Me gustaría ver a los Senadores realmente ponerse en el lugar nuestro, si a caso se quedarían tranquilos sabiendo que las vidas y el futuro de sus hijos dependerían de una persona ajena a la familia que pondría la tuición de sus hijos en las manos de los familiares consanguíneos y de la madre de sus hijos en las mismas condiciones legales, sin darles a sus hijos la estabilidad de quedarse con su madre que lo sobrevivió.
La segunda publicó esta noticia sobre el AVP que ahora se llama Unión Civil. Negociar qué derechos humanos otorgar y cuáles no extender viene de una postura bastante lejana y distante a la realidad que vivimos las familias homo-lesbo-trans-bi-parentales y queda clarísimo que los legisladores heterosexuales no tienen ni idea de lo que es vivir una vida familiar segregada y sin derechos.
No regular el cuidado de los hijos como prioridad dentro de este proyecto, ex AVP y ahora llamado Unión Civil, es no validar que las familias sin derechos como la nuestra, son familias.
No otorgar legalmente el reconocimiento legal a ambos padres o madres y no respetar el derecho de los hijos a una identidad familiar, es no entender que familias sin derechos también merecen gozar de los mismos derechos que familias con derechos.
No darle preferencia a que los hijos puedan permanecer dentro de su núcleo familiar y con la única otra madre o padre sobreviviente, es no tener ni idea lo que es el «bien superior del niño».
Voy a ser bastante directa, aquí no se trata del “bien superior del niño” sino que homo-lesbo-trans-bi fobia. Es así de simple y no viene al caso intentar de maquillarlo o pintarlo de otra manera.
Es lo que es. Cuando el matrimonio entre personas blancas y negras fue ilegal hasta el año 1967 en Estados Unidos, los legisladores utilizaban los mismos argumentos. Que la vida de los hijos interraciales sería muy difícil y que ellos luchaban por el bien superior de los niños y no la de sus padres de diferente raza.
Así de racista eran los legisladores, la iglesia y la sociedad. Simplemente no era tolerado ni legal que personas de diferentes razas se unieran en matrimonio y menos que tuvieran hijos porque entonces la sangre blanca se diluiría en esos casos. Eran así de prejuiciosos y racistas.
He leído estudios ridículos de esos tiempos de segregación racial en donde se cuestionaba la parentalidad interracial por prejuicios arbitrariamente discriminadores, tal cual como estamos viendo hoy en día con las decisiones y las votaciones de nuestros senadores.
Tal cual como existe la discriminación arbitraria en contra de personas por su orientación sexual o su identidad de género hoy en día.
Siempre después de leer este tipo de noticias me hago las mismas preguntas:
¿Qué se creen estas personas? ¿Qué se han creído los senadores que piensan que tienen tanto poder sobre la vida de nuestras familias?
¿Qué crimen cometemos nosotras como madres que según ellos no sería por el bien superior de nuestra hija de ser legalmente reconocida por ambas madres en vida y con todos los derechos humanos que tienen los demás niños que provienen de matrimonios?
Esta homo-lesbo-trans-bi fobia proviene de prejuicios extremadamente mal inculcados en nuestra sociedad que tristemente discrimina por absolutamente TODO. Todo y cuando digo esto lo digo con dolor porque todos los integrantes de mi familia, al igual que las demás familias sin derechos, hemos vivido esta discriminación arbitraria de parte de este gobierno y todos los anteriores por demasiado tiempo ya, y duele.
No hay dolor más grande para nuestra hija, y para nosotras como sus madres, de saber que hay una constante lucha de gallito inútil por nuestros derechos humanos o como lo vemos nosotras una intransigente negociación de los derechos de nuestra hija y los hijos de familias sin derechos, de ser legalmente reconocida por ambas madres o ambos padres. Toda esta negociación detrás de cuatro paredes, bastante lejos de nuestra realidad donde Senadores reciben ingresos para negarles los derechos inherentes a nuestra hija y a nuestra familia.
Pero lamentablemente no les cabe en la mente a los senadores que ahora están decidiendo por nuestra hija, no les entra su realidad y la de los hijos e hijas de familias sin derechos, la comaternidad, la copaternidad no forman parte de sus conciencias y eso se ve en los hechos.
Me gustaría ver a los senadores realmente ponerse en el lugar nuestro, si quedarían tranquilos sabiendo que sus hijos dependerían del criterio de un juez. Que las vidas y el futuro de sus hijos dependerían de una persona ajena a la familia que pondría la tuición de sus hijos en las manos de los familiares consanguíneos y de la madre de sus hijos en las mismas condiciones legales, sin darles a sus hijos la estabilidad de quedarse con su madre que lo sobrevivió. ¡Que sólo uno de los padres podría legalmente reconocer a sus hijos en común y todo esto basado en prejuicios y legislaciones ideológicas que solo causan dolor a los más afectados, sus hijos! Ah, pero ellos son personas de derechos porque son heterosexuales por ende jamás podrían vivir este dolor. Se salvaron de esta injusticia inhumana y prejuiciosa.
Lo que ellos determinan como “el bien superior del niño” esta lejos de serlo, pero ellos no entienden esto porque cada uno de los senadores tiene la libertad de ejercer cada uno de sus derechos humanos. Ellos pueden contraer matrimonio civil, ambos la madre y el padre pueden legalmente reconocer a sus hijos, pueden abiertamente optar por distintas maneras de procreación, incluso son primeros en la lista para poder adoptar bebés y pueden tener a sus hijos bajo la protección legal que les garantice que la madre de sus hijos sea esta adoptiva o no, tenga prioridad sobre la tuición de sus hijos en común. Es decir, cada uno de los senadores no tiene la más mínima idea de lo que se siente no poder proteger legalmente a sus hijos.
Escuché a la Presidenta del Senado, Isabel Allende, en un observatorio parlamentario decir que no se puede seguir legislando con ideologías personales, que todos nacimos con nuestros derechos inherentes y que este gobierno cambiaría la distante postura para una que incluiría escuchar a la gente.
¿Dónde y cuándo nos escucharán? ¿Cuándo pondrán en la práctica sus discursos en acciones concretas que estén alineados con los derechos humanos plenos?
Mientras ellos, las personas de derecho, negocian nuestros derechos inherentes denegados con personas de ONG´s que al igual que nosotrxs no tiene sus plenos derechos, la gente común y corriente seguimos siendo familias sin derechos, las personas LGBTI seguimos siendo ciudadanos de segunda clase y la sociedad seguirá discriminando arbitrariamente.
¿Cuándo vendrán los verdaderos cambios? ¿En 2018?
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