la participación social y la recuperación de los espacios públicos; aquellos espacios accesibles a todos y en donde todo se hace a todos visible ( Habermas, J. 1962). Más aún, el llamado es a incentivar a la ciudadanía a la utilización de estos espacios y a organizar el carácter de «lo político» desde las instancias organizativas levantadas en ellos.
Guardando las consideraciones pertinentes al caso, para evitar caer en un estado de latente ingenuidad, se reconoce en este proceso, una pequeña luz de esperanza entre tanta oscuridad; una eventual oportunidad de ser partícipes en la construcción de otro país, de otra realidad, y … ¿por qué no?, de otra forma de vida sustentada en directrices totalmente distintas a las ya tan acostumbradas por el común de los chilenos. Es importante dejar en claro que cuando se habla de organización política, ese nuevo Chile se construye entre todos, pero no un «todos» subentendido desde la política representacional que limita la civilidad al derecho de sufragar, sino más bien un «todos» que otorga el derecho, no sólo de participar y ser escuchado, sino también de ser considerado como un actor más dentro del marco político referencial.
De acuerdo a la estructura que organiza el registro de los cabildos locales y luego de la presentación del moderador, la discusión toma forma con la propuesta de principios y valores. El propósito de este debate apunta al orden de los mencionados elementos según las prioridades de los asistentes. Es esencial detener el análisis en este estadio para reconocer un valor primordial que al mismo tiempo da vida al encuentro. La «Participación Ciudadana» asoma como elemento fundamental en la demanda democrática de una nueva constitución, la misma participación que en estos espacios se manifiesta como corolario de la voluntad de cada uno de los convocados. Ese mismo valor que tanto se extraña en la constitución vigente y que ha definido la política como una herramienta al servicio de pocos, pero justificada en una idea de bienestar común.
Se reconoce aquí un subterfugio que llama al cuestionamiento de esta idea de comunidad en un escenario dispar y con barreras evidentes a la ya mencionada participación. El individuo no es para el Estado, sino el Estado es para el individuo (Bobbio, N. 1985), por lo que en esta reproducción de un modelo político común, la participación ciudadana activa debe considerarse no sólo como un derecho, sino también como un deber.
Emana entonces con mayor énfasis la idea de asumir la Asamblea Constituyente como una institucionalidad que defienda la participación ciudadana y permita abrir el campo democrático a la sociedad civil. Una instancia legal que otorgue espacios a la convergencia de distintas opiniones surgidas desde todo el territorio, pero con el único fin de aportar a la reformulación un nuevo proceso constituyente.
El ejercicio propuesto por el ejecutivo permitirá una vez más evaluar el compromiso de las autoridades legislativas con todos aquellos que dejaron de lado sus ocupaciones particulares por detenerse a pensar en un nuevo Chile. Sólo resta esperar el resultado de este proceso participativo para finalmente concluir en que aún existe una alternativa de generar cambios concretos, o bien, volver a mirar hacia todos lados buscando respuestas con la eterna esperanza de que en algún momento de la historia, las cosas serán distintas.
Comentarios
29 de mayo
Señor, si para usted la participación es tan importante: ¿Que le hace pensar que la nueva constitución garantiza mas participación ciudadana?. ¿Puede decirnos algun párrafo de la constitución que usted esta pensando, leyendo o proponiendo donde se demuestra que se garantice mas participación? Adivino que su respuesta seria tan evasiva que es mejor decir que no sabe. ¿Sabe porque no lo puede responder? Simple: a usted no le importa la participación ciudadana, le importa cualquier tipo de manifestación que sirva para terminar con la actual constitución. ¿Puede decirnos que parte de la constución actual en lo referente a participación… ? … perdón de seguro usted tampoco ni siquiera ha leido ni le importa la constitución actual.
O sea no conoce ninguna constitución mejor que la actual, de hecho ni siquera la ha leido y no propone ninguna constitución que podamos leer quienes preferimos aprobar o rechazar algo despues de leer. Entonces ¿Cuales son esos cambios correctos que ud. habla para la nueva constitución?
Saludos
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